Ofrecer variedad y a menudo es el secreto para acostumbrar a los niños a comer frutas y verduras
Una investigación reciente sugiere que si usted quiere que a su bebé le gusten las frutas y las verduras más tarde en la vida, ofrézcale bastantes opciones para que pruebe mientras lo va introduciendo al mundo de los alimentos sólidos.
Y, mamá, come bastantes frutas y verduras durante el embarazo y la lactancia para transmitirle la preferencia por estos alimentos saludables.
Esos son los hallazgos de un estudio reciente publicado en la edición de diciembre de Pediatrics.
La exposición repetida a las frutas y las verduras durante la infancia es clave, según Julie Mennella, autora principal del estudio, biopsicóloga y miembro del Centro de sentidos químicos Monell de Filadelfia. "Necesitan probarlos para que les empiece a gustar".
¿Y qué hay con la cara que hacen los bebés cuando prueban por primera vez un alimento? Mennella sugirió no concentrarse en eso. "Aunque hicieron esos gestos, cuando se les ofreció la cuchara de nuevo, los bebés continuaron comiendo", dijo acerca de los pequeños participantes de su estudio.
El gesto, sospecha, es innato y no señal de que el bebé odie la comida y no la quiera volver a probar.
Para su estudio, Mennella y su coautor querían enfocarse en la manera como los bebés desarrollan sus preferencias por los alimentos. Observaron a 45 bebés entre los cuatro y los ocho meses que habían reemplazado la leche materna por el cereal pero tenían poca experiencia con frutas y verduras. Ninguno había comido habichuelas y sólo uno había probado los duraznos, que fueron las dos frutas estudiadas.
Los niños se dividieron en dos grupos, uno recibió habichuelas en casa durante ocho días consecutivos y el otro las recibió seguidas de duraznos en casa durante los mismos ocho días. También se observó la aceptación de los bebés de esos alimentos durante dos días antes de la prueba en casa y dos días después en el centro Monell.
Los investigadores también midieron cuánto comían los bebés y le preguntaron a las madres acerca de sus hábitos alimenticios durante el embarazo y después. Veinte de las 45 madres primerizas estaban lactando.
Durante la exposición inicial, los bebés consumieron más calorías de duraznos que de habichuelas, cerca de 200 calorías en comparación con apenas 74. Y, al comer, la mayoría entrecerraba los ojos, fruncía el ceño o hacía una mueca con los labios.
"Cuando observamos la primera vez que esos bebés comían habichuelas y duraznos, los bebés amamantados comieron más duraznos [que los alimentados con fórmula] e hicieron menos gestos negativos cuando lo hicieron", relató Mennella.
A continuación, los investigadores examinaron los registros de la dieta de las madres. "Estas madres lactantes consumían más frutas en general", agregó Mennella. "La razón más probable por la que los bebés amamantados consumían más duraznos era porque ya estaban familiarizados con el sabor.
No se hallaron diferencias en la preferencia por las habichuelas entre los bebés amamantados o alimentados con biberón. Cuando Mennella examinó el informe de la dieta, halló que tanto las madres que alimentaban con leche de fórmula como las que amamantaban consumían menos habichuelas de lo recomendado.
Luego de ocho días de pruebas iniciales, los bebés comieron más habichuelas. El consumo de habichuelas aumentó de cerca de dos onzas (57 gramos) por porción a más de tres onzas (85 gramos).
¿Por qué no aumentó el consumo de duraznos? "Comieron duraznos luego de comer habichuelas", dijo. "Estaban llenos".
Entonces, la lactancia si aumenta las probabilidades de que a un bebé le guste un alimento que prueba por primera vez, pero sólo si la madre consume alimentos de sabor similar", aseguró Mennella.
El consejo de Mennella es "consumir las frutas y verduras que más le gusten durante el embarazo y la lactancia porque su bebé va a aprender sobre esos alimentos. Ya sea que usted esté alimentando con leche de fórmula o amamantando, en cuanto comience a introducir alimentos, asegúrese de ofrecerle al bebé oportunidades de comer frutas y verduras. "Necesitan probarlos para que les empiecen a gustar".
