Las venas reventadas

Las venas reventadas

22 Abril 2013
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Mejor que nadie, las agricultoras y agricultoras, saben cual es el principal uso que el ser humano hace de agua: la producción de alimentos. ¿De cuanta agua hablamos? Hagan sitio en su mente y construyan un canal de 10 metros de profundidad, 100 metros de ancho y tan largo que nos permita circunvalar 180 veces el Planeta Tierra.  Esa es la cantidad de agua usada anualmente por la ganadería y la agricultura para producir alimentos. Ciertamente muchos litros.

Dicen los expertos que el 80% de esa agua proviene directamente de la lluvia —el agua verde— y el otro 20% de ríos, humedales, lagos y acuíferos -el agua azul-, que vía el riego llega a los campos y a sus cultivos representando el 70% del total de agua que el ser humano extrae de esas "venas" del Planeta. Finalmente, y quizás la reflexión más importante cuando hablamos de un recurso vital: tales cantidades, ¿son sostenibles? NO, son muchos los ríos que antes de llegar al mar mueren anémicos, desangrados. Son muchos los acuíferos agotados y los lagos resecados.

Pero parece que poco preocupa todo esto a un sistema capitalista que en su avaricia sin límites hace todo del revés. En los últimos años hemos estamos observando como son millones las hectáreas de tierras con acceso a fuentes de riego que los poderes financieros, sin máscaras que les oculten, están robando a la población de países empobrecidos en el Sur, para acometer —locos de remate— producción de agrocombustibles con cultivos intensivos en el uso de agua.

En el Estado español, buenos imitadores de los peores ejemplos, la gestión del agua de los pueblos y ciudades ya está fuera del control ciudadano, en manos privadas, y lo mismo se pretende hacer con las aguas de riego, borrando en pocos segundos neoliberales tantos años de buenos manejos colectivos con instituciones populares que todas y todos tenemos presentes.

Con la pérdida de la soberanía sobre la gestión del agua, esta se comprará y venderá y especulará  a ritmos ajenos a la naturaleza y lejanos a las realidades campesinas. Como la tierra, como las semillas, el agua privatizada acabará en manos —y al servicio— de la industria agroalimentaria. Crecerán los desiertos de maíz transgénico convertidos en piensos. Se ensancharán, a base de regadíos motorizados, los latifundios de agrocombustibles. Florecerán muchas más supergranjas intensivas de animales enjaulados. Solo los lloros regarán las huertas.

Y las venas de la Madre Tierra, abiertas en canal, reventarán, en una única hemorragia global.

O no. Los próximos días 26 y 27 tendremos en Amayuelas de Abajo y Carrión de los Condes (Palencia) un encuentro que desde el debate, la participación y la reflexión aspira a diseñar alternativas para que el agua limpia y azul fluya constante y cómplice en la construcción de la Soberanía Alimentaria.

Aquí puedes ver el programa del encuentro, organizado por la Fundación Nueva Cultura del Agua, la Plataforma Rural, la Universidad Rural Paulo Freire Tierra de Campos y Mundubat