“Veinte minutos con la tablet sobre las piernas destruye la mayoría de los espermatozoides”

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Las frecuencias de los móviles o el wifi alteran los sistemas de regulación del cuerpo. Es lo que afirma el doctor Marco F. Payá, experto en campos electromagnéticos y salud. 

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Hasta cuatro millones de españoles podrían manifestar sensibilidad a estas radiaciones electromagnéticas. La reacción del organismo humano a los campos electromagnéticos artificiales (móviles, wifi, antenas de telefonía, ordenadores y demás aparatos electrónicos) puede ir desde dolor de cabeza y cansancio hasta problemas graves del sistema inmunitario o nervioso. El doctor Marco F. Payá, especialista en Algiología y miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York, padeció este tipo de reacciones y eso le llevó a indagar obre la sensibilidad eléctrica. En la actualidad está involucrado en la investigación de una tecnología de protección biológica ante los campos electromagnéticos que se conoce como CMO (osciladores magnéticos de compensación ).

¿Cómo descubrió que era sensible a las radiaciones artificiales de los aparatos electrónicos?
Cuando compré mi primer ordenador, en 1988, empecé a encontrarme muy mal, con cefaleas y problemas cutáneos. Tuve que cambiar tres veces de ordenador porque se paraba y era imposible ponerlo en marcha de nuevo. Pero no encontraban lo que tenía. Descubrí que en una central nuclear francesa, cerca de la que yo vivía en esa época, los ingenieros tenían el mismo problema ante los ordenadores, de cansancio, picores de ojos y de encontrarse mal, hasta que empezaron a usar un sistema inventado y desarrollado por el equipo científico de Maurice Fillion-Robin y ahí empezó mi aventura en esta investigación.

¿Cuáles son los efectos de los campos electromagnéticos en la salud?
Normalmente,  se pueden clasificar en tres grupos según el estudio del profesor Clements-Croome de la Universidad de Reading, en Gran Bretaña: generales de estrés, con falta de concentración, tensión e irritabilidad, depresión o pesimismo y alteración de la memoria a corto plazo. Luego está el grupo de los ergonómicos, con dolor de nuca, hombros, espalda, manos, muñecas, dedos, brazos… Y por último los síntomas relacionados con el medio ambiente: picor, sequedad y ojos cansados, fatiga, cansancio, dolor de cabeza, nariz tapada, garganta seca, resfriado, gripe, dificultad para respirar y también erupciones o picor. Hay que añadir que una de las quejas más frecuentes es la alteración del sueño. Hoy se desaconseja leer con tablets o libros electrónicos antes de dormir porque afectan la secreción de melatonina, que regula no solo el sueño sino la correcta secreción de las otras hormonas en el ciclo de las 24 horas. Nosotros ya demostramos hace unos 15 años que el uso de sistemas electrónicos hacía caer la melatonina a un tercio de su nivel natural y que los sistemas de protección CMO restablecían a su nivel normal.

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¿Qué demostraban los primeros experimentos sobre los móviles?
Hubo numerosos estudios, uno de los más importantes es el que realizó la profesora Bastide sobre la embriogénesis. En uno de estos experimentos se colocó un teléfono móvil en funcionamiento a cierta distancia de una incubadora que contenía huevos (para no tener un efecto térmico). El grupo de control dio un 17% de huevos que no prosperaban; con el teléfono en funcionamiento se alcanzó el 67% de embriones muertos. Lo sorprendente es que, cuando se colocó una red de las que están vendiendo para aislar las casas de los hipersensibles eléctricos, la mortalidad subió al 76%. Pero con el sistema de oscilación magnética de compensación, los CMO, protegiendo los huevos, la mortalidad bajaba a solo el 23%. Hay que decir que Madeleine Bastide era profesora de Inmunología y experta del Ministerio francés de Sanidad en Farmacología, así que se aplicaron todos los protocolos científicos.

En las personas, ¿estas frecuencias afectan a la comunicación entre células?
En el organismo humano hay una comunicación electromagnética previa a la comunicación química. Eso significa que, si hay una interferencia electromagnética, como la de los aparatos o antenas, esa comunicación se puede bloquear o puede afectar al intercambio bioquímico. Hay un estudio del doctor McClare, de 1974, que demostraba que un estímulo físico, en este caso electromagnético, es por lo menos cien veces más potente que uno químico. Eso hoy lo sabemos.

