El cambio climático puede traer más hambre al mundo
El impacto del cambio climático en la producción, distribución y acceso a los alimentos podría llegar a ser una seria amenaza para la seguridad alimentaria a nivel mundial, advirtió ayer la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Según informa la ONU, los cambios anómalos en la temperatura y las lluvias, así como el aumento de la frecuencia e intensidad de las sequías e inundaciones, tienen implicaciones a largo plazo en la productividad y la propia viabilidad de los ecosistemas agrícolas mundiales.
El subdirector general de la FAO, Alexander Müller, declaró ayer a más de 140 expertos de todo el mundo reunidos en Roma con motivo de un seminario sobre “Planificación y estrategias de adaptación” que es crucial tomar medidas inmediatas para neutralizar los efectos de este fenómeno.
"Hay que encontrar formas para mejorar la capacidad de adaptación de la gente y de los sistemas de producción alimentaria", señaló Müller.
La agricultura es el sector más afectado por los cambios en el clima, según fuentes de la organización internacional, y será cada vez más vulnerable en el futuro. En mayor situación de riesgo se encuentran los países en desarrollo que más dependen de la agricultura y tienen menos recursos y alternativas para hacer frente a los daños provocados por el cambio climático.
Los países industrializados podrían aumentar su potencial de producción a corto plazo con un aumento de la temperatura a nivel mundial de entre 1 y 3 grados centígrados.
Sin embargo en latitudes más meridionales, en especial en los sectores de agricultura de subsistencia y zonas marginales, semiáridas y subhúmedas -donde predomina la agricultura de secano-, incluso un mínimo aumento de la temperatura mundial hará descender probablemente el potencial de producción, siempre según la ONU.
Un estudio de la FAO sostiene que el sector ganadero es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, mientras que la deforestación es responsable del 18% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Según el organismo de la ONU, la mejora en la gestión de la ganadería y de las prácticas agrícolas y forestales tendría un impacto muy importante. Adoptar prácticas como la agricultura de conservación ayudaría también a mantener cantidades importantes de carbono en el suelo.
Según informa la ONU, los cambios anómalos en la temperatura y las lluvias, así como el aumento de la frecuencia e intensidad de las sequías e inundaciones, tienen implicaciones a largo plazo en la productividad y la propia viabilidad de los ecosistemas agrícolas mundiales.
El subdirector general de la FAO, Alexander Müller, declaró ayer a más de 140 expertos de todo el mundo reunidos en Roma con motivo de un seminario sobre “Planificación y estrategias de adaptación” que es crucial tomar medidas inmediatas para neutralizar los efectos de este fenómeno.
"Hay que encontrar formas para mejorar la capacidad de adaptación de la gente y de los sistemas de producción alimentaria", señaló Müller.
La agricultura es el sector más afectado por los cambios en el clima, según fuentes de la organización internacional, y será cada vez más vulnerable en el futuro. En mayor situación de riesgo se encuentran los países en desarrollo que más dependen de la agricultura y tienen menos recursos y alternativas para hacer frente a los daños provocados por el cambio climático.
Los países industrializados podrían aumentar su potencial de producción a corto plazo con un aumento de la temperatura a nivel mundial de entre 1 y 3 grados centígrados.
Sin embargo en latitudes más meridionales, en especial en los sectores de agricultura de subsistencia y zonas marginales, semiáridas y subhúmedas -donde predomina la agricultura de secano-, incluso un mínimo aumento de la temperatura mundial hará descender probablemente el potencial de producción, siempre según la ONU.
Un estudio de la FAO sostiene que el sector ganadero es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, mientras que la deforestación es responsable del 18% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Según el organismo de la ONU, la mejora en la gestión de la ganadería y de las prácticas agrícolas y forestales tendría un impacto muy importante. Adoptar prácticas como la agricultura de conservación ayudaría también a mantener cantidades importantes de carbono en el suelo.
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