Las bacterias intestinales influyen sobre la recuperación muscular

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Un estudio de la Universidad de Harvard señala que las células inmunitarias intestinales que son potenciadas por las bacterias intestinales actúan sobre los músculos y el hígado para favorecer su recuperación. 

La salud del intestino humano afecta a casi todas las partes del cuerpo, pero especialmente a nuestro sistema inmunológico si se considera que aproximadamente el 70 por ciento se encuentra dentro del intestino. En un descubrimiento sorprendente, investigadores de la Universidad de Harvard están demostrando cómo las bacterias intestinales (probióticos) refuerza nuestro sistema inmunológico para curar las lesiones musculares.

Las células T son un tipo de glóbulo blanco que ayuda a proteger el cuerpo de gérmenes invasivos e infecciones. Los investigadores descubrieron que las bacterias intestinales potencian células específicas llamadas células T reguladoras (Tregs). La función principal de estas células es recorrer el cuerpo y responder a los factores estresantes que se encuentran en los sitios de lesiones para curarlos.

Las células inmunitarias intestinales viajan al hígado y los músculos

"Nuestras observaciones indican que los microbios intestinales impulsan la producción de una clase de células T reguladoras que salen constantemente del intestino y actúan como centinelas, que detectan el daño en sitios distantes del cuerpo y luego actúan como emisarios para reparar ese daño", dice la autora Diane Mathis, profesora de inmunología en el Instituto Blavatnik de la Facultad de Medicina de Harvard, en un comunicado de la universidad.

Los autores del estudio dicen que las células Treg son células altamente especializadas que tienen funciones únicas que desempeñar en el cuerpo. En el intestino, juegan un papel activo en el mantenimiento de la salud intestinal. Ayudan a proteger contra los alérgenos alimentarios, las enfermedades autoinmunes como la colitis e incluso el cáncer colorrectal. Los microbios intestinales también están fuertemente implicados en la inmunidad intestinal a través de la producción de Treg, pero existía poca evidencia sobre lo que hacen las Treg en los tejidos fuera del intestino.

Cuando el equipo encontró células de estructura similar en los músculos se sorprendieron bastante. "Me topé con algunas células que se veían muy similares y tenían las mismas características de las Treg que se derivan del intestino", dice el primer autor del estudio, Bola Hanna, investigador en inmunología en la Facultad de Medicina de Harvard. "Esto nos llamó la atención porque sabemos que estas células se producen en el intestino y están formadas por la microbita".

Una microbiota intestinal pobre conduce a más cicatrices después de una lesión

Esto llevó al equipo a responder a la pregunta de por qué estas células estarían aquí, utilizando modelos animales. Para hacer esto, los investigadores primero tenían que asegurarse de que las Treg que se encuentran dentro del tejido muscular fueran en realidad del intestino. Los científicos analizaron la estructura molecular y confirmaron su identidad. Luego etiquetaron a los Tregs con luz y los siguieron mientras se movían alrededor de los cuerpos de los ratones. Descubrieron que las células abandonaron el revestimiento intestinal y se trasladaron a otras partes del cuerpo. Finalmente, examinaron los receptores de superficie de las células Treg en busca de antígenos, que es un código de barras exclusivo de las células.

“Las células inmunitarias que habíamos encontrado en el músculo compartían los mismos códigos de barras con las células Treg equivalentes en el intestino”, informa Hanna.

Mientras monitoreaba el proceso de curación, el equipo descubrió que los ratones que carecían de estas Treg tenían una recuperación muscular más lenta que aquellos que las tenían. Examinaron esto más de cerca y encontraron que estos ratones tenían más inflamación en el sitio de la lesión. Incluso una vez que sanaron, tenían cicatrices o fibrosis. Esto indica que el músculo no se curó bien. Para ver si las bacterias intestinales desempeñaban un papel en esto, el equipo alimentó a los ratones con antibióticos para matar las bacterias intestinales beneficiosas. Descubrieron que estos ratones también tenían dificultades con la reparación muscular. Una vez que su flora intestinal volvió a la normalidad, pudieron curarse mejor.

“Es bien sabido que los antibióticos pueden erradicar los microbios intestinales beneficiosos como daño colateral de su función principal, que es matar las bacterias dañinas”, dice Mathis. “Nuestros resultados subrayan aún más la importancia del uso juicioso de antibióticos, que es importante por muchas razones que van mucho más allá de la recuperación muscular”.

Finalmente, el equipo quiso ver si esta relación también podía verse de manera más general. Buscaron rastros de Treg intestinales en varios órganos, como el hígado, los riñones y el bazo, todos los cuales contienen Treg intestinales, pero en cantidades más pequeñas. Para realizar este experimento, el equipo indujo la enfermedad del hígado graso en un grupo de ratones porque la enfermedad puede provocar cicatrices en el hígado, muerte celular y daño a los órganos. Los investigadores descubrieron que los ratones con hígado graso tienen niveles más altos de Treg colónicos que aquellos con hígados sanos, lo que implica que estas células pueden regular la inflamación en lugares además del intestino.

Los investigadores creen que vale la pena explorar en profundidad esta área de investigación, ya que podría ayudar a allanar el camino para nuevos tratamientos con diferentes mecanismos que promuevan el uso de microbios intestinales saludables, no solo para proteger el intestino en sí, sino también para curar lesiones musculares y el hígado graso.

Los hallazgos se publican en la revista Immunity.

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