La cumbre de la acción climática

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António Guterres, secretario general de la ONU, ha inaugurado la cumbre climática de Madrid, COP25, con esta advertencia: “Ha llegado el momento de parar la guerra contra la naturaleza y pasar a la acción ante el cambio climático”.

Este es el decálogo de lo que se espera de “la cumbre de la acción”, que culminará el 13 de diciembre en Madrid.

 

António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas

“Durante décadas, la especie humana ha declarado la guerra al planeta y el planeta está ahora contraatacando”, advirtió el secretario general de la ONU António Guterres en la apertura de la COP25, en la que urgió a los líderes políticos a evitar un calentamiento mayor de 1,5 grados y a perseguir la neutralidad en carbono en el 2050. “Ha llegado el momento de parar la guerra contra la naturaleza y pasar a la acción ante el cambio climático”, advirtió el Guterres, que arremetió con la dependencia de los combustibles fósiles. “Estamos en un hoyo profundo y seguimos perforando; no podemos seguir cavando el hoyo hasta que sea demasiado profundo y no podamos salir”… Este es el decálogo de lo que se espera de “la cumbre de la acción”, que culminará el 13 de diciembre en Madrid.

1-“Cero emisiones” en el 2050

La adhesión a los planes de neutralidad de carbono para el 2050 será la prioridades de la COP25. La Alianza para la Ambición Climática, liderada por Chile y la ONU, fijó el objetivo de “cero emisiones” netas de carbono a mediados de siglo y cuenta ya con 70 países adheridos (entre ellos, España), un largo centenar de ciudades y 87 grandes compañías. Los anfitriones esperan duplicar el número de adhesiones durante la cumbre de Madrid, pero la tarea no será fácil. En la UE, sin ir más lejos, ha surgido ya un grupo de “resistencia” al objetivo, liderado por Polonia, Hungría y la República Checa. El informe “Brown to Green” marca por otra pate el camino de transición hacia una economía “descarbonizada” en los países del G20, responsables, del 78% de las emisiones.

2. 1,5 grados

En la cumbre de París del 2015, 195 países se comprometieron a tomar acciones concretas para “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 grados con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de temperatura a 1,5 grados”. En la cumbre de Madrid, el foco estará centrado en el objetivo de 1,5 grados, a la luz de la nueva evidencia cientícia y ante la presión de los países más afectados por el cambio climático, para los que la diferencia de medio grado equivale simplemente a la supervivencia. Estados Unidos, Arabia Saudita, Kuwait e Irán ya han puesto sin embargo objeciones para que el informe seminal de los 1,5 grados del IPCC pueda ser incluso debatido en las negociaciones políticas. Según las proyecciones de la ONU, de proseguir la tendencia actual de emisiones del planeta se calentaría 1,5 grados entre el 2030 y el 2052

3. El contexto social y político

Algo ha cambiado radicalmente en el último año: el activismo del clima ha dado la vuelta al mundo. Movimientos como Fridays for Future (impulsado por Greta Thunberg) o Extinction Rebellion (surgido en Reino Unido) han elevado la presión social sobre la clase política. Y todo a pesar de la ola de populismo encabezada por Donald Trump y Jair Bolsonaro, que han servido para dar de nuevo alas al “negacionismo” e intentar forzar una nueva marcha atrás. En la cumbre de París, las “bestia negra” fue Arabia Saudita; en Madrid se espera que sean Brasil (con la Amazonia como punto caliente) y Estados Unidos (con el contrapunto de California y las grandes ciudades que han puesto a la vanguardia de la acción ante el cambio climático).

4. De Santiago a Madrid

Los disturbios sociales y la represión policial forzaron la retirada de Chile y el ofrecimiento del Gobierno español para acoger la COP25 en Madrid. El país suramericano mantiene sin embargo la presidencia y es co-anfitrión, junto con España. Es la segunda vez que dos países comparten la organización de una cumbre del clima: Fiji acogió la COP23, que se celebró en Bonn (Alemania) por la falta de infrastructuras en su capital, Suva.

5. El giro “azul”

Los océanos, que absorben hasta el 80% del CO2 emitido a la atmósfera, han sido hasta ahora los gradnes marginados en el debate del clima. El reciente informe del IPCC -alertando sobre la acidificación de las aguas, la desaparición del hielo, la erosión de las costas y el posible aumento del nivel del mar de 30 a 60 centímetro en el siglo XXI- ha recordado la urgencia del tema. La ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt, anunció su intención de darle un giro azul a la cumbre (algo así como la “Blue Cop”) por el carácter eminentemente marítimo del país organizador. “Esperemos que la COP25 siga mantientdo el foco sobre los océanos a pesar del cambio de sede”, advierte Rémi Parmentier, coordinado de la iniciativa Because the Ocean, que acoge a 30 países (entre ellos, Chile y España). La ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera se ha comprometido a recoger el testigo.

