La relación con la naturaleza en las grandes religiones
En las grandes religiones se encuentran argumentos similares a favor del respeto a la naturaleza.
Judaísmo y cristianismo
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Las frases del Génesis "haced que la tierra os obedezca", "creced y multiplicaos, habitad la tierra y dominadla" o "gobernad sobre todos los animales" son muy significativas y han marcado la tradición judaica y la cristiana. Pero según el Midrash Rabbá, Dios dijo al primer hombre: "Mirad que bella y perfecta es mi creación, la he creado para vosotros. Sed conscientes y no la traicionéis ni las destruyáis. Si lo hacéis, nadie os seguirá para repararla".
La Creación es considerada por los judíos como buena en sí misma, aunque para perfeccionarla y santificarla necesita, según la creencia judía, a hombres temerosos de Dios. Sin embargo, creer que la naturaleza es sagrada o equiparar al ser humano con el resto de la creación no es posible para los judíos ortodoxos.
La judía es una tradición milenaria, pero viva. En la década de 1980 un pequeño grupo de rabinos empezó a tomar conciencia de la destrucción del entorno natural y se decidieron a divulgar el ideal judío del “tikum olam” (reparación o sanación del mundo) a través de unas reglas de comportamiento ecológico.
La Biblia de los cristianos ofrece ideas interesantes desde el punto de vista ecológico, como la historia del arca de Noé, la cual demuestra que Dios valora tanto al hombre como al resto de su Creación. Ajenas a esta enseñanza, las autoridades eclesiales, durante 2.000 años, se han decantado por separar al ser humano de la naturaleza, declarada pecadora.
Pero también el cristianismo tiene posibilidades ecológicas. El ex franciscano brasileño Leonardo Boff intenta en sus libros tender un puente entre cristianismo y ecología, aunque lo hace desde fuera de las instituciones de la Iglesia católica, tras ser expulsado por su contribución a la teología de la liberación.
Hinduismo y budismo
El hinduismo no es exactamente una religión, sino una civilización que une tradiciones espirituales diversas, a veces contradictorias. En general, se sustenta en una mitología con innumerables dioses y diosas, trasuntos de diferentes cualidades de la conciencia.
Los primeros textos védicos son cantos a la belleza y la variedad del mundo natural. Todo es sagrado. Sin embargo, se tiende a creer que la divina dignidad de un río no puede ser afectada por ningún comportamiento humano, así que nada impide orar junto al Ganges y acto seguido verter lo que sea. No obstante, es frecuente que los ecologistas argumenten razones religiosas para frenar proyectos que impliquen tala masiva de árboles o construcción indiscriminada de industrias.
Forma parte de las creencias hindúes que existen ciclos de creación y destrucción. Pero los textos religiosos no dicen que se espere la debacle de brazos cruzados, sino que apuesta por una ética -dharma- que debe disminuir el sufrimiento de la naturaleza.
Gautama Buda reconoció hace 2.500 años que el sufrimiento tiene su origen en la ignorancia en que vive el espíritu humano. Propuso como remedio un camino interno de conocimiento. La escuela Mahayana cree que no se podrá entrar en el nirvana y escapar del sufrimiento hasta que todos los "seres sintientes" se hayan liberado.
Enseñanzas básicas del budismo son la empatía -compasión- hacia los seres y la creencia de que existe una dependencia mutua de todos los fenómenos del mundo natural. Para el budismo no existe un alma o yo individual separado del cosmos. Animales, plantas, hombres y universo forman una red viva en la que ninguna parte puede dominar otra parte.
Islam
El Corán está repleto de loas a las maravillas de la Creación: "¡En el nombre de Alá, el Creador, el Justo! Es Él quien ha hecho crecer los jardines salvajes y cultivados, las palmeras y los cereales de diverso fruto. Comed de sus cosechas pero que no os lleve la gula". La naturaleza no puede considerarse sagrada, pero refleja la belleza de Alá.
En los 6236 versos del Corán, los teólogos han encontrado más de 500 que recomiendan llevar una vida respetuosa con los animales y las plantas. En los textos Hadith sobre la vida de Mahoma, el profeta se muestra cuidadoso con la tierra, con el agua, con los animales salvajes y los domésticos. Incluso se desarrolla el concepto "zona de protección", antecedente de los actuales parques naturales, dentro del frágil ecosistema de la sociedad árabe. De todos modos no se ha traducido en hechos tangibles todo el potencial "verde" -éste es el color del Islam- de los textos sagrados.