Al tiempo que todos nos preocupamos supuestamente por el cambio climático y por fenómenos concretos como el deshielo, los gobiernos y las empresas traman invadir el ártico y convertirlo en una especie de vía rápida de comunicación comercial planetaria.

Aprovechando el deshielo (a planeta caliente, ganancia de multinacionales) los ingenieros han trazado dos posibles vías. Una discurre por la costa ártica de Canadá, la otra, por la de Rusia. Ambas reducirán a la mitad el tiempo y los costes de transporte de las mercancías entre Europa y China o entre Norteamérica y China. Igualmente se construirán tuberías para transportar el petróleo y el gas que se extraerán del ártico.

El proyecto no sólo favorecerá el tipo de crecimiento económico que ha causado el calentamiento, sino que afectará directamente los ecosistemas vírgenes a lo largo de la costa. Sufrirán la contaminanción y los derrames de petróleo, que se sumarán a las alteraciones causadas por el calentamiento.

Las carreteras y las tuberías fragmentarán los hábitats en que actualmente viven los grandes mamíferos. Las actividades humananas reducirán la biodiversidad en los bosques y la tundra. Es el escenario dibujado por el GEO-3 Global Environment Outlook, del Progama Ambiental de Naciones Unidas.