"Estamos en estado crítico. Hay que crear una sociedad nueva". CARLO RUBBIA

"Estamos en estado crítico. Hay que crear una sociedad nueva". CARLO RUBBIA

10 Octubre 2007
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Los efectos socio-económicos del cambio climático están siendo tan devastadores que la única manera de eludir la catástrofe es inventar una sociedad nueva.

"Todos estamos de acuerdo en el diagnóstico: Estamos en estado crítico. Hay que crear una sociedad nueva", dijo hoy el premio Nobel de Física de 1984, el italiano Carlo Rubbia, uno de los quince Nobel reunidos en Postdam para debatir, con una treintena de economistas y científicos, las consecuencias del cambio climático. El simposio, inaugurado y auspiciado por la canciller alemana, Angela Merkel, concluirá mañana con la adopción de un memorando para la conferencia sobre el Clima de la ONU el próximo mes de diciembre en Bali.

Rubbia, que aventuró una "revolución energética", sostuvo que la llave del problema creado por el cambio climático es económica, política, moral y científica, porque no basta con reducir las emisiones nocivas y hay que desarrollar un modelo energético nuevo.

"Necesitamos nuevas fuentes de energía abundantes y baratas. Yo, personalmente, sólo veo dos: la energía solar y la nuclear", afirmó Rubbia abriendo con ello un controvertido debate.

Precisó que se trata de energía "sin proliferación y sin enriquecimiento de uranio pues las reservas de uranio son limitadas y la energía nuclear, como todos sabemos, puede obtenerse por fusión o fisión".

Paul Klemperer, profesor de Economía de la Universidad de Oxford, discrepó de Rubbia en favor de otros modelos, como es la mejora del mercado internacional de emisiones y la creación de cementerios de dióxido de carbono (CO2).

Rubbia replicó que la creación de un sistema trasnacional de redes subterráneas de almacenamiento de CO2 duplicaría el coste de la energía y plantearía serios problemas de seguridad porque "la cantidad de CO2 que se liberaría en un simple escape bastaría para matar a una persona en cuatro minutos".

Añadió que las energías renovables desempeñarán un importante papel pero serán insuficientes porque "la demanda de energía avanza a un ritmo frenético" y el desarrollo de las mismas es muy caro.

"Tengo 73 años. En ese tiempo, la población mundial se duplicó por cuatro y el consumo de energía por dieciséis, y nada aventura un cambio pues cada tres segundos nacen tres niños en el mundo", dijo.

El científico mexicano Mario Molina, Premio Nobel de Química en 1995 por sus trabajos sobre la capa de ozono, constató que el cambio climático es un fenómeno global que requiere una respuesta global.

"Los países en desarrollo tienen que asumir responsabilidades y el mundo industrializado la obligación que echarles una mano mediante una verdadera política de transferencia de tecnología y mas protagonismo en el mercado internacional de emisiones", dijo Molina.

En términos similares se manifestó en videoconferencia la Premio Nobel de la Paz en 2004, la keniata Wangari Muta Maathai, que criticó la falta de medios de los países en desarrollo para luchar contra el impacto del cambio climático.

Maathai reconoció que esa carencia va acompañada de una falta de voluntad política, en su caso, de los líderes africanos, pese a que "África es el continente más vulnerable al impacto medioambiental".

Como también opinarían a lo largo de la primera jornada de debate otros Premios Nobel, Maathai abogó por acciones eficaces en el área de la deforestación y por una política de carbono "justa" y respetuosa con el derecho "de todos" al crecimiento económico.

El director del Grupo Internacional sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, Rajendra Pachauri, informó de que difundirá el mes próximo su cuarto informe con nueva y más detallada información sobre el impacto del cambio climático en regiones y sectores económicos.

Robert Watson, ex vicepresidente del Banco Mundial, fue pesimista y sostuvo que ninguna de las medidas en marcha contra el cambio climático serán eficaces si no se resuelven con determinación los problemas estructurales de los métodos a prueba.

"El mercado internacional de compra-venta de emisiones, que por ahora sólo puso en marcha la Unión Europea (UE), no funciona porque es demasiado volátil y carece de incentivos", señaló.

Merkel, por su parte, evocó los compromisos de la UE en cuanto a la reducción de emisiones de CO2 y defendió la urgencia de llegar a un acuerdo internacional que suceda al Protocolo de Kioto.

La canciller recordó asimismo que el Grupo de los 8 consideró en la reciente cumbre de Heiligendamm una reducción del 50 por ciento de sus emisiones en el año 2050, una promesa que algunos científicos reunidos en Postdam consideraron pomposa pero irrelevante.

"Cuando los políticos quieren quitarse de encima un problema diseñan estrategias a largo plazo, cuando lo que necesitamos es precisamente lo contrario, medidas a corto plazo con efectos a medio y largo plazo", apuntó el científico de Oxford.


Fuente: Buenosdiasplaneta.org