¿Qué sabemos sobre el origen del coronavirus de la Covid-19?

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Hallar el origen del virus SARS-CoV-2 puede ser crucial para desarrollar un tratamiento y sobre todo para prevenir otra pandemia tan destructiva como lo está siendo la COVID-19. ¿Qué sabe la ciencia? ¿Son ciertos los rumores sobre el origen artificial del virus?

¿Nos podemos permitir no conocer el origen de la pandemia que representa un hito en la historia de la humanidad? La respuesta puede aparecer un día en una revista científica o, quién sabe, en un artículo de investigación periodística.

En el momento de escribir este artículo, que se irá actualizando a medida que se producan hallazgos, la cuestión está rodeada de imprecisiones y agujeros negros. Muchas personas habrán tomado como ciertas las primeras informaciones sobre que el virus procedía de un virus de murciélago a través de un pangolín y que el salto a un ser humano se produjo en un mercado de la ciudad de Wuhan. Sin embargo, ni una cosa ni la otra se han podido confirmar. La falta de hechos probados ha ayudado a que proliferen todo tipo de teorías. 

Primer problema: no se conoce al paciente cero

Para determinar el origen de un virus los científicos tratan de encontrar a la primera persona que experimentó síntomas de enfermedad. En el caso del SARS-CoV-2 esto puede ser extremadamente difícil porque ese primer paciente -y el segundo y el tercero... - pudo no acudir al médico porque sufrió síntomas leves.

Por este camino, los científicos chinos todavía no han llegado al que los epidemiólogos llaman "paciente 0" y muy probablemente nunca consigan encontrarlo. 

A quien sí tenemos es a la primera paciente diagnosticada oficialmente por los médicos chinos: Wei Guixian, de 57 años, vendedora de camarones en el mercado de Huanan, en la ciudad de Wuhan.

Wei había mostrado síntomas desde el 10 de diciembre e ingresó en un hospital el día 26 con neumonía grave e insuficiencia respiratoria. Tras diversos análisis se encontró en esta persona un nuevo coronavirus capaz de infectar a humanos, al que se ha denominado SARS-CoV-2. Wei consiguió recuperarse de la enfermedad.

¿El virus apareció en el mercado de Wuhan?

Gao Fu, director del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades anunció el 22 de enero que el coronavirus podría haber saltado de un animal a un ser humano en el mercado donde conviven con exceso de intimidad personas y animales, algunos de ellos salvajes y capturados ilegalmente.

Sin embargo, tan solo dos días después la revista médica The Lancet publicó un estudio de científicos chinos desmintiéndolo, pues de los 41 primeros enfermos analizados en Wuhan, 13 no habían tenido relación alguna con Wei ni con el mercado.

Posteriormente se descubrió el virus en otro paciente que había enfermado el 1 de diciembre, y tampoco se pudo establecer que este fuera el primero. Por lo tanto, no conocemos al primer ser humano infectado ni, en consecuencia, donde comenzó la infección.

El coronavirus de la COVID-19 procede de un murciélago

Lo que sabemos por el análisis del código genético del SARS-CoV-2 es que se parece en un 96,2% a otro coronavirus, el RaTG13, hallado en los murciélagos de herradura (Rhinolophus affinis).

Se sospecha que la diferencia genética se debe al paso del virus desde el murciélago a otro animal y de este a un ser humano. Este animal pudo ser el famoso pangolín (Manis javanica), aunque no se tiene la certeza. También pudo ser un cerdo u otro mamífero. El doctor Christian Drosten, el virólogo del Hospital Charité de Berlín, que lidera la lucha contra la pandemia en Alemania, apuesta por el perro mapache silvestre como animal intermedio entre el murciélago y el ser humano. 

Pero también es posible que el virus saltara directamente de un murciélago a un ser humano y que entre nosotros haya mutado hasta convertirse en el SARS-CoV-2.

El proceso de evolución del RatG13 al SARS-CoV2 no fue en unos días. Según un estudio dirigido por el doctor David L. Robertson, de la Universidad de Glasgow, el RaTG13 pudo comenzar su evolución hacia el SARS-CoV-2 hace de 40 a 70 años.

¿Se escapó de un laboratorio?

Hasta aquí todo lo que se puede decir con la ciencia en la mano sobre el origen natural del SARS-CoV-2. ¿Se puede decir algo sobre el supuesto origen artificial?

El rumor más popular alude a que el virus pasó por algún laboratorio antes de expandirse entre los seres humanos. Unos creen que un animal de laboratorio pudo contagiar accidentalmente a un investigador o que el virus pudo salir con las aguas residuales.

Otros van más allá y aseguran que el virus fue creado artificialmente por ingeniería genética con fines terapéuticos o como arma biológica.

Ningún estudio revisado por pares (protocolo de calidad en los artículos científicos) ha descubierto ninguna pista en el genoma que revele una manipulación en laboratorio. Sin embargo, científicos de renombre especulan con esta posibilidad.

