Las tormentas de polvo “barren” Australia

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Las tormentas de polvo “barren” Australia

Después del fuego y las inundaciones, las tormentas de polvo sacuden Australia. Una nube de más de 200 kilómetros de ancho “barrió” el interior de Nueva Gales del Sur, el estado más afectado por la ola de incendios que han cusado al menos 28 muertos y ha afectado a más de 10,7 millones de hectáreas. El polvo cubrió casi totalmente poblaciones como Dubbo, Broken Hill, Nyngan y Parkes.

Las imágenes grabadas por los vecinos muestran el avance implacable de la tormenta de polvo, generada por la acción de vientos de más de 100 kilómetros por hora, al remover los suelos agrícolas afectados por los recientes incendios en la zona central de Nueva Gales del Sur. Según testigos presenciales, la inmensa nube cubrió el cielo durante horas y creó una sensación de noche permanente, en medio de escenas apocalípticas.

La capital australiana, Canberra, sufrió entre tanto una histórica tormenta de granizo, con copos del tamaño de bolas de golf, capaces de romper los parabrisas de los coches. El relativo alivio que trajeron las lluvias en los últimos días ha dejado paso al temor por los efectos de las inundaciones y los episodios de clima extremo, que podrían extenderse entre lunes y martes a Sydney y Newcastle.

Tom Swann, un investigador del Australian Institute en Canberra, alertó en declaraciones a la CNN de los daños causados a las poblaciones de cacatúas, verdugos y otras aves locales. Se estima que más de un tercio de las poblaciones de koalas ha podido perecer en los más de 200 incendios que llegaron detectarse en Nueva Gales del Sur y Victoria, donde aún hay la menos ocho fuegos activos.

En Victoria se produjeron más de 1.500 llamadas de emergencia por las inundaciones tras las lluvias torreciales del fin de semana. Las autoridades de protección civil alertaron sobre los riesgos de caídas de árboles y corrimientos de tierra en las zonas afectadas por los incendios, que superan en total a la extensión de Andalucía.

Las imágenes de las tormentas de polvo han disparado de nuevo las alarmas sobre el efecto dominó los desastres naturales causados a partir de las temperaturas extremas experimentadas por Australia el año pasado (49,9 grados en Nullarbor) y de la situación creada por una de las más largas sequías en una de las zonas con mayor riqueza natural del país. Se estima que los incendios pueden haber afectado a 480 millones de animales y decenas de especies amenazadas.

“El sureste de Australia está en llamas por una sencilla razón: la temperatura en la Tierra está aumentando”, ha alertado por su parte el naturalista británico David Attenborough. “Lo que está ocurriendo debería servirnos para despertar: estamos en el verdadero momento de crisis del cambio climático”.