Terapias naturales contra el dolor
Existen evidencias científicas de que la combinación de diferentes terapias naturales, sin efectos indeseables, resulta muy eficaz para combatir el dolor.
Mitigar el dolor es uno de los grandes retos de la medicina. La convencional ofrece potentes soluciones químicas, pero sus efectos secundarios son un problema en el tratamiento de las enfermedades crónicas. En tales casos varias terapias naturales, sin efectos indeseables, se han demostrado científicamente eficaces. Buena prueba de ello es el éxito de los tratamientos complementarios entre los pacientes con dolor y que los hospitales españoles los están incorporando en sus protocolos.
Algunas terapias tratan de modificar el umbral del dolor, es decir, el punto en que una molestia se transforma en una sensación insoportable.
En España, una de cada 10 personas sufre un dolor crónico y pasan entre 10 y 20 años hasta que descubren un tratamiento adecuado, si es que lo encuentran.
El dolor es una señal de alarma. Indica que algo no funciona bien en el organismo. Igual que cuando vemos humo, lo importante es averiguar dónde está el fuego, para eliminar el dolor habrá que descubrir su causa y tratarla. Pero, por desgracia, no todos los trastornos pueden curarse. Entonces es necesario tratar específicamente el dolor.
Los intensos y que no desaparecen pueden cambiar totalmente la vida y el comportamiento de quienes los sufren. Estas personas tienen un miedo constante, se aíslan y están en riesgo de sufrir depresión. Pero el mayor error que pueden cometer es dejar de buscar las maneras de aliviar sus molestias. En nueve de cada diez casos, se confirma que seguir varios tratamientos a la vez, siempre bajo supervisión médica, es más eficaz que confiar en solo uno de ellos.
Los medicamentos de farmacia
Da igual el tipo de dolor. Tanto si es migraña, dolor neurológico o de espalda, los medicamentos interfieren en la llegada de la señal del dolor a las células nerviosas en la médula espinal y el cerebro. Pero antes de prescribir un tratamiento es necesario determinar la intensidad. Para ello en las unidades del dolor hospitalarias siguen el protocolo de la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud.
El primer escalón se corresponde con los dolores continuos, de ligeros a moderados, que son la primera causa de consulta médica en España y también la primera que acerca a las terapias naturales. En este caso, se recomiendan analgésicos suaves que se venden sin receta, como la aspirina o el paracetamol. Pero que la venta sea libre no quiere decir que sean inocuos: los tratamientos prolongados o en dosis altas pueden provocar hemorragias intestinales o dañar el riñón y el hígado.
Para los dolores de medios a fuertes —segundo escalón de la OMS— se prescriben principios activos similares al opio, como la hidromorfona. Dos cápsulas de este medicamento pueden eliminar el dolor todo el día, siendo el riesgo de adicción muy bajo y el perjuicio sobre los órganos depurativos, aceptable.
Los dolores más intensos —escalones tres y cuatro— se tratan con morfina y otros principios activos casi igual de potentes que a veces se hacen llegar mediante inyecciones o catéteres al punto exacto del origen del dolor. En los casos extremos, se opera para cortar los nervios que transmiten la señal del dolor, aunque la técnica tenga efectos secundarios importantes.
Por otra parte, desde agosto de 2006 se cuenta con una nueva y potentísima sustancia analgésica de origen natural, la ziconotida, que se obtiene del veneno de un caracol marino llamado ‘cono de mago’. Es hasta mil veces más efectiva que la morfina y no resulta adictiva ni demasiado tóxica. Su único problema es que la administración es un poco complicada: debe implantarse una pequeña bomba en el paciente para que libere el medicamento directamente en el fluido que rodea la médula espinal.
El umbral del dolor
Algunas terapias tratan de modificar el umbral del dolor, es decir, el punto en que una molestia se transforma en una sensación insoportable. Cada persona tiene un umbral del dolor distinto. Si se aprieta el brazo de una con determinada fuerza puede que sienta un dolor agudo mientras que la misma presión a otra persona solo le represente una molestia.
Antes de prescribir un tratamiento, es necesario determinar la intensidad del dolor
La clave para regular la resistencia al dolor se halla en el sistema nervioso central. Por eso el dolor puede tratarse también a través de la mente, del cerebro. El dolor se incrementa a la par que la ansiedad. Por tanto los métodos que la disminuyan también reducen el dolor. Por otra parte no hay que olvidar que a menudo un dolor físico es el reflejo de un conflicto psíquico.
Los masajistas se encuentran frecuentemente con que una manipulación que normalmente es indolora causa una molestia que viene acompañada de una emoción y un recuerdo. Es así porque las emociones negativas que no hemos querido afrontar se refugian en el subconsciente y a la vez en la musculatura, los tendones, los tejidos corporales.
La acupuntura
Además de los medicamentos, existen terapias naturales que complementan su acción o que incluso pueden hacerlos innecesarios. Una de las más eficaces es la acupuntura, una terapia completa para tratar en el nivel energético todo tipo de problemas.
Una de sus principales aplicaciones y la más demostrada científicamente es el tratamiento del dolor, especialmente de cabeza, espalda, rodillas y hombros, aunque puede tratarse cualquier tipo de dolor: de parto, postquirúrgico, el causado por las artritis y la artrosis, la fibromialgia, los dolores menstruales... Entre 12 y 15 sesiones, aplicadas por una persona experta, pueden ayudar a vivir con una dosis mucho menor de dolor.
