El pastelero hace pasteles, el cristalero hace cristales, la mente hace pensamientos. 

No podemos dejar de pensar, no podemos frenar nuestra mente, no podemos vaciarla, quién lo asegure nos engaña. Sin embargo, con trabajo y constancia, sí podemos soltar esa 'ilusión de control' y observar desde el sosiego la naturaleza cambiante de la mente, el proceso que sigue constantemente. Cómo aparecen los pensamientos de forma automática en un momento, y al siguiente se desvanecen. 

Y esa nueva perspectiva cambia las reglas del juego, lo cambia todo. Yo no soy mi mente porque yo la estoy observando, y desde esa nueva posición, desde ese 'algo más', me libero de su yugo y me reencuentro con mi esencia, conmigo mismo. Y poco a poco tiene lugar en mí un firme despertar, un lento renacimiento. Ésta es la terapia duradera, la autoconciencia, el conocimiento profundo de nosotros mismos que nos conduce a la paulatina liberación de los lamentos y de la culpa del pasado, del miedo paralizador y de la incertidumbre del futuro.

Porque en el fondo, digan lo que digan, todo está bien, aunque para comprenderlo nunca basten palabras y se requieran agallas para ir mar a fondo, hasta la profundidad de uno mismo. Para sentirnos bien adentro, a salvo en esa bahía interior donde las tormentas y las tempestades no alcanzan.

El pastelero hace pasteles, el cristalero hace cristales, la mente hace pensamientos. Recuerda, mar a dentro, en el fondo, todo está bien como está. 

Sergi Rufi

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