Crisis del ébola: “Odiosas” comparaciones entre cómo gestionan España y USA

Crisis del ébola: “Odiosas” comparaciones entre cómo gestionan España y USA

17 Octubre 2014
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En esta crisis del ébola una de las cosas que se ha hecho es comparar cómo se ha gestionado el primer caso de contagio en España y el de Estados Unidos. El médico experto en Salud pública Juan Gérvas escribe estos polémicos párrafos que seguro que dan de qué hablar y que están cargados de verdades. Podéis opinar, claro.

El artículo original se titula Ébola. Cuestiones básicas. En el punto 14 Gérvas se pregunta ¿Qué enseña la comparación entre el primer caso “autóctono” de Ébola en España y en Estados Unidos? Mucho e importante. Yo hay algunas cosas que matizaría, lo que sigue es suyo:

Caso índice. Es caso índice el primero, el que contagia a los demás. En España fue un misionero repatriado por tener Ébola, para prestarle atención (falleció). La repatriación fue una decisión política sin fundamento científico ni clínico. En Estados Unidos, un viajero que llegó desde Liberia, para casarse en Texas; llegó aparentemente sano, enfermó y murió. La llegada del virus cumplía la perspectiva de mundo global y de que “nada nos es ajeno”, y menos las infecciones.

Caso secundario. Es caso secundario cualquiera que se contagia del caso índice. En España una trabajadora sanitaria que había prestado atención al misionero enfermo (una auxiliar de enfermería, con un sueldo anual en torno a los 13.000 euros).

En Estados Unidos una trabajadora sanitaria que había prestado atención al viajero enfermo(una enfermera, con un sueldo anual en torno a los 50.000 euros).

Hospital en que se produjo el contagio. En España en la red pública, en Madrid, en un antiguo hospital de infecciosos transformado en hospital de crónicos.

A toda prisa se formó un equipo de profesionales y se re-transformó parte del hospital en hospital de infecciosos; por ello era un equipo y un lugar “sin historia”, sin tradición, sin estructura global adecuada al caso y a su gravedad. La profesionalidad de los sanitarios superó la provisionalidad, y la ignorancia de gestores y de políticos.

En Estados Unidos, en Dallas, en un hospital privado de agudos con alta tecnología, en pleno funcionamiento, con equipos e “historia”, con estructura global adecuada al caso y a su gravedad.

Rigor en la formación específica para casos de Ébola. En España la formación fue escasa e insuficiente, fruto de la improvisación, sin orden ni concierto. En Estados Unidos también hubo problemas en la formación y entrenamiento del personal, pero el director médico del hospital lo reconoció y pidióperdón en público.

Prontitud en el diagnóstico del caso secundario. En España pasaron más de seis días (casi 9.000 minutos) desde que la trabajadora comunicó que tenía fiebre hasta su ingreso hospitalario por sospecha de Ébola. Llegó al hospital en gravísimo estado. En Estados Unidos pasó una hora y media (90 minutos) entre la primera consulta y su ingreso. La trabajadora llegó por su propio pie, conduciendo su propio coche, en estado de aparente buena salud.

Liderazgo profesional y científico. En España, pasaron casi dos meses desde la primera repatriación hasta que hubo una “cabeza” profesional digna de tal nombre (cinco días después del diagnóstico del primer caso secundario). En Estados Unidos hubo una “cabeza profesional” acreditada y fiable desde antes de la primera repatriación; una cabeza con reconocimiento nacional e internacional, el director de Center for Disease Control, el organismo de máxima categoría científica en el campo de enfermedades infecciosas.