Un trabajo publicado en la revista Nature afirma que la creación artificial de un virus como el SARS-CoV-2 en laboratorio es "improbable". La palabra elegida, indica, no obstante, que no es imposible.

Edward Holmes, eminente virólogo de la Universidad de Sydney, también cree que no es necesario recurrir a la hipótesis de la creación artificial, puesto que un virus como el SARS-CoV-2 puede aparecer perfectamente en la naturaleza.

Instituto de Virología de Wuhan

Dos laboratorios sospechosos en Wuhan

El principal sustento de estas teorías es que en la ciudad de Wuhan se encuentran dos laboratorios que trabajan con coronavirus. En el Instituto de Virología de Wuhan se encuentra el Laboratorio Nacional de Bioseguridad, de nivel P4, el de máxima seguridad, que posee la mayor colección de coronavirus del mundo, entre ellos, el RaTG13, el pariente conocido más cercano del SARS-CoV-2.

En este laboratorio se analizaron las muestras de la paciente Wei Guixian y el 3 de febrero se dio a conocer al virus SARS-CoV-2 como causante de la pandemia.

Quien realizó el hallazgo en tiempo récord fue la jefa de investigación sobre virus emergentes, la doctora Shi Zhengli, conocida como "Batwoman", que ha pasado los últimos 16 años de su vida estudiando a los murciélagos e incluso visitándoles y llevándose ejemplares de cuevas de toda China.

Dra. Shi Zhengli

El otro laboratorio pertenece el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan. También trabaja con coronavirus y es de nivel P2, por lo que un fallo de seguridad es más probable. Para aumentar las suspicacias, este laboratorio se encuentra solo a 275 metros del mercado de Huanan.

Investigadores como Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, creen que efectivamente el virus RaTG13 pudo dar el salto en la provincia de Yunnan y demorarse mutando en otros animales o en seres humanos durante años antes de convertirse en el SARS-CoV-2 y salir a la luz en Wuhan.

Otros como Richard Ebright, experto en bioseguridad y profesor en la Universidad Rutgers, creen que la hipótesis de que el virus escapara de un laboratorio "no puede ni debe descartarse".

La doctora Shi ha jurado por su vida en la red social china WeChat que el virus no salió de su laboratorio. En un artículo en Scientific American, Shi cuenta que después de descubrir el nuevo virus en pacientes,  que analizó toda las muestras de coronavirus en su laboratorio para descartar que hubieran trabajado con el SARS-CoV-2 y que se hubiera producido un accidente. También ha negado esa posibilidad su jefe, Yuan Zhiming: "de ninguna manera este virus ha salido de nosotros", ha asegurado.

¿Es un virus artificial?

Por supuesto, el objetivo de laboratorios como los de Wuhan no es provocar enfermedades, sino prevenirlas o curarlas. Pero los accidentes son posibles. Y la creación de virus artificiales no es un bulo, sino algo cada vez más habitual en los laboratorios de alta seguridad.

De hecho, la propia doctora Shi participó en 2015 en una investigación que incluyó la creación de un coronavirus transgénico con el fin de mostrar el potencial dañino de una mutación que podría ocurrir naturalmente. Pero este "virus quimera" no se fabricó en Wuhan, sino en el laboratorio de alta seguridad de North Carolina, Estados Unidos.

Un "virus quimera" es, según la definición del Centro para la Biología Veterinaria del gobierno de los Estados Unidos, "un nuevo microorganismo híbrido creado por la unión de fragmentos de ácido nucleico pertenecientes a dos o más microorganismos diferentes, en donde al menos dos de los fragmentos contienen genes esenciales necesarios para replicación."

El premio Nobel Montagnier lanza la bomba: puede ser un virus artificial

Todo un premio Nobel de Medicina en 2008 como Luc Montagnier, codescubridor del virus de la inmunodeficiencia humana, sugiere que así se puede haber fabricado el virus de la pandemia Covid-19 en una entrevista concedida a la web Pourquoi docteur.

Montagnier se basa en un análisis matemático del genoma, realizado en colaboración con el ingeniero Jean-Claude Perez, para sugerir que contiene secuencias genéticas transplantadas de los virus VIH1 y VH2, y que pudo ser producido en un laboratorio chino.

Montagnier, que actualmente dirige un instituto de investigación en la Universidad Jiao Tong en Shanghai, cree que el virus pudo ser creado en el transcurso de investigaciones bienintencionadas para desarrollar una vacuna contra el síndrome de inmunodeficiencia humana, y que salió del laboratorio por accidente.

Jean-Claude Perez ha publicado un informe de 40 páginas con todos los detalles de su investigación. Concluye que en el genoma del SARS-CoV-2 existen simetrías y lógicas que son características en las creaciones humanas.

Inmediatamente otros investigadores e instituciones como el Instituto Pasteur (donde había trabajado Montagnier) han asegurado que el premio Nobel y el matemático se equivocan y que esas secuencias genéticas pueden haberse producido naturalmente.

