Sentirse gordo es peor para la salud que serlo
Los efectos de la obesidad sobre la salud podrían tener más que ver con la sensación de sentirse gordo que, en realidad, de tener sobrepeso, demostró un nuevo estudio.
Científicos que analizaron una cohorte nacional de más de 170.000 adultos estadounidenses halló que la diferencia entre el peso real y el peso considerado ideal era un mejor indicador de salud mental y física que el índice de masa corporal (IMC).
"La epidemia de obesidad tendría mucho más que ver con nuestra preocupación colectiva por la obesidad que con la obesidad en sí", dijo a Reuters Health el autor principal del estudio, el doctor Peter Muennig, de la Columbia University.
"Como funcionarios de salud debemos concentrarnos en la alimentación sana y el ejercicio, pero debemos sacar a la gordura de la ecuación. Si dejáramos de considerar la grasa corporal como un problema, el inconveniente desaparecería", agregó el autor.
Algunos estudios demostraron que el estrés por el estigma podría influir en los problemas de salud que tienen las personas obesas, como la hipertensión y la diabetes, comentó el equipo dirigido por Muennig en la edición de marzo de American Journal of Public Health.
Para investigarlo, el equipo analizó datos de 170.577 participantes de un estudio sobre factores conductuales de riesgo. Todos habían indicado su peso real, su peso ideal y la cantidad de días que en los últimos 30 días habían sentido que su salud física o mental no había sido muy buena.
Cuando los investigadores aplicaron técnicas estadísticas para controlar la influencia de la edad y el IMC, hallaron que cuanto más insatisfecha estaba una persona con su peso, más cantidad de "días malos" tenía. La relación fue mayor en los blancos no hispanos y en las mujeres.
Por ejemplo, las personas que sentían que tenían que adelgazar el 1 por ciento de su peso pasaban 0,1 más días con problemas de salud por mes que las que pensaban que su peso era el ideal.
Pero las mujeres que querían bajar el 10 por ciento de su peso corporal decían que habían tenido 1,6 días malos por mes, mientras que las que querían bajar el 20 por ciento manifestaban haber tenido 4,3 días malos.
Los hombres que pensaban que tenían un 10 por ciento de sobrepeso habrían perdido 0,9 días por problemas de salud mentales o físicos, mientras que aquellos que sentían que necesitaban bajar el 20 por ciento de su peso corporal dijeron haber pasado 2,7 días por mes con problemas de salud.
El equipo observó que las mujeres se sintieron más estigmatizadas que los hombres por el sobrepeso, lo que sería menos aceptado entre los blancos que entre los afroamericanos o los hispanos.
En el estudio, que ahora está bajo revisión, el equipo halló que tener sobrepeso no aumenta la mortalidad en las etnias más propensas a aceptar los kilos de más.
"Por ejemplo, el grupo afroamericano no registró más mortalidad, incluso entre las mujeres de 1,67 metros de altura y 110 kilos", indicó Muennig en un correo electrónico.
"Los funcionarios públicos de salud y los médicos debemos darnos cuenta de que los mensajes que le estamos dando a la población pueden ser más negativos que positivos", dijo el autor.
"Durante años se dijo que 'gordura' no equivale a falta de salud. Pero nosotros, los médicos, tenemos una reacción visceral cuando atendemos a un obeso. Esa reacción activa una luz roja: 'Dile a esta persona que tiene que adelgazar'. Y esta no es la forma correcta de enfocar la obesidad", concluyó el especialista.
Científicos que analizaron una cohorte nacional de más de 170.000 adultos estadounidenses halló que la diferencia entre el peso real y el peso considerado ideal era un mejor indicador de salud mental y física que el índice de masa corporal (IMC).
"La epidemia de obesidad tendría mucho más que ver con nuestra preocupación colectiva por la obesidad que con la obesidad en sí", dijo a Reuters Health el autor principal del estudio, el doctor Peter Muennig, de la Columbia University.
"Como funcionarios de salud debemos concentrarnos en la alimentación sana y el ejercicio, pero debemos sacar a la gordura de la ecuación. Si dejáramos de considerar la grasa corporal como un problema, el inconveniente desaparecería", agregó el autor.
Algunos estudios demostraron que el estrés por el estigma podría influir en los problemas de salud que tienen las personas obesas, como la hipertensión y la diabetes, comentó el equipo dirigido por Muennig en la edición de marzo de American Journal of Public Health.
Para investigarlo, el equipo analizó datos de 170.577 participantes de un estudio sobre factores conductuales de riesgo. Todos habían indicado su peso real, su peso ideal y la cantidad de días que en los últimos 30 días habían sentido que su salud física o mental no había sido muy buena.
Cuando los investigadores aplicaron técnicas estadísticas para controlar la influencia de la edad y el IMC, hallaron que cuanto más insatisfecha estaba una persona con su peso, más cantidad de "días malos" tenía. La relación fue mayor en los blancos no hispanos y en las mujeres.
Por ejemplo, las personas que sentían que tenían que adelgazar el 1 por ciento de su peso pasaban 0,1 más días con problemas de salud por mes que las que pensaban que su peso era el ideal.
Pero las mujeres que querían bajar el 10 por ciento de su peso corporal decían que habían tenido 1,6 días malos por mes, mientras que las que querían bajar el 20 por ciento manifestaban haber tenido 4,3 días malos.
Los hombres que pensaban que tenían un 10 por ciento de sobrepeso habrían perdido 0,9 días por problemas de salud mentales o físicos, mientras que aquellos que sentían que necesitaban bajar el 20 por ciento de su peso corporal dijeron haber pasado 2,7 días por mes con problemas de salud.
El equipo observó que las mujeres se sintieron más estigmatizadas que los hombres por el sobrepeso, lo que sería menos aceptado entre los blancos que entre los afroamericanos o los hispanos.
En el estudio, que ahora está bajo revisión, el equipo halló que tener sobrepeso no aumenta la mortalidad en las etnias más propensas a aceptar los kilos de más.
"Por ejemplo, el grupo afroamericano no registró más mortalidad, incluso entre las mujeres de 1,67 metros de altura y 110 kilos", indicó Muennig en un correo electrónico.
"Los funcionarios públicos de salud y los médicos debemos darnos cuenta de que los mensajes que le estamos dando a la población pueden ser más negativos que positivos", dijo el autor.
"Durante años se dijo que 'gordura' no equivale a falta de salud. Pero nosotros, los médicos, tenemos una reacción visceral cuando atendemos a un obeso. Esa reacción activa una luz roja: 'Dile a esta persona que tiene que adelgazar'. Y esta no es la forma correcta de enfocar la obesidad", concluyó el especialista.
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