Dos dietistas aseguraron que los resultados del estudio tenían sentido y complementan otras investigaciones que han llegado a la misma conclusión.
Entre mayor variedad tenga una madre lactante en su dieta, más aceptará el bebé una amplia variedad de alimentos", aseguró Lona Sandon, vocera de la American Dietetic Association y profesora asistente del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas. "El sabor de la leche materna podría cambiar según lo que coma la madre. El bebé amamantado está entonces más acostumbrado a sabores nuevos que el que ha sido alimentado con leche de fórmula. Esto debería aumentar sus probabilidades de probar y aceptar alimentos o sabores nuevos".
Otras investigaciones también han mostrado que es probable que los bebés acepten un alimento luego de que se les ha ofrecido varias veces, aseguró Sandon. "Si no tiene éxito al principio, sígalo intentando hasta que lo consiga", señaló.
Connie Diekman, presidenta de la American Dietetic Association y directora de nutrición universitaria de la Universidad de Washington en San Luís, aseguró que los resultados del estudio ofrecen información práctica para nuevos padres.
"El hecho de que la mejor manera de desarrollar el gusto por algo es probarlo varias veces es algo que la mayoría de los padres no sabe. Yo le aconsejaría a los padres que prueben con pequeñas cantidades de alimentos, los ofrezcan con estímulo y los vuelvan a ofrecer al menos una semana después antes de decidir si al bebé le gustan o no", dijo.
En otro estudio publicado en la misma edición de Pediatrics, los investigadores hallaron que las reacciones alérgicas al maní están apareciendo a edades más tempranas. Compararon información médica de niños que habían sido tratados por alergias al maní en la clínica de la Universidad de Duke entre julio de 2000 y abril de 2006 con los de una población similar entre 1995 y 1997. Durante el periodo anterior, la edad media para la primera exposición y la reacción fue de 22 y 24 meses, respectivamente. Durante el periodo posterior, fue de catorce y 18 meses, respectivamente.
La American Academy of Pediatrics recomienda evitar la exposición al maní de los niños durante los primeros tres meses de vida, en especial si hay antecedentes familiares de alergias.
Y, mamá, come bastantes frutas y verduras durante el embarazo y la lactancia para transmitirle la preferencia por estos alimentos saludables.
Esos son los hallazgos de un estudio reciente publicado en la edición de diciembre de Pediatrics.
La exposición repetida a las frutas y las verduras durante la infancia es clave, según Julie Mennella, autora principal del estudio, biopsicóloga y miembro del Centro de sentidos químicos Monell de Filadelfia. "Necesitan probarlos para que les empiece a gustar".
¿Y qué hay con la cara que hacen los bebés cuando prueban por primera vez un alimento? Mennella sugirió no concentrarse en eso. "Aunque hicieron esos gestos, cuando se les ofreció la cuchara de nuevo, los bebés continuaron comiendo", dijo acerca de los pequeños participantes de su estudio.
El gesto, sospecha, es innato y no señal de que el bebé odie la comida y no la quiera volver a probar.
Para su estudio, Mennella y su coautor querían enfocarse en la manera como los bebés desarrollan sus preferencias por los alimentos. Observaron a 45 bebés entre los cuatro y los ocho meses que habían reemplazado la leche materna por el cereal pero tenían poca experiencia con frutas y verduras. Ninguno había comido habichuelas y sólo uno había probado los duraznos, que fueron las dos frutas estudiadas.
Los niños se dividieron en dos grupos, uno recibió habichuelas en casa durante ocho días consecutivos y el otro las recibió seguidas de duraznos en casa durante los mismos ocho días. También se observó la aceptación de los bebés de esos alimentos durante dos días antes de la prueba en casa y dos días después en el centro Monell.
Los investigadores también midieron cuánto comían los bebés y le preguntaron a las madres acerca de sus hábitos alimenticios durante el embarazo y después. Veinte de las 45 madres primerizas estaban lactando.
