Todo lo que necesitas saber sobre los filtros domésticos de agua

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Existen diferentes tecnologías para mejorar la calidad del agua que sale del grifo. En esta guía realizamos una comparativa de los cuatro tipos de filtro.

Existe una preocupación generalizada sobre la calidad del agua potable. En los últimos 10 años se ha duplicado en España el consumo de agua envasada. Mientras, las autoridades sanitarias repiten una y otra vez que el agua que llega a los domicilios es completamente segura pues cumple la normativa vigente.

El mensaje de tranquilidad llega también desde los expertos académicos, las empresas distribuidoras de agua y los principales medios de comunicación, que suelen otorgar credibilidad a las mencionadas fuentes de información. Parece que los ciudadanos compran agua embotellada porque son víctimas de las leyendas urbanas o porque son sibaritas que no soportan un ligero e “inocuo” regusto a cloro.

Trihalometanos, pesticidas y metales pesados contaminan el agua potable 

Sin embargo, de tanto en tanto aparecen noticias que justifican la precaución. Análisis realizados por la Organización de Consumidores y Usuarios han denunciado en repetidas ocasiones que el agua de importantes ciudades españolas no es potable por exceso de trihalometanos, unos compuestos volátiles orgánicos que aparecen como consecuencia de la reacción de la materia orgánica que transporta el agua con el cloro utilizado en las plantas depuradoras y que, según se sospecha, pueden favorecer el cáncer de vejiga y producir daños en hígado y riñones. 

Los trihalometanos no son el único problema. El líquido que sale de las depuradoras no es puro pues contiene restos de plaguicidas (lindano, atrazina...), nitratos (un problema frecuente en poblaciones rodeadas de explotaciones de cerdos o pollos, o de agricultura intensiva), metales pesados (aluminio, cadmio, arsénico, mercurio...), antibióticos e incluso microorganismos como los criptosporidios, que pueden causar enfermedades en personas con un sistema inmunitario debilitado, o la bacteria Helicobacter pylori, relacionada con las úlceras y el cáncer de estómago.

Otros contaminantes se le suman a su paso por las tuberías de distribución. Las de plomo, material utilizado hasta 1980, liberan un metal que resulta venenoso para el sistema nervioso central y que puede afectar el desarrollo intelectual de los niños. La gente lo sabe o lo intuye y se vuelca en las aguas minerales naturales envasadas. Pero éstas no están libres de problemas. También pueden sufrir la contaminación de los acuíferos y pueden acoger sustancias liberadas por las botellas de plástico. Además éstas, una vez vacías, son un problema ambiental de primer orden.

Por otra parte, el agua envasada no es barata. Por eso cada día más personas se plantean la posibilidad de depurar el agua que les llega a casa con el fin de que se pueda beber o al menos cocinar con ella. El problema es que no existe un filtro perfecto, sin inconvenientes y recomendable para todo tipo de aguas y necesidades.

Conviene conocer el tipo de agua que llega a casa y saber qué queremos hacer con ella

Todos los expertos insisten en que a la hora de elegir un sistema doméstico es necesario tener en cuenta por lo menos tres variables. Una es el tipo de agua que llega a casa. No es lo mismo filtrar un agua dura, muy rica en minerales, que otra blanda, o con más o menos nitratos o cloro. Si se desea conocer aproximadamente las características del agua que se distribuye en la zona de residencia se puede solicitar en el ayuntamiento los resultados del último análisis de control efectuado. La ley exige que estos datos sean públicos.

Otra variable es el deseo del consumidor: ¿quiere un agua para beber, para lavarse, para cocinar o para proteger los electrodomésticos? ¿y cuánto dinero está dispuesto a invertir? El tercer factor a tener en cuenta es el propio sistema depurador: cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes. Por tanto tomar una decisión puede resultar complejo, y teniendo en cuenta que todos los filtros eficaces necesitan de mantenimiento, a menudo resulta una buena idea ponerse en manos de una empresa especializada en el tratamiento de aguas domésticas.

Algunos consejos

Una medida muy simple para eliminar el cloro consiste en dejar el agua en un recipiente de boca ancha destapado durante la noche. Se evaporará. Para hacer una infusión se puede hervir el agua y esperar a que el cloro se evapore durante unos cinco minutos. 

Para evitar en lo posible el consumo de bacterias y metales se debe dejar que corra el agua por la mañana y por la noche durante cinco minutos y antes de cocinar y de beber. 

Por la misma razón es conveniente no utilizar el agua caliente para beber o cocinar, pues tiene mayor capacidad para disolver metales de las cañerías. 

