vidrio reciclado
l vidrio reciclado es 'cool'
De botellas salen botellas, eso parece que ya está bastante asumido. ¿Pero sabemos cuántas otras aplicaciones decorativas y de menaje provienen del contenido del iglú verde?
ELENA SEVILLANO 15/10/2010
Vota Resultado 5 votos
El comienzo del proceso se produce con cada gesto de introducir un envase de vidrio usado en los iglús instalados en las calles de nuestras ciudades". No es el mensaje de ninguna campaña institucional de concienciación ni de ninguna asociación ambientalista, sino de una empresa que se llama La Mediterránea y a la que el reciclaje le interesa como al que más: esos envases procesados en plantas clasificadoras, separados por colores y triturados hasta quedar convertidos en calcín son la materia prima con la que la factoría valenciana crea sus objetos de menaje y decoración desde 1975. Fue entonces cuando 17 trabajadores del sector decidieron asociarse, "convencidos de que la transformación del vidrio reciclado podía ser el comienzo de un gran proyecto". La empresa ha llegado a consumir 40 toneladas de este calcín (un 20% procedente de los desechos que se producen durante su propia fabricación) por cada día de trabajo, y con ello ha logrado una facturación de 13 millones de euros.
Actualmente se recicla algo más del 60% del vidrio que se genera en España, según datos oficiales. De él, el 50% se hace a través de los contenedores verdes (según cálculos de Ecovidrio, que es la asociación encargada de su gestión); el resto se recupera por otros canales (como recogidas en hostelería y en comercios). Durante 2009, los iglús recibieron 712.662 toneladas de envases, lo que representa una media de 15,2 kilos por ciudadano. Una vez depositado en el lugar correcto, a este residuo, que es reciclable al 100% y cuantas veces se desee, se le abre un amplio abanico de reencarnaciones. Muchas de ellas tienen que ver con el mundo de la decoración, donde se está convirtiendo en tendencia. La botella de gaseosa, por ejemplo, puede terminar siendo un jarrón de La Mediterránea, que vende fuera de España el 80% de lo que produce (arrancó sus primeras exportaciones al grupo Habitat ya en 1979) y acumula más de 40 premios de diseño. Usa vidrio extraclaro lo más homogéneo posible "para potenciar la nitidez y el brillo", según destaca.
Si esa botella de gaseosa se la bebe un estadounidense y luego la deja donde corresponde, le estará garantizando una nueva vida quizá como panel de IceStone: superficies de trabajo con vidrio reciclado y hormigón que se pueden teñir de cualquier color. O como un suelo fabricado por la firma EnviroGlas. Los tonos cálidos que luce una encimera de Vetrazzo, compañía de la misma nacionalidad, vienen de botellas de ámbar (como las de cerveza), y según anuncia en su web, en sus coloristas paneles cabe tanto el vidrio de envases como el procedente de ventanas, vajillas, copas, parabrisas, cristal de laboratorio, el recuperado de edificios demolidos y hasta de los semáforos fuera de servicio... Lo que antes era basura irremediablemente desperdiciada en el vertedero resulta que ahora queda de lo más cool en una cocina o en un baño.
La guipuzcoana Reviglass, SA, con showroom en Castellón, es una de las pioneras en España en la fabricación de mosaico vítreo, empleado en la decoración de spas, piscinas, instalaciones deportivas, espacios comerciales. Dibujos, cenefas, dameros, degradados; una amplia gama de colores y diseños. Para ello echa mano de cristal plano, de ventana, como señala Alejandro Otamendi, fundador y gerente. "En los buenos tiempos llegamos a usar entre 10.000 y 12.000 toneladas al año", cuenta. Otamendi destaca que apostaron por el reciclaje a mediados de los ochenta, cuando se hablaba poco o nada de estas cuestiones. "Fue por una razón de costes: era más barato", aclara. Ahora no lo es tanto porque la demanda, y consecuentemente los precios, han subido al multiplicarse las aplicaciones y nuevos usos de estos residuos. Sin ir más lejos, Cosentino, creador del Silestone, lanzó el año pasado ECO by Cosentino®, "compuesto en un 75% por materiales reciclados, entre los que destacan la porcelana, el vidrio, los espejos y las cenizas vitrificadas", informó la multinacional andaluza.
Los fabricantes eco acuden a por materia prima a recicladores como Camacho Recycling, que recoge, transporta, procesa el vidrio y transforma en calcín. Este negocio levantino se divide en dos partes: por un lado está adherido a Ecovidrio y recibe vidrio hueco (el de los envases) procedente de los iglús verdes. Esta pata de su actividad es la que provee, por ejemplo, a La Mediterránea. Y luego, como empresa privada, trata vidrio plano que obtiene de cristalerías, puntos limpios y desguaces de automóviles. Una vez vertido todo sobre la cinta transportadora, la piedra, porcelana y cerámica (los mayores contaminantes del vidrio) se apartan manualmente. A continuación, el proceso se mecaniza: sistemas de infrarrojos, imanes, aspiradores y una serie de máquinas que primero separan el grano de la paja. Y después son capaces de separar ese grano por colores: extraclaro (quizá el más demandado), verdes, topacios.
"Nuestros compradores son cada vez más exigentes", reconocen desde la empresa. ¿Y el cliente final? Otamendi cree que los consumidores no son insensibles a la ecología, pero que a la hora de la verdad, tanto a ellos como a los constructores de piscinas o de pisos les mueve, sobre todo, el precio, y que el reto consiste en fabricar productos competitivos.
