La Imperfección es la Perfección perfecta
Recuerdo cuando hace unos 30 años empecé a encontrar estos bellos y preciados “ulls de tigre” –como los llamamos coloquialmente– en la playa. Por aquel entonces los había a cientos, solo tenías que sentarte en la orilla y venían a ti. Hoy apenas se ven, aunque siguen viniendo a mí sin buscarlos.
Sin embargo, algo ha cambiado. Al darme cuenta de este cambio me ha llevado a reflexionar sobre ello. ¿Qué ha cambiado? Sin duda, YO.
Al principio no tuve conciencia de ello, hasta que un día me di cuenta de que… antes solo cogía aquellos que eran bellos, PERFECTOS, descartando los rotos, o aquellos cuyo color no me era grato. Lo hacía con un absoluto desprecio hacia ellos sin cuestionarme nada más…
Hace un par de semanas estaba sentada en la orilla, mecida por la caricia de las olas, y uno de ellos roto y maltrecho vino a mí, lo tomé con inmenso cariño. Sí, eso es lo que sentí. Me di cuenta entonces de que llevaba tiempo haciéndolo, cogiendo todos los que llegaban a la orilla o los que surgían entre las piedras mientras tomaba el sol.
Me quedé allí, en la orilla, meditativa, sonriente y feliz, viendo la belleza de esos “ulls de tigre” rotos, destrozados, pensando en lo que habían sufrido, en lo que habían batallado para sobrevivir y seguir, aún a pesar de sus limitaciones físicas, y mi admiración hacía ellos creció y creció, me sentí pequeña, pensando en lo fáciles que eran para mí las pequeñas cosas cotidianas, vivir el día a día y agradecí profundamente la oportunidad de entender, de crecer y de valorar mi condición física aparentemente sin límites ni limitaciones.
Seguí pensando en esos “ulls de tigre” y los comparé a los humanos, a esos a quienes sus limitaciones no les impiden avanzar, esos que con una gran dignidad te dan hermosas lecciones de sabiduría y hacer, esos que entienden que nada es por casualidad y te dicen "¡Eh! Alto ahí. Quizás mi cuerpo físico no es el adecuado, pero mi mente sigue intacta y con ella logro lo que me propongo…"
De nuevo me sentí pequeña. Seguía mirando esos "ulls de tigre" rotos que tenía en mi toalla, vi su enorme belleza y entendí que… ¡La Imperfección es la Perfección perfecta!
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