¿El efecto de un wifi doméstico es el mismo que el de una antena de telefonía móvil?
Tienen igual frecuencia portador, la misma que la de un horno microondas. Es igual de perjudicial. A la telefonía móvil, hay que añadir las frecuencias moduladoras que le permiten comunicar con su antena y, como he dicho, son bajas frecuencias, y algunas de ellas interfieren en la comunicación entre células.

Los síntomas son estrés, falta de concentración, irritabilidad, depresión y alteración de la memoria a corto plazo

Usted ha visto muchos casos de hipersensibilidad eléctrica. ¿Qué les ocurre a esas personas?
Conozco muy bien ese tipo de enfermedad. He ayudado a muchísimos enfermos puesto que soy especialista del dolor. La fibromialgia, por ejemplo, era un interrogante hace 25 años. Yo trabajo en fibromialgia antes de que se llamara así, y te das cuenta que es una enfermedad de sensibilización. La fibromialgia, la sensibilidad química múltiple, la fatiga crónica y la sensibilidad eléctrica son expresiones distintas de una alteración de los mismos sistemas de regulación del cuerpo. A partir de ahí, en los hipersensibles eléctricos hay dos niveles: afectados que manifiestan alguna hiperreacción y luego los grandes hipersensibles, que no soportan nada, incluso en un lugar protegido son capaces de captar lo que se emite desde una larga distancia. Conozco a un chico que sufría esta enfermedad y lo llevé a la montaña en Alicante. Le cubrí los ojos con un pañuelo para que no viera nada y le hice dar vueltas. Luego le pregunté: “¿Dónde crees que hay una antena?” Se giró y señaló un punto en una dirección y me dijo que a tres kilómetros de distancia. Cogimos el coche y encontramos una antena a exactamente tres kilómetros doscientos metros. Lo que hay que entender es que no depende de la potencia lo que captan. Se sintonizan con frecuencias que les son perjudiciales. Son como los antiguos aparatos de radio que eran capaces de captar una emisión emitida en la otra parte del mundo.

¿Se han hecho muchos experimentos con animales también?
Se han realizado estudios con todas las garantías científicas. La más impactante –porque se realiza en unos minutos– es la exposición de hormigas al wifi. Muestra claramente cómo las hormigas pierden el control de su motricidad con un wifi al lado. El interés de este experimento es que se ha comprobado que con el oscilador magnético podían recuperarse y perdían solo entre el 1 y el 3 % de su capacidad motora después de haber estado expuestas.

Explíquenos en qué consisten exactamente los CMO. ¿No son mallas o pintura con efecto pantalla?
No, los CMO son otro tipo de sistema. Es una tecnología de oscilación magnética de compensación, un sistema de protección que incluye una solución salina cargada con frecuencias electromagnéticas y que crean un espacio en el cual la persona recibe las ondas de los aparatos o antenas, pero sus procesos biológicos no se ven afectados por esto. Es decir, se consigue que las ondas sean biocompatibles.

¿Es un escudo protector o las ondas las sigue recibiendo el organismo igual?
Se reciben, sí, pero hay una modificación física del entorno que impide que las ondas afecten a los procesos biológicos del organismo. No es un efecto de pantalla. Los CMO, como sistema, fueron desarrollados por un equipo científico dirigido por Maurice Fillion-Robin, como he comentado. Uno de los científicos, el físico y matemático ruso Vladimir Binhi, profesor en la Academia de Ciencias Físicas de Rusia, hizo una parte de su tesis sobre este tema. Su libro Magnetobiology es una referencia mundial. Y explica cómo funcionan los CMO: por ejemplo, en el organismo, una proteína tiene, digamos, como una cáscara de agua, es algo así como un mejillón abierto lleno de agua. En el centro de este agua, hay un ion metálico de sodio, calcio, magnesio, cobre o hierro; y ese ion es el que permite mantener la estructura de dicha proteína. Tiene dos propiedades, un espín [propiedad física de las partículas subatómicas] que gira sobre sí mismo. Bien, pues ciertas bajas frecuencias son las que bloquean la vibración de ese ion. Existe otra resonancia que se llama resonancia cavitaria que oscila entre uno y dos gigahertzios. Y justamente esa vibración es la permite que pueda encontrar y activar su receptor celular, y alcanzar fijarse en la membrana celular. Si no hay esa rotación de ese ion, tenemos un problema de estructura de la proteína, y si no tenemos resonancia cavitaria existe alteración de la comunicación entre una proteína y su receptor.

