Es necesario protegerse de las microondas de los teléfonos móviles y wifis
Vivimos sumergidos en un mar de ondas electromagnéticas de origen tecnológico. Decenas de estudios relacionan las emisiones de microondas que utiliza la telefonía móvil y los router wifi con diferentes alteraciones biológicas. Por desgracia, la decisión personal de utilizar el teléfono móvil con moderación no es suficiente para evitar su efecto perjudicial. Es necesario protegerse de manera más activa.
De acuerdo con un estudio reciente, entre los años 200 y 2010 se produjo un incremento significativo de los casos de tumor cerebral entre los niños de 0 a 14 años de edad en Estados Unidos. La incidencia en adolescentes (de 15 a 19 años) también aumentó. Otro estudio relacionó el uso del teléfono móvil con la aparición de este tipo de cáncer. Investigaciones como estas han llevado a que la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, proclamara que las emisiones electromagnéticos de la telefonía móvil son un “probable carcinógeno en humanos”, debido a que están asociados a un mayor riesgo de glioma, un tipo de cáncer maligno del cerebro.
Muchos han querido entender que a fin de cuentas “probable” no es gran cosa. Pero para que una organización muy sensible a los intereses económicos en juego como la OMS establezca esta calificación ha debido tener en cuenta pruebas contundentes, como los estudios que demuestran un incremento del 40% en el riesgo de tumor cerebral agresivo entre las personas que han usado el teléfono móvil durante 30 minutos diarios por un período de 10 años. Suficiente para que el director de la Agencia, Christopher Wild, aconseje que se tomen medidas prácticas como utilizar dispositivos de manos libres que alejan el aparato de la cabeza o que se escriban SMS en lugar de realizar llamadas.
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La prudencia de la OMS no puede ocultar que existen estudios rigurosos e independientes que muestran la actividad cancerígena segura, no probable, de las microondas de los móviles. Lennart Hardell, del Hospital Universitario de Orebro (Suecia), y Olle Olle Johansson, del prestigioso Instituto Karolinska, concluyeron ya en 1999 que había una relación de causa efecto entre teléfonos móviles y cáncer. Aquel estudio fue desacreditado por un trabajo del Instituto Internacional de Epidemiología, de Rockville (Estados Unidos). Hardell reaccionó enfurecido y demostró la relación entre los autores del informe y... Motorola.
Efectos sobre la conducta
Las microondas son incluso capaces de alterar el comportamiento de las personas. Una investigación realizada en la Universidad de California concluye que los fetos expuestos a microondas de los móviles sufren un incremento medio del 54% en el riesgo de presentar problemas como hiperactividad o alteraciones emocionales. El peligro de los bebés más expuestos asciende al 80%. Otro ensayo, dirigido por Leif Salfrod, de la Universidad de Lund (Suecia), sugiere que la radiación de los móviles abre la barrera existente entre los vasos sanguíneos y el cerebro, de manera que sustancias presentes en la sangre como la albumina pueden contaminar el sistema nervioso central con resultados imprevisibles.
A los efectos de los teléfonos hay que añadir el de las conexiones inalámbricas Wi-Fi, que utilizan la misma tecnología. El equipo de San Ming Wang en la Universidad de Purdue (Estados Unidos) ha comprobado que después de sólo dos horas de exposición aumenta la expresión de 221 genes. Tras seis horas, la cantidad se eleva a 759, entre los que se encuentran genes relacionados con la muerte celular. Que un gen se exprese quiere decir que puede provocar la secreción de una proteína que, por ejemplo, favorezca el desarrollo de tumores u otras muchas enfermedades.
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En casa
Las emisiones de móviles y conexiones inalámbricas son las que más preocupan en la actualidad, pero no son las únicas contribuyentes a la niebla eléctrica. Hay que sumar las emisiones de los electrodomésticos y todo tipo de aparatos que nos acompañan en casa o en el trabajo.
No es fácil saber a qué tipo de campos y emisiones se está expuesto dentro del propio hogar. Para averiguarlo habría que conocer la ubicación de las antenas de telefonía móvil en las terrazas de los edificios cercanos, los transformadores y cables de alta tensión de la red eléctrica e incluso las fuentes de emisión que se encuentran dentro de las casas de los vecinos.