De botellas salen botellas, eso parece que ya está bastante asumido. ¿Pero sabemos cuántas otras aplicaciones decorativas y de menaje provienen del contenido del iglú verde?
ELENA SEVILLANO 15/10/2010
Vota Resultado 5 votos
El comienzo del proceso se produce con cada gesto de introducir un envase de vidrio usado en los iglús instalados en las calles de nuestras ciudades". No es el mensaje de ninguna campaña institucional de concienciación ni de ninguna asociación ambientalista, sino de una empresa que se llama La Mediterránea y a la que el reciclaje le interesa como al que más: esos envases procesados en plantas clasificadoras, separados por colores y triturados hasta quedar convertidos en calcín son la materia prima con la que la factoría valenciana crea sus objetos de menaje y decoración desde 1975. Fue entonces cuando 17 trabajadores del sector decidieron asociarse, "convencidos de que la transformación del vidrio reciclado podía ser el comienzo de un gran proyecto". La empresa ha llegado a consumir 40 toneladas de este calcín (un 20% procedente de los desechos que se producen durante su propia fabricación) por cada día de trabajo, y con ello ha logrado una facturación de 13 millones de euros.
Actualmente se recicla algo más del 60% del vidrio que se genera en España, según datos oficiales. De él, el 50% se hace a través de los contenedores verdes (según cálculos de Ecovidrio, que es la asociación encargada de su gestión); el resto se recupera por otros canales (como recogidas en hostelería y en comercios). Durante 2009, los iglús recibieron 712.662 toneladas de envases, lo que representa una media de 15,2 kilos por ciudadano. Una vez depositado en el lugar correcto, a este residuo, que es reciclable al 100% y cuantas veces se desee, se le abre un amplio abanico de reencarnaciones. Muchas de ellas tienen que ver con el mundo de la decoración, donde se está convirtiendo en tendencia. La botella de gaseosa, por ejemplo, puede terminar siendo un jarrón de La Mediterránea, que vende fuera de España el 80% de lo que produce (arrancó sus primeras exportaciones al grupo Habitat ya en 1979) y acumula más de 40 premios de diseño. Usa vidrio extraclaro lo más homogéneo posible "para potenciar la nitidez y el brillo", según destaca.
Si esa botella de gaseosa se la bebe un estadounidense y luego la deja donde corresponde, le estará garantizando una nueva vida quizá como panel de IceStone: superficies de trabajo con vidrio reciclado y hormigón que se pueden teñir de cualquier color. O como un suelo fabricado por la firma EnviroGlas. Los tonos cálidos que luce una encimera de Vetrazzo, compañía de la misma nacionalidad, vienen de botellas de ámbar (como las de cerveza), y según anuncia en su web, en sus coloristas paneles cabe tanto el vidrio de envases como el procedente de ventanas, vajillas, copas, parabrisas, cristal de laboratorio, el recuperado de edificios demolidos y hasta de los semáforos fuera de servicio... Lo que antes era basura irremediablemente desperdiciada en el vertedero resulta que ahora queda de lo más cool en una cocina o en un baño.
La guipuzcoana Reviglass, SA, con showroom en Castellón, es una de las pioneras en España en la fabricación de mosaico vítreo, empleado en la decoración de spas, piscinas, instalaciones deportivas, espacios comerciales. Dibujos, cenefas, dameros, degradados; una amplia gama de colores y diseños. Para ello echa mano de cristal plano, de ventana, como señala Alejandro Otamendi, fundador y gerente. "En los buenos tiempos llegamos a usar entre 10.000 y 12.000 toneladas al año", cuenta. Otamendi destaca que apostaron por el reciclaje a mediados de los ochenta, cuando se hablaba poco o nada de estas cuestiones. "Fue por una razón de costes: era más barato", aclara. Ahora no lo es tanto porque la demanda, y consecuentemente los precios, han subido al multiplicarse las aplicaciones y nuevos usos de estos residuos. Sin ir más lejos, Cosentino, creador del Silestone, lanzó el año pasado ECO by Cosentino®, "compuesto en un 75% por materiales reciclados, entre los que destacan la porcelana, el vidrio, los espejos y las cenizas vitrificadas", informó la multinacional andaluza.
Los fabricantes eco acuden a por materia prima a recicladores como Camacho Recycling, que recoge, transporta, procesa el vidrio y transforma en calcín. Este negocio levantino se divide en dos partes: por un lado está adherido a Ecovidrio y recibe vidrio hueco (el de los envases) procedente de los iglús verdes. Esta pata de su actividad es la que provee, por ejemplo, a La Mediterránea. Y luego, como empresa privada, trata vidrio plano que obtiene de cristalerías, puntos limpios y desguaces de automóviles. Una vez vertido todo sobre la cinta transportadora, la piedra, porcelana y cerámica (los mayores contaminantes del vidrio) se apartan manualmente. A continuación, el proceso se mecaniza: sistemas de infrarrojos, imanes, aspiradores y una serie de máquinas que primero separan el grano de la paja. Y después son capaces de separar ese grano por colores: extraclaro (quizá el más demandado), verdes, topacios.
"Nuestros compradores son cada vez más exigentes", reconocen desde la empresa. ¿Y el cliente final? Otamendi cree que los consumidores no son insensibles a la ecología, pero que a la hora de la verdad, tanto a ellos como a los constructores de piscinas o de pisos les mueve, sobre todo, el precio, y que el reto consiste en fabricar productos competitivos.
Añadir nuevo comentario