Aceite de oliva, oro líquido
Ingrediente esencial de la dieta mediterránea, el aceite de oliva se ha ganado un merecido prestigio como la grasa más sana.
Su principal ácido graso es el monoinsaturado ácido oleico (77% del total) que posee un efecto doblemente beneficioso sobre el colesterol: no sólo baja las tasas de colesterol malo LDL, sino que incrementa las del bueno HDL.
Además es rico en vitamina E, siempre que sea aceite de oliva «virgen extra», es decir, obtenido de la primera presión en frío. Esta vitamina es beneficiosa en sí misma y protege la grasa de la peligrosa acción de los radicales libres.
El resto de aceites de oliva «puro de oliva», «virgen», «de orujo» se extraen con la ayuda de agentes químicos refinadores y resultan mucho más pobres en nutrientes. Otra gran ventaja del aceite de oliva frente a los demás —el de girasol, por ejemplo— es que es el más apto para ser calentado debido a su estabilidad.
El consumo diario recomendado es de una o dos cucharadas por persona en la ensalada.