Las medidas más sencillas para reducir la exposición consisten en ubicar los electrodomésticos a las distancias adecuadas y prescindir de los innecesarios. En la gran mayoría de los casos, la aplicación del principio de precaución se logra fácilmente reconfigurando el salón, habitación o puesto de trabajo. Alejarse de la fuente del campo magnético suele ser suficiente para reducir la exposición a niveles aceptables.
Cuidar el descanso
Los expertos coinciden en la importancia de mantener la cama a salvo de los influjos eléctricos para favorecer la recuperación. Por eso conviene evitar en el dormitorio todo tipo de aparatos que se enchufen, como despertadores, radios, mantas eléctricas, somieres regulables, televisores, ordenadores, teléfonos móviles e inalámbricos. Incluso resulta recomendable separarar el cabecero de la cama un metro de la pared que acoja los cables de la instalación eléctrica. Si esto no es posible, se puede instalar un dispositivo en la caja de distribución que corta el suministro eléctrico cuando no se consume (es decir, en cuanto se apaga la luz de la mesita de noche).
Fuentes de electrosmog en casa
Routers. Los routers para crear WLAN (siglas en inglés de “red de área local inalámbrica”) de acceso a internet o Wi-Fi emiten continuamente microondas. En casa y en el lugar de trabajo es recomendable emplear sistemas de transmisión de datos mediante cables, aunque pueda resultar engorroso. En los lugares de trabajo hay que procurar mantener en la medida de lo posible la mayor distancia posible con las antenas emisoras.
Bluetooth. Es un técnología de conexión sin cables entre ordenadores y periféricos como teclados, ratones, teléfonos móviles, cámaras digitales o mp3. También utiliza la transmisión por microondas y por tanto tiene las mismas objeciones. Para el teclado y el ratón se puede recurrir a la tecnología de infrarrojos, si se quiere reducir la maraña de cables.
Teléfonos inalámbricos. Las bases y terminales DECT (siglas en inglés de “telecomunicaciones Inalámbricas mejoradas digitalmente”) generan altas dosis de electrosmog. Producen a su alrededor un campo magnético de baja frecuencia y microondas como los teléfonos móviles de manera constante. Si no se quiere renunciar a este aparato, hay que asegurarse de que emita menos de 100 µW/m2 a una distancia de dos metros. Los teléfonos con cables son mucho más recomendables.
Radiodespertadores. Además de consumir mucha electricidad, emiten grandes campos de eléctricos y magnéticos de baja frecuencia, a menudo cerca de la cabeza. Es mejor sustituirlos por modelos a pilas.
Televisiones y monitores. Conviene elegir modelos con el sello TCO Standard, que limita la intensidad a 200 nT a una distancia de 30 cm, aunque idealmente la emisión no debiera superar los 20 nT.
Iluminación. Sin duda, la tecnología más limpia es el LED, seguida del halógeno a 220V sin transformador. Los fluorescentes emiten campos magnéticos y eléctricos demasiado fuertes.
Hornos microondas. Conviene asegurarse de que la puerta cierra perfectamente para que no se escapen las microondas. En cualquier caso, conviene no estar cerca mientras está funcionando.
Electrodomésticos. Los aparatos que se ponen en marcha gracias a un motor como las lavadoras, las secadoras, los taladros, los secadores de cabello, las aspiradoras, las neveras, los lavavajillas, las maquinillas de afeitar eléctricas o las batidoras producen un intenso campo electromagnético de un metro de diámetro cuando están en marcha. Es aconsejable vigilar la ubicación de la nevera para que no quede, por ejemplo, al otro lado de la pared donde se apoya un cabecero de cama.
Cocinas de inducción. La intensidad del campo magnético es más alta que en las vitrocerámicas clásicas. Es aconsejable que al cocinar no se permanezca más tiempo del estrictamente necesario junto a este tipo de fogones. Ésto es especialmente importante en el caso de las embarazadas que deberían cocinar sólo con los fuegos traseros.
Luces infantiles. Las luces quitamiedos en los enchufes no suponen una fuente importante de electrosmog, siempre que se hallen a más de un metro de donde duerme el niño. Las que funcionan con pilas no generan ningún campo.