"No uses nunca glifosato. Los pesticidas son tóxicos"
Entrevistamos a Carlos de Prada, responsable del área de tóxicos de la Fundación Vivo Sano, que nos explica cómo los plaguicidas que se usan en agricultura perjudican nuestra salud.
Los pesticidas son sustancias creadas para causar daño a organismos vivos, y nos lo causan a nosotros a través de los alimentos que comemos. Esta sencilla pero obviada premisa es la que Carlos de Prada, responsable del área de tóxicos de la Fundación Vivo Sano, intenta explicar allá a donde va. Los fitosanitarios que se usan en agricultura no son inocuos.
¿Todos los pesticidas son tóxicos?
Aunque en principio busquen causar daño solo a un tipo concreto de seres, parece que muchas veces los daños pueden ser más extensos. Hay muchos pesticidas sobre los que hay publicados miles de estudios científicos que a un nivel u otro los asocian a posibles problemas sanitarios y/o ambientales. Hacer una lista, siquiera somera, sería difícil: glifosato, 2, 4 D, clorpirifos, diazinon, mancozeb, prochloraz... Como también sería empresa prolija describir siquiera someramente los posibles efectos a los que unas o otras sustancias han sido asociadas: Parkinson, infertilidad, cáncer, problemas cognitivos en los niños, intoxicaciones agudas...
¿Cuáles son sus principales peligros para los consumidores?
Al margen de las intoxicaciones de los agricultores, en la comunidad científica preocupan mucho los posibles efectos de la exposición a niveles bajos de pesticidas en forma de residuos que hay en buena parte de las frutas y verduras convencionales. Especialmente porque los sistemas que se han venido empleando para evaluar el riesgo de estos residuos no han tenido en cuenta el conocimiento científico actual y tienen un fuerte componente arbitrario a la hora de establecer tales límites. Hasta ahora se han basado fundamentalmente en los criterios impuestos por las propias industrias fabricantes de los pesticidas. Una de las cosas que no ha sido debidamente tenida en cuenta, por ejemplo, es el potencial de actuar como disruptores endocrinos, es decir, perturbadores del equilibrio hormonal, que podrían tener muchos pesticidas. Y preocupa singularmente porque con las sustancias que actúan de este modo la ciencia no tiene claro que pueda establecerse con claridad un umbral de concentración lo suficientemente bajo como para ser seguro, especialmente cuando la exposición a estas sustancias se da en etapas tempranas del desarrollo, como el feto dentro de la madre. Los posibles efectos de la disrupción endocrina van desde la infertilidad a los efectos sobre el desarrollo del cerebro infantil, pasando por otros muchos, entre ellos algunos cánceres hormonodependientes como el de mama o el de próstata. Recientemente la Endocrine Society realizó una evaluación del coste sanitario asociado a la exposición a pesticidas organofosforados en Europa, y solo evaluando el daño sobre el cerebro infantil (por ejemplo, en pérdida de puntos de cociente intelectual, déficit de atención, etc.), el coste anual evaluado era de unos 146.000 millones de euros en la UE. La exposición principal a estos pesticidas parece ser la alimentaria.
¿Hay estudios científicos recientes que hayan sido determinantes a la hora de relacionar pesticidas modernos y enfermedades?
Hay toneladas de estudios científicos. Basta hacer una búsqueda en Pubmed o en cualquier otra base de datos de estudios científicos introduciendo en inglés un problema de salud y el nombre de un pesticida o varios para verlo. Continuamente aparecen más y más investigaciones científicas. Otra cosa es que la población se entere de ello o que los políticos presten oídos a la voz de la comunidad científica. En cualquier caso, como el lenguaje científico nunca es por sí mismo cien por cien asertivo y como ciertos estudios los paga la propia industria interesada, esto puede ser empleado para decir que hay "dudas" que justifican no hacer nada. No obstante, la comunidad científica ha emitido diferentes declaraciones donde deja bien claro que el nivel de conocimiento existente sobre una serie de sustancias es suficiente como para impulsar medidas contundentes que no se están acometiendo. Que debe adoptarse el principio de precaución aunque siempre pudieran existir algunas cosas donde pudiera estudiarse algo más.
¿Cuál es la polémica en torno al glifosato, el herbicida de Monsanto? ¿Se usa habitualmente más allá de la agricultura?
Sí, claro. En zonas verdes urbanas, en cunetas, en vías de ferrocarril... Podrían hacerse varios libros sobre el tema solo con hablar de lo que sucede, por ejemplo, en Argentina, donde cataratas de glifosato son vertidas sobre sus millones de hectáreas de cultivos de soja transgénica. Por abreviar, decir que la reciente inclusión de la sustancia en los listados de sustancias cancerígenas de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), entidad de la OMS que no se ha caracterizado precisamente por su entusiasmo a la hora de incluir sustancias como cancerígenas, ha dado fuerza a las campañas que a lo largo y ancho del planeta se realizan contra el uso de esta sustancia.
Los posibles efectos de la disrupción endocrina van desde la infertilidad a los efectos sobre el desarrollo del cerebro infantil, pasando por cánceres de mama o de próstata
¿Cuáles deberían ser las precauciones de alguien que tenga un jardín o un pequeño huerto?
Yo, obviamente, lo último que haría sería usar glifosato en mi jardín. Pero no conviene, por otro lado, desenfocar la cuestión. Mucha gente habla solo del glifosato o demasiado de él, pero olvida que el problema de los pesticidas es mucho mas vasto, y que hay muchas más sustancias asociadas a problemas a un nivel u otro. Incluidas sustancias autorizadas para ser usadas dentro de los propios hogares.
