Hace 12 años 2 meses 0 comentarios
Me encantan las flores del hibisco de nuestro balcón. Un día aparecen y al siguiente se han ido. Si no estoy atento y preparado, no puedo disfrutar de su textura de terciopelo rojo, de su forma de campana y sus puntitos de amarillo al final del pistilo. Verlas, como ver cualquier flor por pequeña que sea, es un milagro cotidiano. Es cuestión de suerte o de gracia.
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