Durante la exposición inicial, los bebés consumieron más calorías de duraznos que de habichuelas, cerca de 200 calorías en comparación con apenas 74. Y, al comer, la mayoría entrecerraba los ojos, fruncía el ceño o hacía una mueca con los labios.
"Cuando observamos la primera vez que esos bebés comían habichuelas y duraznos, los bebés amamantados comieron más duraznos [que los alimentados con fórmula] e hicieron menos gestos negativos cuando lo hicieron", relató Mennella.
A continuación, los investigadores examinaron los registros de la dieta de las madres. "Estas madres lactantes consumían más frutas en general", agregó Mennella. "La razón más probable por la que los bebés amamantados consumían más duraznos era porque ya estaban familiarizados con el sabor.
No se hallaron diferencias en la preferencia por las habichuelas entre los bebés amamantados o alimentados con biberón. Cuando Mennella examinó el informe de la dieta, halló que tanto las madres que alimentaban con leche de fórmula como las que amamantaban consumían menos habichuelas de lo recomendado.
Luego de ocho días de pruebas iniciales, los bebés comieron más habichuelas. El consumo de habichuelas aumentó de cerca de dos onzas (57 gramos) por porción a más de tres onzas (85 gramos).
¿Por qué no aumentó el consumo de duraznos? "Comieron duraznos luego de comer habichuelas", dijo. "Estaban llenos".
Entonces, la lactancia si aumenta las probabilidades de que a un bebé le guste un alimento que prueba por primera vez, pero sólo si la madre consume alimentos de sabor similar", aseguró Mennella.
El consejo de Mennella es "consumir las frutas y verduras que más le gusten durante el embarazo y la lactancia porque su bebé va a aprender sobre esos alimentos. Ya sea que usted esté alimentando con leche de fórmula o amamantando, en cuanto comience a introducir alimentos, asegúrese de ofrecerle al bebé oportunidades de comer frutas y verduras. "Necesitan probarlos para que les empiecen a gustar".
Dos dietistas aseguraron que los resultados del estudio tenían sentido y complementan otras investigaciones que han llegado a la misma conclusión.
Entre mayor variedad tenga una madre lactante en su dieta, más aceptará el bebé una amplia variedad de alimentos", aseguró Lona Sandon, vocera de la American Dietetic Association y profesora asistente del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas. "El sabor de la leche materna podría cambiar según lo que coma la madre. El bebé amamantado está entonces más acostumbrado a sabores nuevos que el que ha sido alimentado con leche de fórmula. Esto debería aumentar sus probabilidades de probar y aceptar alimentos o sabores nuevos".
Otras investigaciones también han mostrado que es probable que los bebés acepten un alimento luego de que se les ha ofrecido varias veces, aseguró Sandon. "Si no tiene éxito al principio, sígalo intentando hasta que lo consiga", señaló.
Connie Diekman, presidenta de la American Dietetic Association y directora de nutrición universitaria de la Universidad de Washington en San Luís, aseguró que los resultados del estudio ofrecen información práctica para nuevos padres.
"El hecho de que la mejor manera de desarrollar el gusto por algo es probarlo varias veces es algo que la mayoría de los padres no sabe. Yo le aconsejaría a los padres que prueben con pequeñas cantidades de alimentos, los ofrezcan con estímulo y los vuelvan a ofrecer al menos una semana después antes de decidir si al bebé le gustan o no", dijo.
En otro estudio publicado en la misma edición de Pediatrics, los investigadores hallaron que las reacciones alérgicas al maní están apareciendo a edades más tempranas. Compararon información médica de niños que habían sido tratados por alergias al maní en la clínica de la Universidad de Duke entre julio de 2000 y abril de 2006 con los de una población similar entre 1995 y 1997. Durante el periodo anterior, la edad media para la primera exposición y la reacción fue de 22 y 24 meses, respectivamente. Durante el periodo posterior, fue de catorce y 18 meses, respectivamente.
La American Academy of Pediatrics recomienda evitar la exposición al maní de los niños durante los primeros tres meses de vida, en especial si hay antecedentes familiares de alergias.
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