¿Vivimos en una simulación? ¿Qué dice la ciencia?

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La duda de que haya una realidad más real que el mundo que experimentamos en el día a día ha atravesado la historia y los continentes. Actualmente, la ciencia se lo plantea seriamente. 

Ilustración creada por Microsoft Designer

La pregunta llega al corazón mismo de la naturaleza de la realidad y nuestra comprensión de ella. La idea de que nuestra realidad podría ser una simulación ha sido explorada por varios filósofos y científicos. La noción de simulación o sueño desafía nuestras percepciones de lo que es real y lo que no lo es. Si todo lo que experimentamos es una simulación o una ilusión, ¿cuáles son las implicaciones para la naturaleza de nuestra conciencia y nuestra comprensión del mundo?

Según Bernardo Kastrup, debemos comprender la realidad como un proceso instintivo que se desarrolla, más que como un proceso guiado por un plan premeditado. Kastrup ve el mundo como una apariencia, un proceso natural que nuestros sentidos interpretan como real. El "yo" que experimentamos como nosotros mismos individuales es una ilusión. Nuestros egos no tienen el control y nuestras mentes no están disociadas de otras formas de mentalidad que nos rodean. Esto significa que nuestros pensamientos, deseos e incluso nuestra voluntad tienen una influencia limitada en el mundo que nos rodea. El mundo que experimentamos es una ilusión creada por nuestro sistema sensorial.

Esto nos lleva a la pregunta filosófica de cómo deberíamos vivir si nuestras experiencias cotidianas no son "reales". La recomendación de Kastrup es explorar el mundo desde la perspectiva que ofrece la simulación. Nos anima a contemplar y experimentar el mundo a través de la naturaleza temporal de nuestra existencia.

Una visión alternativa, dentro de las teorías de la simulación, es que nuestra conciencia es una "isla de coherencia en un mundo caótico". La idea de que vivimos en una simulación podría entenderse como una forma de justificar una posición filosófica que da permiso para explorar la naturaleza plena de nuestro ser. Si se toma la simulación como una metáfora de las formas complejas en que nuestras mentes interpretan el mundo, entonces quizás la idea clave sea que nuestras percepciones de la realidad son relativas, subjetivas y únicas para cada uno de nosotros. La realidad que experimentamos es sólo una de muchas interpretaciones posibles del mundo.

Este relativismo podría extenderse a las leyes de la física. ¿Podrían adoptar muchas formas diferentes? Joscha Bach parece pensar que sí, y describe la física como "el arte de describir sistemas arbitrarios utilizando ecuaciones algebraicas cortas". Según Bach, diferentes tradiciones intelectuales desarrollan métodos distintos para comprender cuestiones fundamentales sobre la realidad, y estos métodos pueden cegar a sus seguidores ante ciertas interpretaciones del mundo.  

En conclusión, la sugerencia de que vivimos en una simulación desafía nuestras suposiciones sobre la naturaleza de la realidad y nuestro lugar en ella. Si bien esto puede ser una idea reconfortante para algunos, a otros les resultará inquietante. La realidad simulada ofrece una interpretación del mundo que enfatiza la naturaleza subjetiva y relativa de nuestras percepciones. Nuestra conciencia está profundamente vinculada a nuestro cerebro y al mundo físico que nos rodea, pero la naturaleza exacta de este vínculo no está clara. ¿Es nuestra realidad una simulación? Eso depende de tu interpretación del mundo y de las preguntas filosóficas que te resulten más convincentes.