Liderazgo político. En España, tras el diagnóstico del primer caso secundario, la ministra de Sanidad, Ana Mato, dio una rueda de prensa lamentable, personalmente y por sus colaboradores. Al cabo de cinco días de dicha rueda de prensa fue apartada públicamente de sus responsabilidades que recayeron en la Vicepresidenta del Gobierno. El Presidente, Mariano Rajoy, se declaraba “tranquilo” a la semana del diagnostico del primer caso secundario, sin pensar, por ejemplo, que los hijos de los trabajadores sanitarios que atendían a los pacientes con Ébola sufren discriminación y rechazo en los colegios, por consecuencia de la lamentable gestión de la crisis y del comportamiento sin ética de periodistas y medios de comunicación.

En Estados Unidos el presidente hizo declaraciones públicas a lo largo de todo el proceso y después de conocerse el contagio de la enfermera; también hicieron declaraciones el alcalde de la ciudad de Dallas y el director del Center for Disease Control [me aclara Juan tras publicarse esto que parece que no se hizo tan bien en Dallas respecto a enseñar medidas de protección al personal sanitario y en el manejo del paciente y de sus muestras].

Respuesta proporcionada. En España la respuesta fue “teatralizada”, exagerada y “política” (en busca de votos, o de disminuir la sangría al respecto) hasta llegar a matar innecesariamente a la mascota de la auxiliar de enfermería. Se repitió rimbombantemente y sin ciencia ni conciencia “seguridad”, “tranquilidad” y “protocolos”, lo que contribuyó a generar más alarma, pues además hubo fallos como que el primer médico que atendió a la paciente y sospechó el Ébola se enteró por la prensa del resultado positivo, o el caso de los vecinos de la auxiliar de clínica, que tampoco fueron informados y se enteraron por los medios y periodistas.

En Estados Unidos la respuesta fue proporcionada y profesional y no se ha matado a la mascota de la enfermera. Se informó diligente y personalmente del resultado a los profesionales, a la paciente, a sus familiares y sus vecinos.

Respeto a la confidencialidad. En España se ha roto el derecho a la confidencialidad de la auxiliar de clínica hasta extremos que avergüenzan como ciudadano y más como profesional sanitario. En Estados Unidos la política ha sido de “confidencialidad total” y no se conoce siquiera el nombre de la enfermera.

Respeto a la profesionalidad. En España se calificó de mentirosa e imprudente a la auxiliar de clínica por el máximo responsable de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, que hizo burla y escarnio de su persona; en general se han despreciado su dignidad e intimidad y los principios éticos básicos. En Estados Unidos la enfermera ha sido calificada de “heroína” por todos, que entienden que cumplió con su deber con riesgo de su propia vida.

“Santidad de los protocolos”. En España los protocolos de protección, higiene y asepsia se han empleado como “arma arrojadiza” para ridiculizar a la auxiliar de enfermería y se han “santificado” como si su cumplimiento asegurara la “inmunidad”. En Estados Unidos se ha examinado desde el primer momento la complejidad de los protocolos como explicación para el contagio.

Quedan algunos aspectos importantes en el texto original y una

ADVERTENCIA. Estados Unidos no es un país a imitar en lo que respecta a salud pues sus indicadores sanitarios son en muchos casos similares a los de países en desarrollo. Por ejemplo, Estados Unidos es el único país desarrollado en que la mortalidad materna se ha multiplicado por cuatro en los últimos 25 años (de 7 a 28) [en España la mortalidad materna es de 4, y descendiendo].

Los partidos gobernantes en España y sus Comunidades Autónomas (PP, PSOE, CiU e IU, con la notable excepción del PNV) están aplicando recortes indiscriminados en el sector sanitario, educativo, de investigación, de ayudas sociales y otros, con énfasis en la privatización con corrupción, imitando lo peor de EEUU.

No imitan, por ejemplo, su transparencia pues ocupa el lugar 19 y España el 40 en la escala mundial [tienen el primer lugar, con menos corrupción y más transparencia, Dinamarca y Nueva Zelanda; e puestol 19, de Estados Unidos lo ocupa con Uruguay; Chile es el 22, Botswana el 30 y el lugar 31 lo ocupan Bután y Chipre, por ejemplo]“.

Miguel Jara