6. El carbón

El 2019 será el año que registre la mayor caída en la generación de energía con carbón de la historia, según un reciente análisis de Carbon Brief. El Reino Unido ha celebrado este año el hito de la primera semana sin carbón desde la revolución industrial. El cierre de las minas de carbón en España también se considera un sustancial avance. En Europa del Este persiste sin embargo una fuerte dependencia del carbón, cuyo uso ha subido también en Alemania tras la decisión del cierre de las centrales nucleares. China ha creado por su parte en los dos últimos años 43 gigavatios de capacidad en nuevas centrales eléctricas de carbón. Pese al liderazgo mundial en casi todas las fuentes renovables, el gigante asiático sigue apostando al mismo tiempo por la energía más “sucia” para abastecer las gran demanda de su población, un dilema al que también se enfrenta India y que este año se ha manifestado con especial crudeza en la altísima contaminación registrada en las megalópolis asiáticas.

7. El petróleo

La producción de petróleo, gas y carbón estimada de aquí al 2030 es el doble de que lo que se puede quemar si se quiere limitar el ascenso global de temperaturas a 1,5 grados. Es la advertencia lanzada por el UNEP en su reciente informe, que establece un vínculo muy directo entre la producción y las emisiones, y pone el dedo en la llaga sobre la necesidad de “desinvertir” en combustibles fósiles. Lo que empezó como una reivindicación ecologista, capitaneada en la cumbre de París por el fundador de 350.org Bill McKibben, se ha convertido ya en un imperativo económico. “Las renovables son ya más competitivas y no tiene sentido invertir en petróleo o en carbón en este otro modelo que estamos creando”, advierte Nicholas Stern, autor del histórico informe sobre la economía y el cambio climático.

8. Mitigación y Compensación

El Artículo 6 del Acuerdo de París faculta a las partes (los estados) a usar mecanismos de mercado para compensar sus emisiones. El papel de los “mercados de carbono”, y hasta el qué punto pueden suponer una contribución positiva a los esfuerzos globales, será una de las “patatas calientes” en la COP25. Los costes cada vez mayores de las pérdidas y daños causados por los episodios de “clima extremo” estarán también muy  presentes en la agenda. Los países más vulnerables reclaman que el organismo específico de la ONU –conocido como Mecanismo Internacional de Varsovia- tenga acceso directo a apoyo financiero para poder lograr compensaciones económicas directas.

9. Aceleración

El primer paso para llegar a la meta “cero emisiones” en el 2050 es reducirlas a la mitad en el 2030. El grupo Exponential Roadmap, integrado por decenas de científicos, analistas y economistas, ha marcado el camino con una “hoja de ruta” sobre los cambios apremiantes y necesarios en la próxima década. Los vehículos eléctricos deberían constituir el 90% de la flota en esa fecha. Las ciudades deberían experimentar una profunda trasformación para mejorar la movilidad y la calidad del aire. El consumo de carne debería reducirse ostensiblemente en nuestras dietas. El frenazo a la deforestación y la revisión a fondo de los subsidios agrícolas es otra tarea apremiante. “Nos enfrentamos a una transformación en gran escala que está ya en marcha, pero hay que ganar velocidad y hacer la transición de una década”, asegura Johan Rockström, director del Instituto Postdam para la Investigación del Impacto del Cambio Climático.

10. Glasgow, 2020

Madrid allanará el camino a la COP26 de Glasgow en el 2020, el momento inaplazable de rendir cuentas. El Gobierno británico esbozará sus planes en la COP26, pese a que la eterna distracción del Brexit y la campaña para las elecciones del 12D impedirán el impulso necesario. El “premier” Boris Johnson acaba de reiterar su compromiso para fijar la meta de “cero emisiones” en el 2050 y no seguir el escurridizo camino de Donald Trump. Johnson acaba de ordenar la suspensión temporal del “fracking” para extracción del gas pizarra, algo a lo que no se atrevió en su día Obama. Reino Unido es líder mundial en eólica marina y se ha propuesto eliminar el carbón de la tarta energética antes de una década. El lema de Glasgow iba a ser “la COP de la ambición”, pero Madrid le ha arrebatado el mensaje porque hay que anticiparse e ir más allá. La crisis climática no puede esperar.