En el huerto de las flores
Mariano Bueno, divulgador de la agricultura ecológica y autor de El huerto familiar ecológico, ha puesto en marcha L'Hort de les Flors, junto a Jesús Arnau, experto en jardinería.
L'Hort de les Flors es un huerto-jardín participativo, en una finca de 2.000 metros cuadrados en Benicarló.
Mariano Bueno anda siempre de aquí para allá: impartiendo cursos, propagando salud o esparciendo semillas, con alguno de sus grandes libros bajo el brazo (de El huerto familiar ecológico a Cultiva tus remedios), asombrando con su sabiduría natural y repartiendo cálidos abrazos por nuestra ancha geografía…
Pero sus raíces están en Benicarló, el pueblo castellonense donde nació hace 57 años y donde creció con sus padres agricultores. Allí creó ese "espacio de ecodesarrollo personal y social" que bautizó como La Senieta y que lleva creciendo desde hace tres décadas. Y allí está también L'Hort de les Flors, el huerto-jardín participativo, donde el pionero de la agricultura ecológica lleva dos años creando escuela en una finca de 2.000 metros cuadrados cedida por el Colegio La Salle.
Los prejuicios contra “lo ecológico” los ha vivido Mariano toda su vida, y no iba a ser menos en su propia tierra… "La gente era escéptica al principio y nos decía: con lo ecológico se lo van a comer todo los bichos. Pero a todo el que quiera cultivar, yo le enseño un principio muy básico: no pongáis en las plantas nada que no pondríais en la ensalada. Con ajos y guindillas podréis controlar pulgones, con yogur tendréis a raya a la mayoría de los hongos, con un preparado de ortigas podréis contener también la plagas"...
Dicho y hecho. En apenas un año, los bancales del huerto de las flores no tardaron en estar rebosantes de tomateras, lechugas y coles... "Y tan bueno como lo que crece es la sinergia que ha creado alrededor: aquí vienen a cultivar no solo los mayores, sino también los niños de la escuelas y las personas con discapacidades físicas y mentales. De aquí se nutre en parte el comedor social. Esto se está convirtiendo en el gran punto de encuentro del pueblo, y el paso siguiente será aprovechar otros solares, y seguir creando huertos ecológicos".
Nos hace una demostración Mariano de cómo remover la tierra en un bancal con la ayuda de una horca de doble mango, el mejor amigo del hortelano ecológico: "Nosotros lo llamamos el biomotocultor, porque funciona a base de 'biocombustible': garbanzos, lentejas, arroz... En fin, lo que comamos para ir haciendo músculo. La verdad es que es un gran invento. Si lo hubiera usado yo hace tiempo, a lo mejor me habría ahorrado las dos hernias".
No vamos a engañarnos: el huerto exige sudor y esfuerzo, aunque es doblemente nutritivo y cumple funciones terapéuticas... "En este mundo urbano y tecnificado en el que nos movemos es muy saludable cultivar, y eso algo que están aprendiendo ahora los niños de los colegios y de los institutos de Benicarló en L'Hort de les Flors, que se ha convertido en un aula viva, sobre todo en verano”.
Entre sus idas y venidas, Mariano ha arrimado el ascua a los hortelanos para montar una wc con lecho de lombricompost, y pronto comenzará la construcción de la pérgola de madera. Un nuevo grupo de mujeres le ha dado entre tanto nuevos bríos al huerto social. Y todos andan alborotados y con la esperanza de que el nuevo Ayuntamiento de izquierdas aproveche el terreno abonado por L'Hort de les Flors para impulsar definitivamente la agricultura ecológica en este pueblo de 25.000 habitantes a orillas del Mediterráneo y al norte de Castellón.
Allí está también el espacio pionero creado por Mariano, La Senieta… "En el año 81, mi padre transformó esta finca de secano a regadío, y en el 82 me la ofreció cuando vine de Francia, por si quería experimentar con la agricultura biológica. Acepté el reto y desde entonces éste ha sido mi banco de pruebas para demostrar que se pueden cultivar productos sanos y ecológicos, sin recurrir a productos químicos que dañen las plantas y la salud de los consumidores".
Antes de adentrarse en Francia y Suiza en el terreno de la Agricultura Ecológica y de la Geobiología (su segunda gran vocación, aunque tiene muchas otras), Mariano Bueno pasó como era de rigor por los cursos de Extensión Agraria. Fue a los quince años cuando encajó la indigestión de los fitosaniarios, los insecticidas y las "unidades de fertilizantes y abonos".
No tardó en darse cuenta de que lo que le vendían como "revolución agraria" era en realidad "un adoctrinamiento" para abandonar los métodos tradicionales y caer en la espiral de los monocultivos y la producción intensiva a base de sustancias sintéticas que nos vendían las industrias agroquímicas. Algo le decía instintivamente que ése no era el camino, pero tuvo que salir fuera para otear el horizonte y vivir de cerca el "despertar ecológico" de finales de los años setenta.
"Los cambios suelen producirse por necesidad o por sufrimento", asegura Mariano Bueno. "Y en esa tesitura estamos ahora los países opulentos, pensando en cómo gestionar mejor los recursos que tenemos en mitad de esta crisis y las que vendrán. A los países que están obligados a vivir en precario no les va ni mejor ni peor, simplemente les va igual que de costumbre. Ellos se adaptaron hace tiempo; ahora nos toca adaptarnos a nosotros".