La agricultura ecológica puede alimentar a la humanidad entera
El cambio a la agricultura ecológica no reduciría el abastecimiento mundial de alimentos y además aumentaría la seguridad alimentaria, según un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), dirigido Ivette Perfecto y publicado en la revista Renewable Agriculture and Food Systems.
El estudio desacredita ideas extendidas según las cuales los alimentos ecológicos son un lujo que sólo pueden permitirse los privilegiados o que los plaguicidas son necesarios para mantener la producción mundial.
En la agricultura ecológica está prohibido el uso de plaguicidas y fertilizantes de síntesis, así como de aditivos en la elaboración.
El estudio de la Universidad de Michigan ha comparado 293 investigaciones anteriores sobre la eficiencia de la agricultura convencional y la ecológica. La primera conclusión es que, en los países ricos, la ecológica consigue el 92% del rendimiento de la convencional. Pero la gran sorpresa es que en los países pobres la agricultura ecológica obtiene un rendimiento un 80% superior a la convencional.
Una de las razones para esta diferencia es que en las pequeñas granjas ecológicas el trabajo es mucho más cuidadoso que en las grandes extensiones. Por otra parte, la agricultura ecológica exige menos gastos para los agricultores puesto que no necesitan los plaguicidas que venden las multinacionales ni fertilizantes que pueden producir ellos mismos en las granjas.
La producción agrícola mundial proporciona el equivalente a 2786 calorías por persona y día. Si toda siguiera los métodos ecológicos, la producción sería de 2641 a 4381 calorías por persona y día. Incluso el rendimiento más bajo bastaría para alimentar a la humanidad entera, pues los nutricionistas estiman las necesidades calóricas entre 2100 y 2500 calorías.
Perfeto declaró que el problema no es la producción, sea ecológica o convencional, sino la distribución de los alimentos.
El cambio a la agricultura ecológica eliminaría los miles de muertes e intoxicaciones anuales que causan los plaguicidas, así como la contaminación ambiental que causa una variedad de problemas de salud en los seres humanos -entre ellos, cáncer, infertilidad y alteraciones del desarrollo nervioso- y en los animales.
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