Montagnier y Perez no son los únicos científicos que consideran la teoría del virus artificial. Stuart Newman, profesor de biología celular y anatomía, y editor de la revista Biological Theory, explica que la investigación del posible origen artificial del SARS-CoV-2 no se debe dejar en manos de los "conspiracionistas", sino que se debe tomar en serio, pues los virólogos llevan más de 10 años creando virus artificiales.

Estados Unidos alimenta las sospechas

Los gobiernos de todo pelaje nos advierten de la maldad de los bulos o fake news y nos remiten a su "verdad oficial", sin embargo ellos se equivocan, mienten y no dudan en alimentar bulos en función de sus intereses.

No solo el presidente Trump ha dado pábulo a las sospechas sobre los laboratorios de Wuhan. El presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, ha confirmado que las agencias de inteligencia investigan el origen del virus y no descartan que su origen sea artificial, "aunque el peso de las pruebas parece indicar que es natural”.

La intervención de un militar y de servicios secretos lleva a pensar en la guerra biológica. Por supuesto, los experimentos con ingeniería genética para crear virus que puedan ser usados en la guerra biológica existen, pero son secretos y cualquier información al respecto puede estar distorsionada por intereses políticos.

La cadena Fox News, de orientación conservadora, cita fuentes confidenciales en los servicios secretos para las cuales el virus fue creado en laboratorio, pero no como arma, sino como demostración del potencial científico de China.

The Washington Post ha publicado comunicaciones filtradas en que funcionarios de la embajada norteamericana denunciaban en 2018 la falta de seguridad en el laboratorio de Wuhan donde se estaban realizando "estudios arriesgados con coronavirus de murciélagos".

Una de las advertencias decía específicamente que "el trabajo del laboratorio con los coronavirus y su potencial de transmisión a seres humanos representa un riesgo de una nueva pandemia similar al SARS".

Sin embargo, cuando aún no se habían hecho públicas, China aceptó que su laboratorio fuera visitado por expertos norteamericanos e incluso pidió asistencia al laboratorio de alta seguridad de la Universidad de Texas, lo que revela una colaboración que se manifiesta también en la publicación frecuente de estudios con autores chinos y estadounidenses.

Como hemos explicado más arriba, los laboratorios de Wuhan y de Carolina del Norte ya colaboraron en 2015 para la creación de un coronavirus quimérico. Por tanto, la advertencia que realizaron los funcionarios norteamericanos bien podría haber sido autocrítica.

Actualización: el 30 de abril, la Oficina del Director de la Inteligencia Nacional, Richard Grenell, que coordina los 17 servicios secretos de los Estados Unidos, hizo pública una comunicación en la que afirma coinciden con el amplio consenso científico sobre que el virus "originado en China", "no es de fabricación humana ni genéticamente modificado".

Actualización: el 1 de mayo, el presidente Trump contradijo a sus servicios secretos e insistió en rueda de prensa que le constaba por fuentes de confianza, que no podía revelar, que el virus tuvo su origen en el Instituto de Virología de Wuhan. 

China responde: el virus puede proceder de Estados Unidos

En el marco de la guerra informativa y la falta de estudios científicos concluyentes es "lógico" que las autoridades chinas esté intentando levantar sospechas en sentido contrario.

La primera vez fue el 27 de febrero cuando un médico portavoz del gobierno, Zhong Nanshan, dijo en rueda de prensa, sin más explicaciones, que "el coronavirus pudo aparecer por primera vez en China, pero pudo no tener su origen en China".

Las declaraciones de Zhong se pueden interpretar como una cortina de humo para ocultar las propias negligencias y las críticas de los ciudadanos. En China se cuestiona, por ejemplo, por qué se permitió un banquete para 40.000 familias en la ciudad de Wuhan el 18 de febrero. También se ponen en duda los números de infectados y muertos.

El ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijan, siguió la consigna y escribió en un tuit el 13 de marzo: "Tómate unos minutos para leer un artículo más. Esto es tan asombroso que ha cambiado muchas de las cosas que creía. Por favor, retuitealo para que más gente lo sepa". Y añadía un link a un medio de comunicación canadiense que supuestamente explicaba el origen estadounidense del virus.

La historia escrita por Larry Romanoff hilaba informaciones aparecidas en medios de Taiwan (sobre un confuso estudio no publicado de un farmacólogo) y Japón para acabar sugiriendo que el virus fue traído de Estados Unidos a China por los soldados que participaron en los Juegos Olímpicos Militares que se celebraron en Wuhan en octubre. De paso afirmaba que el virus podía llevar meses circulando en Estados Unidos.

Y Zhao insistía en otro tuit: “¿Cuando comenzó el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cuáles son los nombres de los hospitales? Quizá fue el ejército de los Estados Unidos quien trajo la epidemia a Wuhan”.

Siguiendo este hilo, el medio oficial chino Global Times ha pedido al gobierno de los Estados Unidos que ofrezca la información médica sobre los miembros del equipo que participó en los Juegos Militares "para terminar con las conjeturas".

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