La falta de sueño puede resultar fatal
Las personas que no duermen la suficiente cantidad de horas son dos veces más propensas a morir por enfermedad cardíaca, según un amplio estudio británico difundido el lunes.
Pese a que los motivos están poco claros, los investigadores dijeron que la falta de sueño pareció estar relacionada con un aumento de la presión sanguínea, lo cual está ligado al incremento del riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular (ACV).
Un análisis de 17 años de duración realizado a 10.000 trabajadores gubernamentales mostró que aquellos que reducían el sueño de siete a cinco horas o menos por noche enfrentaban 1,7 veces más riesgo de morir por cualquier causa y más del doble de padecer una muerte de origen cardiovascular.
Los resultados destacan el peligro de los estilos de vida modernos, plagados de ocupaciones, señaló Francesco Cappuccio, profesor de Medicina Cardiovascular de la University of Warwick, en la conferencia anual de la Sociedad Británica del Sueño, en Cambridge.
"Un tercio de la población del Reino Unido y más del 40 por ciento de la de Estados Unidos duerme menos de cinco horas por día, por lo que no es un problema menor", agregó el experto en una entrevista telefónica.
"Las presiones sociales actuales de recortar horas de sueño para que puedan hacerse más cosas no serían buenas, sobre todo si se reduce (el dormir) a menos de cinco horas" por noche, indicó Cappuccio.
Investigaciones previas resaltaron los posibles riesgos cardíacos generados por trabajar en turnos rotativos y por interrumpir el sueño.
Pero el estudio del equipo de Cappuccio, que fue financiado por los gobiernos británico y estadounidense, es el primero en relacionar la duración del sueño con las tasas de muerte.
El estudio observó los patrones de sueño de participantes de entre 35 y 55 años en dos momentos de sus vidas, entre 1985-1988 y 1992-1993, y luego controló su mortalidad hasta el 2004.
Los resultados fueron ajustados tras tener en cuenta otros posibles factores de riesgo, como la edad al inicio del estudio, el sexo, el tabaquismo y el consumo de alcohol, el índice de masa corporal, la presión arterial y el colesterol.
La correlación con el riesgo cardiovascular en quienes dormían menos en la década de 1990 que en la de 1980 fue clara pero, curiosamente, también hubo una mortalidad elevada entre las personas que aumentaron las horas de sueño a más de nueve horas.
En este caso, no obstante, no hubo vínculo cardiovascular y Cappuccio dijo que era posible que la mayor cantidad de horas de sueño estuviera relacionada con otros problemas de salud, como depresión o fatiga ligada a un cáncer.
"En términos preventivos, nuestros resultados señalan que dormir consistentemente alrededor de siete horas por noche es óptimo para la salud", concluyó el autor.
Pese a que los motivos están poco claros, los investigadores dijeron que la falta de sueño pareció estar relacionada con un aumento de la presión sanguínea, lo cual está ligado al incremento del riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular (ACV).
Un análisis de 17 años de duración realizado a 10.000 trabajadores gubernamentales mostró que aquellos que reducían el sueño de siete a cinco horas o menos por noche enfrentaban 1,7 veces más riesgo de morir por cualquier causa y más del doble de padecer una muerte de origen cardiovascular.
Los resultados destacan el peligro de los estilos de vida modernos, plagados de ocupaciones, señaló Francesco Cappuccio, profesor de Medicina Cardiovascular de la University of Warwick, en la conferencia anual de la Sociedad Británica del Sueño, en Cambridge.
"Un tercio de la población del Reino Unido y más del 40 por ciento de la de Estados Unidos duerme menos de cinco horas por día, por lo que no es un problema menor", agregó el experto en una entrevista telefónica.
"Las presiones sociales actuales de recortar horas de sueño para que puedan hacerse más cosas no serían buenas, sobre todo si se reduce (el dormir) a menos de cinco horas" por noche, indicó Cappuccio.
Investigaciones previas resaltaron los posibles riesgos cardíacos generados por trabajar en turnos rotativos y por interrumpir el sueño.
Pero el estudio del equipo de Cappuccio, que fue financiado por los gobiernos británico y estadounidense, es el primero en relacionar la duración del sueño con las tasas de muerte.
El estudio observó los patrones de sueño de participantes de entre 35 y 55 años en dos momentos de sus vidas, entre 1985-1988 y 1992-1993, y luego controló su mortalidad hasta el 2004.
Los resultados fueron ajustados tras tener en cuenta otros posibles factores de riesgo, como la edad al inicio del estudio, el sexo, el tabaquismo y el consumo de alcohol, el índice de masa corporal, la presión arterial y el colesterol.
La correlación con el riesgo cardiovascular en quienes dormían menos en la década de 1990 que en la de 1980 fue clara pero, curiosamente, también hubo una mortalidad elevada entre las personas que aumentaron las horas de sueño a más de nueve horas.
En este caso, no obstante, no hubo vínculo cardiovascular y Cappuccio dijo que era posible que la mayor cantidad de horas de sueño estuviera relacionada con otros problemas de salud, como depresión o fatiga ligada a un cáncer.
"En términos preventivos, nuestros resultados señalan que dormir consistentemente alrededor de siete horas por noche es óptimo para la salud", concluyó el autor.
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