Es decir, las frecuencias de los aparatos electrónicos afectan a la salud física del organismo humano, ¿es así?
Es evidente. Pero hay más: la proteína, para activar su receptor, hace el mismo movimiento que una sepia o un calamar, que se abren y se cierran para eyectar agua y moverse. Cuando la proteína hace ese movimiento, está mandando una información electromagnética para que se active su receptor. Y el gran problema es que las frecuencias como las del microondas, wifi o de los teléfonos 3G o 4G impiden ese movimiento de bombeo que se llama resonancia cavitaria.

¿Con los osciladores magnéticos de compensación, una persona estaría protegida?
Nosotros lo hemos comprobado con las experiencias que se han hecho en laboratorios universitarios y con estudios que se han publicado. Hay muchos sistemas por ahí que te dicen que funcionan, pero ¿dónde están los estudios? Esta tecnología es la única que tiene una autorización de la Agencia de Seguridad Sanitaria francesa que dice que protege de manera correcta de los probables efectos negativos de los campos electromagnéticos.

Algunos expertos alertan de que adolescentes se pasen el día con la tablet o el ordenador en las rodillas. ¿Es peligroso?
¡Veinte minutos con la tablet sobre las piernas es más efectivo que una vasectomía! Destruye la mayoría de los espermatozoides. El próximo estudio que vamos a poner en marcha es el de la protección del semen. Por una razón muy sencilla: tenemos un aumento de infertilidad de las parejas sin que haya una explicación. Pero sabemos que las chicas que usan una tablet u ordenador en el regazo sufren una alteración de las mitocondrias de sus óvulos. Lo que desconocemos es qué enfermedad podrán tener sus hijos o sus nietos. Por otra parte, tenemos una baja de calidad del semen por exposición a estos campos. La preocupación por el porvenir de la especie es inevitable. Se ha multiplicado por cinco el número de leucemias en niños y adolescentes en los países del norte de Europa, y el registro sanitario de epidemiología de tumores en Gran Bretaña relaciona el aumento del 50% de tumores cerebrales en niños y adolescentes con una exposición a las radiaciones electromagnéticas.

¿Deberíamos ser especialmente precavidos con los niños?
En Corea los niños estudiaban únicamente con tablets y han empezado a retirarlas. Eso significa que esta relación enfermedad-campos electromagnéticos es muy clara. Los ejecutivos de Silicon Valley llevan a sus hijos a una escuela normal, no digitalizada. Algo está pasando. Muchos artículos publicados el pasado año hablan de trastornos del comportamiento y la demencia digital en Japón y Corea. Yo no quiero dar miedo a nadie, pero hay que explicar las cosas como son. Si yo me he involucrado en esta investigación es porque vi y sentí el problema y porque estamos en plena demencia digital. Estamos todos expuestos a una nube de contaminación de microondas en cuanto nos levantamos por la mañana y, en muchos casos, las 24 horas del día.

¿Cómo podemos rebajar esa contaminación?
Yo tengo el wifi cortado y cuando funciona está en un lugar alejado, al menos a dos metros, en especial de las zonas en las cuales dormimos. Tengo toda la casa con red cableada. El problema es que si vives en un piso normal, te están “achicharrando” las microondas de los vecinos. Yo llevo mi CMO incluso cuando voy de viaje, porque en los hoteles también hay wifi y no puedes evitarlo. Hoy en día la mayoría de los adolescentes duermen con el móvil debajo de la almohada y eso es un desastre. Y hay que desenchufar todos los apartados electrónicos cuando no se usan, sobre todo por la noche y en la habitación. Con nuestra tecnología CMO aplicamos el principio de precaución.

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