Desde 1997, después de analizar 67 estudios rigurosos, el gobierno de Estados Unidos la considera útil para tratar el dolor generalizado y los dolores musculares y esqueléticos. Pese a ello, en los últimos años se ha producido una polémica sobre la eficacia de la acupuntura. Algunos científicos afirmaban que su efecto no era distinto del placebo y que, de hecho, no importaba si las agujas se insertaban en los puntos correctos o en cualquier otro lugar.
Sin embargo, en la Universidad de Southampton (Reino Unido) se han realizado pruebas que despejan todas las dudas: han sometido a pacientes a tratamientos falsos y verdaderos de acupuntura y han demostrado que solo los auténticos son capaces de aliviar el dolor y de activar una región del cerebro específica, la ínsula, que interviene en la modulación de la percepción del dolor. En China lo tienen claro, pues no dudan en practicar operaciones a corazón abierto con la ayuda de la acupuntura como anestésico.
Otro estudio realizado en la Universidad de Maryland (Estados Unidos) confirmó que la acupuntura auténtica —23 sesiones en 26 semanas— era más eficaz que los consejos sobre cómo controlar el dolor de la artritis, aunque lo mejor es seguir las recomendaciones médicas y combinarlas con acupuntura.
La medicina tradicional china explica la acción de la acupuntura sobre los canales energéticos, pero para la ciencia occidental su eficacia sigue siendo un misterio. Una teoría afirma que la sensación producida por las agujas -los pinchazos generalmente no duelen, pero pueden producir sensaciones de hormigueo o una molestia ligera- estimula el flujo de endorfinas, unas sustancias generadas por el propio cuerpo y similares a las hormonas que reducen el dolor -por eso se las llama opioides endógenos- y aumentan la sensación de bienestar. Otra teoría sostiene que afecta el comportamiento del agua en las fibras de colágeno y, con ello, la transmisión de información entre células a través de señales químicas y eléctricas.
Otros tratamientos
• La estimulación eléctrica transcutánea (TENS) actúa mediante unas corrientes eléctricas débiles sobre los nervios que están por debajo de la piel en la zona dolorida. Los impulsos eléctricos se sienten como un ligero cosquilleo que llama la atención del cerebro y éste de alguna manera se acostumbra a aceptar las sensaciones que proceden de aquél lugar del cuerpo. Cuando la sesión de TENS termina, el paciente no siente tanto dolor. Tras diez años de investigaciones se puede afirmar que el éxito de la terapia se sitúa entre el 12% y el 92% después de un año de tratamiento. Se utiliza principalmente contra los dolores de espalda y articulares (artrosis).
• La terapia neural (TN), muy practicada por médicos naturistas de Centroeuropa, donde tiene su origen, y cada día más en nuestro país, tiene un efecto similar al de una anestesia local. Consiste en inyectar lidocaína o procaína -anestésicos locales- en el punto donde se genera el desequilibrio que lleva al dolor. La diferencia con otras terapias basadas en antiálgicos o anestésicos es que no solo combate el dolor, sino que aparte de eliminar el síntoma favorece la curación. Lo consigue porque la anestesia permite que las células afectadas por procesos patológicos descansen, favoreciendo así la recuperación de la salud.
• Los aparatos de biofeedback -o bioautorregulación- permiten visualizar o escuchar a través de monitores o señales de audio la marcha de procesos corporales involuntarios, como los ritmos respiratorio y cardiaco, la presión arterial, las ondas cerebrales o la contracción muscular. Gracias a estas herramientas, el paciente puede controlar en cierta medida estos procesos, lo que le sirve para relajarse y para sentir que tiene el control de su propio cuerpo. Las sesiones de biofeedback (de 6 a 12 del 30 a 40 minutos, dos veces por semana) resultan especialmente útiles contra el dolor en la articulación temporomandibular, el hombro o la espalda, la migraña y la fibromialgia.
• La técnica de autocontrol del dolor, que puede aprenderse en unas seis sesiones de hora y media, combina la relajación con la autosugestion. El objetivo es que el paciente comprenda que no es una víctima pasiva del dolor, que puede hacer mucho para reducir el sufrimiento que le provoca: puede conocerlo, perderle el miedo y dominarlo. Curiosamente son personas sanas las que más la practican y han desarrollado las técnicas de autocontrol del dolor. Por ejemplo, las mujeres embarazadas que buscan un parto sin dolor o, en otro orden de cosas, los practicantes de artes marciales orientales o los faquires. Pero las mismas técnicas que utilizan estas personas son un tesoro para los enfermos con dolor crónico.
• La musicoterapia provoca también una respuesta del cerebro, pero lo hace a través del subconsciente y de la percepción artística. La música rompe las rigideces emocionales de los pacientes, que se liberan de tensiones que, si no están en el origen del dolor, contribuyen a que resulte más insoportable. La ventaja frente la psicoterapia, que también puede ser útil contra el dolor, es que no intenta abrirse camino hacia el subconsciente a través de las palabras. Los musicoterapeutas aseguran que seguir un tratamiento de unos tres meses puede reducir a la mitad la dosis de analgésicos necesaria para mantener un dolor bajo control.