Si son peligrosos para la salud, ¿por qué las agencias de seguridad alimentaria no los prohíben?
Recomiendo que los lectores indaguen un poco sobre cómo se crearon agencias como la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), precisamente para tranquilizar a la población europea tras una serie de escándalos y crisis alimentarias, y especialmente sobre los conflictos de interés de personas que han trabajado en sus grupos de expertos. Simplemente haciendo eso quedará respondida la pregunta. El poder de la industria sobre las entidades que debieran velar por la seguridad frente al riesgo de las sustancias es tan escandaloso que solo la ignorancia de las masas acerca de ello permite que siga ejerciéndose. Un ejemplo, hasta 2008 no se estableció en la UE que debieran tenerse en cuenta estudios científicos independientes en la evaluación del riesgo de los pesticidas. Ha sido una tónica muy general que los millares de estudios realizados por los mayores expertos de los centros de investigación y universidades más serias del planeta no se tengan en cuenta debidamente, sin más, y se conceda más peso a estudios de la propia industria, muchas veces secretos, sobre los que decidían misteriosos paneles de expertos a puerta cerrada. Hoy en día, y a pesar de tímidos avances, la industria sigue dictando su ley. Las agencias reguladoras, básicamente, se dedican a decirnos que cierto nivel de presencia de un residuo de pesticida que suele encontrarse normalmente en las frutas y verduras está dentro de la norma y es "seguro" . Solo se declara ilegal una concentración de ese residuo que suele ser rara de encontrar. Es más, hace unos pocos años, la Comisión Europea subió masivamente los niveles permitidos en una serie de países, alegando una armonización, y aquí no pasó nada. Si vemos lo que hoy sabe la ciencia sobre el modo de acción de muchas de estas sustancias surgen algo más que dudas acerca de la seriedad de los límites que se establecen.
El DDT está prohibido desde los años 70, ¿pero se sigue usando en algunos países? ¿Puede llegar hoy día hasta nuestra alimentación?
Es tan persistente y bioacumulativo que seguimos teniendo en nuestros cuerpos presencia de su metabolito, el DDE. Además, algunas investigaciones concretas han medido DDT en alguna zona de España y no se sabe de dónde procede. Tanto con esta sustancia como con otras, es posible que lleguen productos contaminados de otros países. Como lo es que se usen productos prohibidos en algunas zonas de España. En mi opinión, aunque se trate de dar una sensación de control exhaustivo, es muy difícil controlar todo lo que sucede, más allá de controles puntuales más o menos representativos. Por otro lado, deberían destinarse más recursos a la investigación independiente que permitiera realizar una monitorización sobre posibles fuentes de exposición a una serie de sustancias y su presencia en el medio y el cuerpo humano para tener una imagen más nítida del tema.
¿En qué consiste la campaña sobre pesticidas de la Fundación Vivo Sano?
La campaña para la reducción en el uso de pesticidas de la Fundación Vivo Sano y Fodesam, que ha sido apoyada por otras entidades como Greenpeace, SEO-BirdLife, Ecologistas en Acción, etc, busca algo tan necesario como poner fin a la dependencia en el uso de pesticidas en la agricultura y no solo en ella. Fijémonos en que hablamos de dependencia de modo semejante a las toxicomanías. Y es que es como si nuestra agricultura fuese toxicómana y necesitase una desintoxicación. Esa dependencia es un problema reconocido universalmente por entidades como la FAO o por la propia Unión Europea, que en su Directiva sobre pesticidas dice que debe acabarse con ella. La forma de hacerlo, y es en lo que estamos, es fijar objetivos concretos, legalmente vinculantes, de reducción en el uso de pesticidas a nivel nacional y/o autonómico. Lamentablemente pocos países lo han hecho. Un ejemplo es Dinamarca que bajó un 40% entre 2011 y 2014 o Francia que acaba de presentar un plan para reducir un 50% de ahora al 2025. A nivel nacional pedimos una reducción del 30% del uso de pesticidas en cinco años, pero por autonomías ese objetivo debe ser mayor en aquellas con más uso de pesticidas. En paralelo, como mecanismo principal para conseguirlo, deben fijarse objetivos concretos de incremento de la agricultura ecológica. Hemos estado reuniéndonos con representantes de diferentes formaciones políticas y seguiremos haciéndolo hasta alcanzar esos objetivos, sea a nivel nacional o de alguna autonomía, sin olvidar tampoco la escala local. Hemos conseguido el apoyo de diferentes partidos.
¿A qué otras campañas puede sumarse cualquier ciudadano concienciado?
Nosotros, obviamente, estamos centrados en nuestra propia campaña. Entendemos necesarias e importantes todas las demás, como algunas que hay en torno a sustancias concretas como el glifosato, que no hacen sino contribuir a un mismo objetivo. Lo mismo sucede con la campaña de Greenpeace sobre los pesticidas que afectan a las abejas. Todo va en el mismo sentido. Invito a los que quieran a visitar nuestras webs y si quieren echar una mano que lo hagan (las webs de la Fundación Vivo Sano es www.vivosano.org y la del Fodesam www.fondosaludambiental.org) o a apoyar las campañas realizadas por otras ONG sobre estos temas. Son asuntos clave donde todo apoyo es poco.