Alimentos para reducir el estrés

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Daniel Mayor, consultor macrobiótico, profesor de cocina y fundador de la Escola Macrobiótica de Catalunya (ESMACA), nos explica cuál es la alimentación adecuada para acabar con el estrés.

El interés por la alimentación saludable crece día a día. Prueba de ello es la multitud de talleres y ponencias de profesionales de la nutrición para los que siempre hay un público interesado y ávido por tomar las riendas de su salud. Escuchamos a Daniel Mayor, consultor macrobiótico, profesor de cocina y fundador de la Escola Macrobiótica de Catalunya (ESMACA), durante su charla sobre alimentación para reducir el estrés en la tienda Obbio, de Barcelona. 

Daniel advierte de entrada que, aunque es muy difícil reducir el estrés por el tipo de sociedad tecnificada y ya de por sí acelerada en la que vivimos, la nutrición es una poderosa herramienta para gestionarlo. “Se trata de conseguir que el cuerpo funcione lo mejor posible para no darle cargas extra, no añadir toxinas innecesarias. La macrobiótica es una filosofía que pretende estudiar el efecto de los alimentos sobre nosotros y nuestras emociones. Diferenciamos entre alimentos yin y yang según su efecto, es decir, los que expanden y los que contraen. Si tomamos alimentos que nos contraen mucho, que nos tensan, nos generan emociones como la rabia, y eso no ayuda ante el estrés. En macrobiótica también trabajamos con los cinco elementos (agua, madera, fuego, metal y tierra), que ayudan a conocer el estado de nuestros órganos y de las emociones relacionadas con ellos”. 

Azúcar, no gracias. Realizada esta breve introducción, entra de lleno en la cuestión clave: ¿qué alimentos juegan en nuestra contra cuando queremos mantener a raya el estrés? El primero y principal, el azúcar, que según Daniel “debería estar prohibido”. Eleva drásticamente los niveles de azúcar en sangre y genera una falsa sensación de euforia que desaparece rápidamente porque el cuerpo se ve obligado a secretar insulina para bajarlos. La consecuencia es cansancio, más estrés y más necesidad de comer para volver a subir el azúcar en sangre. Una montaña rusa que tiene el nombre de hipoglucemia. El mismo efecto producen los cereales refinados. Las alternativas que Daniel da al azúcar son la estevia, el sirope de agave, los siropes de cereales e incluso algunas variedades de azúcar moscobado o panela, pero no el azúcar moreno o la miel, ni la sacarina, aspartamo o edulcorantes demasiado concentrados. Incluso los que recomienda deben ser tomados con moderación, advierte.

Limitar los estimulantes. También aconseja dejar de consumir bebidas estimulantes, que crean un sobreesfuerzo en el sistema nervioso y en las glándulas suprarrenales; las especias fuertes, como la pimienta, porque hacen trabajar más rápido al organismo; y los alimentos ricos en grasas saturadas y el alcohol, porque repercuten en la salud del hígado. 

Mijo, un cereal clave. Entre las opciones beneficiosas para equilibrar el estrés, Daniel destaca los cereales integrales, ya que liberan glucosa de forma escalonada y son ricos en triptófano, el aminoácido necesario para la producción de serotonina, fundamental a su vez para regular el ciclo diario vital y para descansar mejor. De entre ellos, para este experto en macrobiótica el mijo es una excelente opción: cocido en el doble de agua durante 10 minutos y tomado como crema, o acompañando verduras, o en forma de croquetas. Otras amigas antiestrés son las verduras, especialmente las de hoja verde, por sus altos niveles de vitaminas, por ser depurativas y proporcionar un sabor dulce de buena calidad. 

Algas, que no falten. En el recorrido que hace por los buenos alimentos que equilibran cuerpo, mente y emociones, no faltan las algas (por su alto contenido en minerales, especialmente el alga wakame) ni las legumbres acompañadas de cereales en una relación de 1-7 (una porción de legumbres por siete de cereales). 

Ser consciente. Estos buenos alimentos, junto con hábitos saludables como masticar bien, ser consciente de lo que se come y hacerlo de forma relajada (sin estar pendiente de la tecnología), empezar la comida con una sopa o un líquido caliente y cenar tres horas antes de ir a dormir son los buenos consejos que Daniel Mayor brinda a todos los asistentes de esta interesante charla. Solo hace una advertencia final: elijamos frutas y verduras de la estación y de producción local. Y, sobre todo, “por mucha filosofía que haya detrás, si comes algo y te sienta mal, no servirá. Siempre hay que escuchar al cuerpo”. 

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