¿Qué es una doula?
La doula acompaña en el proceso de ser madre.
Entre otras cosas, ayuda a gestionar toda la información que de pronto invade a la mujer embarazada.
Cuando me preguntan, siempre respondo: “Una doula es una mujer, habitualmente madre, que acompaña a otras en su proceso de convertirse en madre”. Ahora bien… ¿qué quiere decir “acompañar”? ¿A qué me refiero con “el proceso de convertirse en madre”?
Si bien utilizamos la palabra acompañar con muchísima frecuencia y en multitud de contextos, lo cierto es que cuando intentamos definirla, nos cuesta. Según el diccionario de la Real Academia Española, acompañar es, entre otras cosas, “estar o ir en compañía de otra u otras personas” y “participar en los sentimientos de alguien”. Así pues, podemos ir acotando:
ESTAR CON = PRESENCIA
PARTICIPAR = EMPATÍA
Podríamos definir, pues, acompañar, como presencia empática o presencia amorosa, que es algo que también se suele oír sobre las doulas. Sin embargo, pese a tener esa definición ante nuestros ojos, el acompañamiento, tal y como lo entendemos las doulas, es difícil de describir. Porque la realidad es que hoy por hoy, el acompañamiento que hacemos las doulas, parece menos una ciencia que un arte, y parece menos un hacer que un ser. Así dicho, parece que lo que hacemos las doulas no es nada, y está sujeto al capricho, la improvisación y la inspiración. Sin embargo, la cuestión es que es muy complicado describir con palabras aquello que sólo se comprende mediante la experiencia compartida.
Las doulas decimos que acompañamos porque estamos con la madre, porque nos posicionamos a su lado. Pero no de cualquier manera. No se trata simplemente de estar al lado de la madre, sino también “del” lado de la madre. Se trata, en definitiva, de una manera de estar, no de estar simplemente. La pareja, la familia, los amigos también suelen estar con la madre… pero las doulas estamos de una manera diferente, sin estar condicionadas por la relación que previamente habíamos definido con la mujer… Parece que al final, algo hacemos mientras estamos.
Entender a la madre
Suelo decir que acompañar es traducir, es entender lo que le pasa a la madre, es comprender los procesos de la maternidad y acompañarlos sin interferir, sin juzgarlos, sin intentar cambiarlos ni adecuarlos a lo que creemos que debería ser o dejar de ser. Al igual que el traductor, somos el nexo entre dos mundos que no se comprenden, y no interferimos, no decidimos si es válida o no la información… nos limitamos a hacer las experiencias de la mujer comprensibles, sin modificarlas, sin poner nuestras propias experiencias en su lugar.
Seguimos… porque, al fin y al cabo, ¿qué hacemos las doulas? Acompañar. Sí. Pero acompañar durante el proceso de convertirse en madre. Y además, sin interferir ni juzgar. Somos una presencia empática que no interfiere ni juzga. Una presencia amorosa que ayuda a la madre a escuchar su instinto, sus deseos, pero sin intervenir si ve que la mujer se aleja de ellos. Lo que hacemos las doulas supone situarnos en el terreno de las emociones, y esto es, además de todo, ir contracorriente, ir contra nuestra sociedad industrial, economizada y monetarizada, que no se puede permitir ni el deseo, ni el instinto ni, por supuesto, que la máquina deje de funcionar como cada día.
Insisto, ¿qué hacemos las doulas? Porque resulta que, al fin y al cabo, las doulas estamos, somos… ¿pero dónde y para qué? En el proceso de convertirse en madre. Para la madre, para que pueda tomar decisiones conscientes en los diferentes estadios de ese proceso.
Así pues, vamos a la segunda pregunta. ¿A qué me refiero con el proceso de convertirse en madre? Pienso que ese proceso comienza en el instante mismo en que a una mujer se le pasa por la mente o el espíritu la idea de que algún día será madre. Así, la planificación, la preconcepción, la concepción… son aspectos tan importantes de este proceso como lo son el embarazo, el parto o el posparto… de los que habitualmente hablamos. De la misma manera, la pérdida de un bebé, antes o después de haber nacido, también son partes del proceso…
Veamos, pues, por partes, qué hace una doula mientras acompaña a una mujer durante el proceso de convertirse en madre:
Antes del embarazo: A veces la decisión es fácil. Otras veces no tanto. A veces las mujeres nos quedamos embarazadas a la primera. Otras tardamos más de lo previsto. En todo ese proceso, contar con el acompañamiento de una persona que nos sostenga, que nos escuche, que no nos dé consejos, que no nos haga preguntas sobre qué tal va la búsqueda puede ser algo muy beneficioso y tranquilizador para las mujeres.
En el embarazo: Durante el embarazo la mujer empieza a cambiar. Y no sólo de aspecto. Empieza a tener dudas, muchas veces a leer sobre cuestiones que jamás se había planteado. Empieza a escuchar por primera vez el nombre de muchas pruebas médicas de las cuales desconoce el significado, pero tiene que hacérselas. Entra en la rueda del control médico y el rendimiento de cuentas. La doula lo que hace aquí es, fundamentalmente, traducir. Traducir toda la información nueva, incomprensible a veces, contradictoria otras, amenazante en muchas ocasiones para que la madre no sólo la entienda sino que además, la pueda digerir, la pueda soportar y pueda decidir sobre todo lo que parece ser, a priori, innegociable, pero que no es, ni mucho menos, obligatorio. Una vez que la madre empieza a comprender el lenguaje del mundo del embarazo y el parto, es cuando puede comenzar a tomar decisiones… decisiones para su embarazo, para su parto, para sí misma y su bebé.
En el parto: Durante el parto la doula se convierte en la guardiana de la fisiología. Debemos saber en qué consiste un parto normal sobre todo para preservarlo, para facilitarlo, para no interrumpirlo y velar porque nadie lo interrumpa. Las doulas conocemos cuáles son las necesidades fundamentales de la mujer que está dando a luz, y lo que nosotras tendremos que hacer es intentar que esas condiciones se den en el mayor porcentaje posible. Una cuestión fundamental que debemos recordar es que las doulas NO SOMOS MATRONAS, por lo tanto, no asistimos el parto, no velamos por su seguridad ni seguimos su desarrollo… tan sólo estamos al lado de la madre sin interferir en el trabajo del profesional que la asiste.
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En el posparto: Durante el posparto inmediato, la doula fundamentalmente velará por el establecimiento de la lactancia y se preocupará de que las condiciones sean las óptimas de cara al vínculo entre madre y bebé. Durante el posparto extenso las doulas hacen preguntas. Escuchan a la mujer y vuelven a su primera función de traductoras, pero esta vez, en lugar de traducir el lenguaje exterior, intentan traducir el lenguaje interior, el de la propia mujer que a veces no es consciente de lo que su propio discurso deja entrever.
Pérdida y duelo: Acompañar a una mujer que ha perdido un bebé no es fácil. Sin embargo, pocas personas más solas que una madre en estas circunstancias. Dar apoyo y sostén se vuelve fundamental en estos momentos… sin que se note, sin que se vea, casi sin que se sienta…
Vuelvo al principio. Las doulas somos mujeres, habitualmente madres, que acompañamos a otras en su proceso de convertirse en madre. Nada más. Ni nada menos.
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