Para empezar, tus emociones y tu instinto son herencia de millones de años de evolución humana, sin embargo, tus pensamientos cotidianos son producto de varios miles de años de desarrollo cultural y tecnológico. Por lo tanto, tus emociones y tu instinto estaban aquí mucho antes que tu mente moderna, y por eso mismo, quieras o n la preceden y la gobiernan, y no viceversa. 

Por lo tanto, afirmar que puedes controlar tu agenda biológica controlando la mente moderna es una mentira. Afirmar que puedes sanar la complejidad de tu ser controlando el contenido de tus pensamientos (el ubicuo pensamiento positivo) es otra mentira fabricada por esta sociedad de consumo donde a menudo la inteligencia de la mente se sobreestima, y la sabiduría del cuerpo se menoscaba. Por eso, las terapias que afirman que la mente puede controlar plenamente el cuerpo son inmaduras porque confunden sanar con ocultar, sanar con chutes de bella pirotecnia emocional, sanar con obtener resultados rápidos, y así de esa guisa nos engañan. 

Porque en el fondo, pretender alcanzar el equilibrio emocional sin un proceso personal orientado al desarrollo psico-espiritual, es soñar despierto. Porque principalmente tu ser reside en tu cuerpo, y tu ser es biológicamente sabio y se sanará a sí mismo una vez que tus emociones y tus pensamientos dejen de obstaculizarle el camino con ilusiones heredadas por la familia, prestadas de otros, o compradas a través de la pantalla. 

Por eso sólo cuando sepas quién eres realmente, qué has venido a hacer aquí y te pongas mano a la obra, tu mente y tu cuerpo comenzarán a sanar espontáneamente y sin demasiado esfuerzo. Sólo cuando dirijas tus acciones de forma coherente hacia la misión que has venido a cumplir en esta vida, tu cuerpo, tus emociones y tus pensamientos se alinearán naturalmente por sí mismos. 

Por un instante, atrévete a olvidar las facturas, las ataduras, la inercia de los hábitos que en el fondo alguien eligió por ti. Atrévete a saltar y a apearte por un instante de la rueda de hámster, a frenar tu huida hacia delante, y asómate al espejo. Entre tú y la persona que te mira ¿Acaso puedes sentir quién eres realmente? ¿y sobre todo, a partir de ahora, quién quieres ser?

Siéntate, respira, siéntete, por un instante, despierta. 

Sergi Rufi

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