Cómo beber agua de mar con seguridad
¿Dónde se consigue agua de mar para beber?, ¿directamente en el mar? Si se recoge en el mar, ¿cómo tratarla antes de consumirla con total seguridad?
A falta de una investigación más general y exhaustiva sobre el agua de mar consumida tal y como la encontramos en el mar, resulta difícil e incluso polémico dar una pauta válida sobre cómo beberla de forma segura.
La información que sigue no pretende ser una recomendación sino sobre todo una muestra informativa de todas las posibilidades que tenemos para beber agua de mar como complemento para la salud: desde la más sencilla y barata, que consiste en recogerla directamente del mar, a la más sofisticada, que es comprarla envasada con todas las garantías de la farmacopea actual.
En realidad, tenemos tres opciones para beber agua de mar, pero elegir una u otra será una decisión meditada, responsable y dependerá de cuántos filtros de seguridad estemos dispuestos a pasar y... a pagar.
Para algunos expertos, el agua de mar, antes de ser ingerida, debe pasar análisis y filtros de seguridad que garanticen que está libre de cualquier organismo patógeno, sean bacterias o virus, o metales pesados y sustancias químicas contaminantes. De esta forma, se obtiene una bebida cien por cien segura para el consumo.
Sin embargo, algunos defensores a ultranza de beber agua recogida del mar sin más intermediarios aconsejan autoabastecerse directamente del mar, una despensa medicinal extensa, al alcance de muchísima gente y sin necesidad de desembolsar dinero alguno.
Opción 1. Recogerla directamente del mar y sin filtrar
Para ello, los expertos en esta terapia recomiendan buscar un lugar de la costa lo más alejado posible de las ciudades, con preferencia en mar abierto y con costa rocosa, y llenar una garrafa que podemos guardar en casa a temperatura ambiente y alejada de la luz solar intensa y el calor.
Hay que tomar la precaución de alejarse de zonas de vertidos y desagües, buscar un día en que el mar no esté muy removido y prestar mucha atención a las banderas que las autoridades colocan en las playas para avisar de riesgos para los bañistas, porque eso informa de que, si ondea la bandera verde, al menos eso asegura que el ayuntamiento ha realizado los análisis pertinentes, el agua es segura para el baño y está libre de patógenos peligrosos para la salud.
Hallado un lugar que consideremos seguro y alejado de posibles desagües, se procede a internarse con una garrafa grande y tapada y nos adentramos hasta que el agua cubra al menos por los hombros, se sumerge el recipiente o garrafa hasta medio metro de profundidad, se destapa y, una vez lleno, se vuelve a tapar. Es importante tomar la precaución de no tomar agua de la superficie del mar, ya que es fácil que haya gasolina de las embarcaciones en la superficie. Si no se tiene oportunidad de obtenerla de otra forma, esta es al menos la mejor que se puede conseguir, como explica la Fundación Aqua Maris, una entidad que tiene el objetivo de informar sobre las virtudes del agua de mar como complemento para la salud.
Con el agua marina pura, una vez en casa, se realiza el proceso de isotonizarla, es decir, diluirla con agua de manantial de baja mineralización hasta conseguir la salinidad de organismo humano, la que tienen por ejemplo las lágrimas o el plasma sanguíneo (se explica en Agua de mar, medicina social).
Opción 2: Recoger agua directamente del mar, en un lugar limpio y alejado de desagües, y filtrarla en casa
Si existe el temor de infectarnos con microorganimos patógenos que se hallen presentes en el mar, lo mejor es filtrarla en casa. Se puede proceder como con cualquier agua potable de la pudiéramos sospechar que está contaminada: o bien se puede hervir durante al menos diez minutos y envasarla en un recipiente limpio o incluso esterilizado y después se tapa; o bien se esteriliza con algún producto químico de los que se comercializan en tiendas especializadas; el proceso dependerá del producto, pero en general se requiere entre una hora y una hora y media.
Estos son los métodos más habituales en países desarrollados, donde es fácil adquirir productos desinfectantes y donde todo el mundo dispone de fuentes de energía para calentar agua y llevarla a ebullición.
Wílmer Soler, bioquímico, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia (Colombia) y experto también en la terapia con agua marina, explica que los métodos de desinfección habituales son la radiación UV, con antibióticos, con ozono, por ebullición, con cloro y por microfiltración. El sistema más sencillo es el de la desinfección solar o sodis, un método de tratamiento del agua a escala doméstica que se ha investigado para implementar en países en desarrollo, donde se ha conseguido atajar así hasta el 84 por ciento de las enfermedades infecciosas: se utilizan botellas de plástico transparentes, elaboradas con terephtalato de polietileno (PET) porque ofrecen muy bajo riesgo de contaminación química del agua y se exponen al sol directo (el fundamento químico del método consiste en la generación de radicales libres del oxígeno con acción microbicida por efecto de la radiación ultravioleta UVA sobre el oxígeno, en las condiciones de temperatura propias de esta exposición solar).
Otro sistema es la filtración natural de la arena. La Fundación Aqua Maris, situada en Badalona (Barcelona), dispone de un pozo de agua marina que se depura de forma natural gracias al cuarzo de las arenas subterráneas. De este pozo, surten a sus socios.
Opción 3: Comprar el agua de mar envasada
Aunque poco conocidas aún, en el mercado europeo existen algunas marcas que la comercializan para su consumo como completemento nutritivo. Es el caso de las ampollas de agua de mar oceánica total de los Laboratorios Quinton, que venden en farmacias y tiendas especializadas en salud. Se comercializan en cajas de 24 ampollas de 10 mililitros y en la fórmula hipertónica e isotónica, además de vaporizadores y otros productos.
En el caso de esta empresa española, situada en Alicante, el agua oceánica se recoge en el vórtex situado en el golfo de Vizcaya (una zona rica en fitoplacton y zooplacton) y, tras un proceso de microfiltrado en frío, se inicia el envasado de las diferentes especialidades.
Todo el proceso de elaboración y envasado del agua de esta empresa se realiza –aseguran los responsables de este laboratorio– según el protocolo original del investigador francés y tiene lugar en su instalación situada en Alicante.
También en farmacias y tiendas de dietética, se puede encontrar botellas de 75 cl de agua de mar del Atlántico envasada por la empresa alemana Biomaris. Obviamente, toda la seguridad que aporta saber que el agua ha sido analizada según estándares farmacéuticos tiene un precio, en estos casos, muy elevado.
Una alternativa son las botellas de agua de mar para cocinar, de la que ya hay varias marcas en el mercado.