Sacha Dench, la mujer cisne
Sacha Dench, la mujer-cisne, ha sobrevolado con su planeador de tela y el motor con la hélice a la espalda nada menos que 11 países.
Su vuelo ha servido para crear conciencia e indagar en las causas del alarmante descenso de las poblaciones de cisnes.
Sacha Dench habría querido tener alas como los cisnes. Entre otras cosas, para mantenerse caliente a 2.800 pies de altitud y combatir las temperaturas de hasta 15 grados bajo cero que tuvo que soportar en su travesía: más de 7.000 kilómetros, desde el Ártico al este de Inglaterra, siguiendo con un paramotor y en diez semanas la ruta migratoria del cisne de Bewick.
“Es un milagro que puedan completar todos los años este extenuante vuelo”, asegura Dench en el último tramo, con la esperanza de reunirse con sus compañeros de viaje en Slimbridge. Allí tiene su sede la Wildfowl and Wetlands Trust, fundada en su día por el legendario ornitólogo Peter Scott, que convirtió la preservación del cisne blanco más pequeño del hemisferio norte en su particular cruzada.
Sacha Dench, la mujer-cisne, ha recogido ahora el testigo con The Flight of the Swans, sobrevolando con su planeador de tela y el motor con la hélice a la espalda nada menos que 11 países. Su periplo arrancó con el otoño del río Pechora en el Ártico, y después atravesó la tundra de Siberia, y los bosques de Finlandia, pasando por los humedales de Polonia y Alemania, los canales de Holanda y finalmente el Canal de la Mancha.
“Mi vuelo ha servido para crear conciencia e indagar en las causas del alarmante descenso de las poblaciones de cisnes”, reconoce Sacha que ha despachado con los cazadores rusos y polacos, con los agricultores holandeses y con cientos de niños que han prometido velar por la especie en riesgo de extinción (30.000 ejemplares en el 1995 y apenas 18.000 en el 2010).
“La caza furtiva, las desaparición de hábitats o las torres eléctricas son algunos de los enemigos naturales de los cisnes”, advierte la activista australiana de 41 años, afincada en el Reino Unido y emparentada de lejos con la actriz Judi Dench, que ha convertido en algo así como la “madrina” del Vuelo de los Cisnes (el “padrino” es el venerado David Attenborough, la voz de la naturaleza, que vuelve a conmover estos días a los británicos con “Planeta Tierra 2”).
Sacha Dench aspira también a contagiar su pasión por los cisnes con un documental que recreará su vuelo de principio a fin, gracias a las impresionantes imágenes captadas por ella y por su equipo de colaboradores que le arropó durante toda la “misión imposible”, en el aire y por tierra.
“No nos bastaba con una acción simbólica y con llamar la atención”, recuerda. “Después de cada vuelo, teníamos el reto de conectar con la comunidades locales, para ayudarnos a encontrar las razones por las que los cisnes están desapareciendo y hacerles partícipes de las soluciones. La buena noticia es que ahora los conocemos mejor: en nuestras manos está recuperar sus hábitats, y crear las condiciones para que completen su vuelo y se reproduzcan”.
“El mundo, con los ojos de un cisne, es inabarcable y fascinante”, asegura Sacha. “Pero la travesía es increíblemente dura, sobre todo con el invierno acechando. Aunque el cambio climático está haciendo estragos: la primavera entra antes y el frío tarda más en llegar. Los ciclos naturales se están alterando, está cambiando la vegetación, los depredadores tienen más dificultades para encontrar sus presas… Todo eso afecta a la población de las aves, aunque el efecto más directo es la acción de los cazadores: uno de cada cuatro cisnes de Bewick examinados en el Reino Unido tiene un impacto de bala”.
El aparatoso paramotor no era precisamente un imán para las aves, pero en más de una ocasión se vio Sacha volando con los cisnes, o intentando seguir a 50 kilómetros por hora la formación de uve de una bandada de gansos… “Habría sido más fácil ser uno de ellos, sobre todo para poder adaptarme a los cambios del corriente o para adaptarme mejor a las bajas temperaturas”.
Dos años estuvo preparándose y mentalizándose Sacha para el Vuelo del Cisne. Más de una vez, en pleno trayecto, sintió la tentación de claudicar, sobre todo cuando se dislocó la rodilla. Su infatigable equipo –incluidos tres especialistas que la siguieron en paramotor- encontró soluciones para todo. El tirón de los cisnes hizo el resto: “Tenía que completar el vuelo como ellos, ese era mi compromiso”.
El plan inicial era rubricar la odisea sobrevolando el Támesis en paramotor, con parada en Downing Street. Aviación Civil no le dio permiso y Sacha Dench tendrá que acercarse finalmente en tren, esta misma semana, para entregar la petición a la Primera Ministra… “Reclamamos que tome acciones para restaurar los humedales, proteger los espacios donde se alimentan y descansan las aves migratorias, garantizar la correcta ubicación de las torres eléctricas y las turbinas eólicas y perseguir a toda costa la caza ilegal”.
Firmado: la mujer-cisne y miles ciudadanos concienciados.