Cómo preparar un picnic bio
Alimentos que aguanten bien el calor, concentrados de té, tartas con leche vegetal... Son solo algunos de los trucos que convertirán nuestra salida al campo en todo un éxito.
Pocas comidas saben tan ricas y producen tanto placer como aquellas que se disfrutan en plena naturaleza. Estar rodeados de tanta belleza, aire puro y tranquilidad mejora el sabor de todo lo que comemos. Aún así, quienes amamos el arte de comer y la naturaleza deberíamos seguir unas simples pautas para mejorar la experiencia culinaria y minimizar el impacto de nuestro paso. Se trata de un nuevo concepto de picnic en el que hasta la comida va en consonancia con el espíritu del lugar que nos alberga. De entrada, eligiremos solo alimentos sanos y biológicos que potencien la sensación de bienestar en nuestro organismo y que, en ningún caso, nos obliguen a ir cargados.
Qué poner en la cesta
Lo primero que debemos tener en cuenta al pensar en recetas para un día en el campo es en los ingredientes adecuados para un picnic, ya que no todos soportan igual de bien la exposición al calor de los meses de julio y agosto durante varias horas. En la mayoría de los casos, basta recurrir a las opciones secas de ciertos alimentos, como es el caso del tomate, porque si lo llevamos cortado de casa, tenemos todas las papeletas de que acabe transformado en un gazpacho. Otras verduras que conviene no llevar cortadas de casa son el pepino o la lechuga, ya que el primero va a soltar todo el líquido y la segunda se nos quedará reblandecida. Algunas verduras como la berenjena, el calabacín, los pimientos o los espárragos trigueros podemos llevarlas asadas o pasadas por la plancha, intentando que nos queden al dente para poderlas comer con las manos.
En el caso de las frutas, deberemos prescindir de las que tengan un gran contenido en agua, pues es bastante difícil que lleguen en buen estado a la hora de la comida. Las más típicas de la época estival son las más problemáticas, entre ellas la sandía, el melón y las frutas rojas. Y, por las mismas razones, se recomienda no echar en la cesta ninguna fruta cortada o demasiado madura.
Están absolutamente desaconsejadas las mayonesas, las margarinas o las mantequillas, dado que no soportan bien el calor y pueden dar problemas digestivos. Como alternativa para untar el pan, tenemos dos buenas opciones: preparar un humus ligero de garbanzos que sea fácil de extender o, simplemente, llevar una botellita de aceite de oliva extra virgen para rociar al pan a la hora de comer. En lo que al pan se refiere, hay que evitar los típicos bocadillos de pan de molde que tienen la tendencia a quedarse blanditos y humedecidos por los ingredientes o salsas. El mejor, por su contenido nutritivo y consistencia, es el pan negro alemán, que gracias a su textura gomosa aguanta sin problemas cualquier tipo de relleno.
¿Pero por qué conformarse con el típico bocadillo? Las tartas de verduras son fáciles de llevar y no necesitan platos o cubiertos. Eso sí, hay que prescindir de lácteos y huevos, poco recomendables para soportar varias horas de altas temperaturas. En su lugar, podemos usar leche vegetal y, para darle un punto de cremosidad ácida, un yogur natural. También es buena idea pochar una cebolla y añadirle la verdura picada, frutos secos, queso, algas o lo que deseemos. Cuando todo esté blandito, lo dejamos enfriar y le mezclamos leche vegetal, harina de maíz y una cucharadita de levadura de pastelería para que quede más esponjoso. Mezclamos bien para deshacer grumos, ¡y al horno!
Por supuesto, todo lo que comamos debe ser o crudo o cocinado en casa. Además de la prohibición de hacer barbacoas o encender fuego, en ciertas zonas protegidas cualquier alternativa con fuego es demasiado peligrosa. Sí están permitidas, en cambio, las maravillosas cocinas solares, con las que podemos elaborar incluso bizcochos. ¡Ojalá estas cocinas le tomen pronto el relevo a las tradicionales barbacoas campestres!
Bebidas sanas en la naturaleza
Una vez elegida la zona donde vamos a realizar nuestra comida, es importante procurar tener localizadas las fuentes de agua como ríos, arroyos o manantiales. Esto nos evitará tener que cargar con más líquido del estrictamente necesario, y más cuando vamos a pasar todo el día por esa zona o debemos caminar varias horas hasta llegar al lugar elegido. Además, nada tiene que ver el sabor del agua pura de un manantial con cualquier agua que llevemos desde casa. La recomendación sería llevar, además del agua para el trayecto, una botella vacía de plástico que no nos aumente el peso en la mochila y un par de limones enteros para añadirlos a la hora de comer. Así conseguiremos una bebida refrescante que reponga parte de los minerales perdidos y mataremos los posibles microbios del agua.
Otra buena opción es preparar en casa un concentrado de té. Se trata de poner en 200 ml de agua hirviendo, el equivalente a lo que nos daría un par de litros de té. Solo hay que dejar reposando en esa cantidad de agua hirviendo diez cucharaditas de té o cinco bolsitas entre cinco y diez minutos. También podemos preparar un concentrado de menta o de flores de hibiscus, que son muy refrescantes, y endulzarlos con alguno de nuestros siropes o maltas favoritos. Cuando esté frío, lo metemos en una pequeña botella de agua y así, a la hora de la comida, tendremos la opción de enriquecer el agua de limón con un saludable concentrado de té o infusión.
Accesorios ecológicos
Un juego muy divertido cuando vamos de picnic es comportarnos como unos supervivientes e intentar conseguir parte de nuestra vajilla y cubertería en la naturaleza. Con pequeñas ramas podemos hacer pinchos que nos sirvan de tenedores y, si encontramos hojas grandes, nos pueden valer de mantelitos o incluso de platos si son resistentes. Otra opción menos arriesgada es recurrir a las alternativas 100% biodegradable, que cada vez son más fáciles de encontrar. Ya existen vasos, bols, platos y cubiertos realizados en tapioca, fécula de patata o biopolímeros de maíz que pueden ser destruidos sin dejar residuos.
Sea cual sea el material de la vajilla que llevemos, nada debe quedar allí cuando nos marchemos. Los que tengan jardín y compostadora, podrán llevarlo todo a su casa; en caso contrario, lo dejaremos en algún punto de recogida de residuos camino de casa
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