Los inversores recompensan a gigantes como Exxon que no adoptaron la energía eólica y solar

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Malas noticias. Pese a la insistencia de las campañas publicitarias, en realidad, las principales petroleras del mundo no están virando hacia las energías limpias y sostenibles. Junto al petróleo y al gas, ahora también se dedican a extraer litio para las baterías eléctricas.

Foto: Pexels

Cuando las compañías de petróleo y gas asumieron compromisos ambiciosos hace cuatro años para reducir las emisiones y realizar la transición a la energía renovable, sus negocios estaban en caída libre, informa The New York Times. La demanda de combustibles se estaba agotando a medida que se afianzaba la pandemia. Los precios se desplomaron y las grandes compañías petroleras occidentales sufrieron pérdidas de dinero que superaron los 100.000 millones de dólares, según la consultora energética Wood Mackenzie.

A muchas empresas e inversores de la época les parecía que la energía renovable no sólo era más limpia, sino que además constituía un mejor negocio que el petróleo y el gas.

"Los inversores se centraron en lo que yo diría que era la narrativa predominante en torno a que todo se está moviendo hacia la energía eólica y solar", dijo Darren Woods, director ejecutivo de Exxon Mobil, en una entrevista con The New York Times durante una conferencia sobre el clima de las Naciones Unidas en Bakú, Azerbaiyán. "Tuve mucha presión para entrar en el negocio de la energía eólica y solar", agregó. Sin embargo, Exxon no fue por ese camino e invirtió en áreas como la extracción de hidrógeno y litio, que son más afines a su negocio tradicional.

Wall Street ha recompensado a la empresa por esas apuestas. El precio de las acciones de la empresa ha subido más del 70 por ciento desde finales de 2019, elevando su valoración de mercado a un récord de casi 560.000 millones de dólares en octubre. 

El desempeño en la bolsa del gigante petrolero estadounidense contrasta con el de BP y Shell, compañías de petróleo y gas con sede en Londres que adoptaron tecnologías eólicas, solares y de otro tipo, como la recarga de vehículos eléctricos. Las acciones de BP cayeron alrededor de un 19 por ciento en ese período, según las cotizaciones en Londres, mientras que las de Shell subieron alrededor de un 15 por ciento.

La renovada aceptación de los combustibles fósiles por parte del mercado pone de relieve uno de los principales desafíos para frenar las emisiones globales: el cambio climático plantea riesgos que se van agravando a lo largo de décadas. Los científicos afirman que cada fracción de grado de calentamiento provocado por los combustibles fósiles conlleva mayores riesgos de olas de calor mortales, incendios forestales, sequías, inundaciones y extinción de especies. Pero los inversores están centrados en ganar dinero a corto plazo.

"Si queremos combatir el cambio climático, debemos lograr que a las empresas y a los consumidores les convenga producir y comprar alternativas con bajas emisiones de carbono", dijo Christopher Knittel, profesor de economía energética en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Sobre el negocio del petróleo y el gas

Los combustibles fósiles siguen produciendo ganancias. El rendimiento medio del capital entre algunas de las mayores compañías petroleras propiedad de inversores del mundo, una medida clave de la rentabilidad, superó el 11% el año pasado, frente al -8% de 2020, según un análisis de S&P Global Commodity Insights. El rendimiento medio durante ese mismo período para las principales empresas de energía renovable se ha mantenido alrededor del 2%.

BP ya ha tomado nota. En 2020 se comprometió a reducir su producción de petróleo y gas en un 40 por ciento para finales de la década. En 2023 dio marcha atrás y reconoció que aumentaría el gasto en combustibles fósiles. La empresa canceló 1.100 millones de dólares en inversiones en energía eólica marina el año pasado y recientemente dijo que quería vender otros activos eólicos.

Otra gran petrolera, Shell, ha reducido o descartado algunos de sus objetivos de reducción de emisiones, y ha rebajado las expectativas de crecimiento para su negocio de energía renovable.

Sin embargo, el negocio del petróleo es más inestable porque depende fuertemente de coyunturas políticas internacionales. La energía renovable tiende a ser un negocio mucho más estable. Hagan lo que hagan las petroleras, en todo el mundo se está invirtiendo casi el doble de dinero en energía limpia que en combustibles fósiles, según la Agencia Internacional de la Energía, una organización con sede en París.

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