Todavía hay clases
Cuenta la anécdota que un parlamentario inglés se preguntó en qué se había equivocado cuando vio cómo le aplaudía la oposición. Cuando parece que hasta Bush y Blair tienen conciencia ambiental, cuando la comunidad científica se da cuenta del cambio climático, cuando El País y el ABC publican suplementos dignos de ecologistas, uno piensa si no habrá llegado el momento de abandonar el barco y emprender otra causa justa. Pero a poco que rasques la superficie te das cuenta de que estos recién llegados en realidad han venido hundirlo. Vienen vestidos de verde sostenible y traen las maletas cargadas de uranio. Así que continuaremos el viaje para echarlos por la borda si es necesario (metafóricamente claro).
Tendremos que recordarles continuamente que el calentamiento planetario es sólo uno de los problemas a que nos enfrentamos y que no son menos importantes la contaminación, la pérdida de biodiversidad, la inseguridad alimentaria, las amenazas sobre el bienestar físico y psicológico, las desigualdades de género, la falta de respeto entre las culturas, la injusticia, el sufrimiento de los niños y de todos... Todo forma parte del ecosistema humano y todo está relacionado.
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