Biología sintética o cómo comerciar con el código genético de los organismos vivos
Hasta 194 países han firmado el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas que urge a los estados a regular la denominada biología sintética, una nueva forma de ingeniería genética extrema. La decisión histórica se tomó hace poco tras diez días de difíciles negociaciones entre los países en desarrollo y un pequeño grupo de países ricos que promueven el desarrollo de la biología sintética.
Hasta ahora, los organismos derivados de la biología sintética se han fabricado y comercializado sin regulaciones internacionales y existen cada vez más productos de este tipo listos para salir al mercado. La decisión del CDB se considera la luz verde para que los gobiernos comiencen a establecer supervisiones formales de este sector industrial que se expande en medio de gran controversia.
La biología sintética incluye un rango de nuevas técnicas de ingeniería genética que construyen desde cero o “editan” el código genético de los organismos vivos. Es una industria en rápida expansión que re-diseña microbios y otros organismos para producir compuestos industriales.
La biología sintética da a la industria un control enorme sobre las formas de vida y el ADN, que está rediseñando y manipulando para propósitos comerciales.
Los primeros productos de la biología sintética, en su mayoría derivados de algas o levaduras rediseñadas, ya se encuentran sin normativa alguna en alimentos, fragancias y otros bienes de consumo.
La ONU está preparando el terreno legal. La decisión que se tomó en este nivel internacional es muy clara. Ahora, los países no solo tienen que establecer los medios para regular la biología sintética, sino que las regulaciones tienen que basarse en la precaución y la protección del medio ambiente. La buena noticia es que la precaución se impuso.
En comparación con la ingeniería genética, la biología sintética abre aún más la puerta a posibles daños a la biodiversidad y la salud, pero también a las formas de sustento de los pueblos indígenas y las comunidades locales. Las nuevas aplicaciones podrían afectar negativamente el comportamiento de las plantas, los insectos y potencialmente todos los ecosistemas por ejemplo mediante los aerosoles de dsRNA para los cultivos, que alteran la acción genética con el propósito de eliminar plagas, pero también afectarán a otros organismos de manera impredecible, al silenciar ciertos genes.
La decisión ocurre en un momento crítico. La industria de la biología sintética está colocando sus primeros productos en el mercado, entre los cuales hay un saborizante que imita la vainilla producido mediante levaduras genéticamente manipuladas, también están saliendo al mercado detergentes y limpiadores que contienen aceites derivados de algasmanipuladas en laboratorio.
Una firma de biología sintética llamada Glowing Plants, tiene planes para enviar en diciembre 6.000 semillas de plantas fosforescentes diseñadas con biología sintética a las personas que financiaron el proyecto mediante una plataforma de internet que recauda fondos. Esto, sin pasar por ningún tipo de supervisión del gobierno de Estados Unidos. Estados Unidos no es parte del Convenio sobre Diversidad Biológica, así que es uno de los tres países del planeta que no tendrá obligación de seguir las decisiones CDB (los otros dos son Andorra y la Santa Sede).
Desde Amigos de la Tierra Estados Unidos cuentan que esta industria multimillonaria ha estado incorporando, sin informar, ingredientes en alimentos, cosméticos y productos de limpieza y está preparándose para liberar organismos sintéticamente modificados al ambiente.
Muchos de los diplomáticos que participaron en el Convenio sobre Diversidad Biológica tenían instrucciones para establecer una moratoria completa sobre la liberación de los organismos sintéticamente modificados. Sin embargo, tuvieron que enfrentar el bloqueo de un pequeño grupo de países ricos con fuertes industrias biotecnológicas, particularmente Brasil, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Reino Unido.
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