Los filtros gastados contienen agentes contaminantes. Deben ser devueltos al proveedor.

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DESCALCIFICADORES

Se colocan en la entrada general del agua a la instalación particular y funcionan con sal común o con resina de intercambio iónico. Éstas retienen la cal y el magnesio, pero liberan sodio. Las ventajas son que previenen el deterioro de las tuberías y los electrodomésticos, evitan la aparición de manchas en fregaderos y vajilla, aumentan la calidad del agua de baño –el agua sin cal sienta mejor a la piel y al cabello– y hacen falta cantidades menores de jabón y detergente. Por otra parte, es más adecuada para cocinar. 

El inconveniente principal es que resulta más agradable, pero no más saludable, pues el filtro intercambia calcio y magnesio –nutrientes minerales esenciales– por sodio, un mineral que se suele consumir en exceso y que está relacionado con la hipertensión. Además, aumenta la capacidad del agua para incorporar el plomo o el cobre de las tuberías.  

En conclusión, este tipo de filtro conviene en las zonas con suministro de aguas duras, como las regiones mediterráneas, para mejorar su calidad en la higiene y en el mantenimiento de los electrodomésticos y las instalaciones, pero no es la solución ideal para obtener agua de buena calidad. 

FILTROS DE CARBÓN ACTIVO

Se colocan en la salida del grifo y funcionan gracias al poder filtrante del carbón. Se pueden combinar con resinas sintéticas y filtros de cal. Las jarras filtradoras, como la popular Brita, utilizan este sistema. Sus ventajas son que eliminan el cloro y una parte importante de los plaguicidas y del plomo. La eficacia se estima entre el 75 y el 95 por ciento en función del diseño y la calidad de los componentes. En consecuencia, el agua es más sana y tiene mejor sabor y olor.

La parte negativa es que no retiene todos los peligrosos metales pesados ni los nitratos. Si no se cambia el filtro en el tiempo indicado por el fabricante, se corre el riesgo de que pierdan su eficacia y proliferen las bacterias. Los filtros que se han tratado con plata son algo más seguros porque el metal es un potente bactericida. Algunos modelos añaden una luz ultravioleta para combatir la multiplicación de bacterias y, de paso, eliminar las que pueda traer el agua. En conclusión, representan un primer paso para las personas interesadas en mejorar la calidad del agua, pues no se puede tener seguridad sobre el grado de eficacia.    

SISTEMAS DE ÓSMOSIS INVERSA

Su principio de funcionamiento es el mismo que el de las grandes desalinizadoras de agua de mar. Existen modelos compactos que se pueden colocar bajo el fregadero. La depuración se basa en que el agua fluye a través de una membrana que separa un agua rica en solutos de otra prácticamente pura. Generalmente, se instalan acompañados de prefiltros de carbón activo y, en algunos casos, de luces ultravioletas antibacterianas. El mantenimiento es sencillo: se debe cambiar la membrana cada tres o cinco años (100 euros) y los filtros, anualmente. 

La ventaja es que se obtiene un agua prácticamente pura. Las desventajas son el precio y que multiplica el gasto de agua, pues la ósmosis obtiene diez litros de agua depurada de cada 40 suministrados. Si se tiene huerto o jardín, una buena opción es reutilizarla en el riego.

Algunos autores sugieren que el agua obtenida por ósmosis es demasiado pobre en minerales y que, por ello, no conviene consumirla durante temporadas demasiado largas. Otros opinan lo contrario, que por ser pura es la más conveniente. En conclusión, es la mejor solución para gozar de agua de buena calidad. El costo económico se compensa con los beneficios para la salud y el ahorro en agua embotellada. El método está especialmente indicado para el consumo de mujeres embarazadas o con bebés, pues los niños son quienes pueden resultar más afectados por las sustancias contaminantes presentes en el agua.  

INDUCTORES Y CATALIZADORES

Los inductores se conectan a la red eléctrica para generar en el agua un campo magnético que impide los depósitos de cal, y los catalizadores consiguen el mismo efecto mediante metales preciosos. La ventaja es que no precisan mantenimiento y la desventaja, que modifican el comportamiento del agua, pero no su composición química. Hay la misma cantidad de cal y otros minerales antes y después de pasar por el aparato. Para muchos, su eficacia real está por demostrar. Pueden ser filtros útiles para prevenir las averías en los electrodomésticos y las manchas de cal, pero no mejoran la calidad del agua en lo concerniente a la salud ni al sabor.