La "Gran Evasión", en versión ecológica

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En Gran Bretaña, los activistas subterráneos de #HS2Rebellion protestan desde un tunel cavado en la tierra contra las obras del tren de alta velocidad, que acabarán con cientos de árboles de bosques antiguos.

Blue Sanford, de 18 años, activista de #HS2Rebellion

En "La Gran Evasión", Steve McQueen y Richard Attenborough movilizan a los prisioneros de guerra para escapar cavando en secreto una red de túneles. En la versión ecológica y en pleno centro de Londres, los activistas subterráneos de #HS2Rebellion burlaron a sus perseguidores perforando la tierra para interferir en las obras del tren de alta velocidad y desafiar como auténticos topos a las máquinas excavadoras.

La operación fue tramada durante meses, pero nadie se percató hasta hace dos semanas. Los ecologistas habían levantado un campamento frente la estación de Euston Road para boicotear el comienzo de las obras y denunciar la tala de más de 50 árboles en el pequeño parque urbano. Las autoridades se centraron en bajar a los ecologistas de las ramas, sin saber o que se estaba cociendo bajo tierra.

Las tiendas de campaña sirvieron en realidad de "tapadera" para ocultar la intensa labor de perforación con picos y palas. Primero fue el pasadizo de bajada, hasta una profundidad de cinco metros, suficientemente ancho para instalar una escalera. De ahí partieron dos túneles, bautizados como Crystal y Kelvin, que avanzaron a razón de un metro por día (uno de ellos llega a los treinta metros de longitud).

Con el mayor de los sigilos, los miembros de #HS2Rebellion (vinculados a Extinction Rebellion) fueron cavando y sacando la tierra por las noches sin levantar sospechas. La batalla por el desalojo del campamento se libró entre tanto en la superficie de Euston Square Gardens, con los árboles convertidos en testigos y víctimas.

Como último recurso, los activistas sorpendieron a las autoridades con la gran "evasión" bajo tierra y prometieron no salir hasta que paren las obras. De poco sirvieron las advertencias de las autoridades sobre los peligros por la falta de ventilación, los escapes de gas, los corrimientos de tierras o las fugas de agua. Los miembros de #HS2Rebellion se bajaron con un cargamento de provisiones, baterías, libros y juegos de cartas para aguantar durante varias semanas.

"¡Hola desde el túnel!", contactamos por el teléfono móvil con Larch Maxey, educador ambiental que cambió su vida plácida en Totnes por el activismo de trinchera. "Lo que peor llevamos no es la oscuridad, sino las estrecheces. Tenemos poco espacio, nos pasamos todo el día tumbados o sentados, pero moviéndonos siempre que podemos".

"Notamos que se mueve la tierra y sabemos que están intentando llegar hasta nosotros, pero seguimos plantando batalla legal contra el desalojo y pensamos resisitir mientras podamos", asegura Maxey. "Yo he participado en infinidad de protestas y he llegado a pasar veinte días seguidos subido a un árbol, pero nada se puede comparar con esta experiencia en los túneles... Nuestra mayor esperanza es que esto sirva para abrir los ojos ante la emergencia climática y que podamos parar este proyecto de vandalismo ecológico que estamos pagando todos los británicos".

"Yo soy el primer enamorado de los trenes, pero este es un proyecto desfasado de vanidad constructora del siglo XX, que no encaja con el objetivo de ser neutrales en carbono en el 2050", denuncia Maxey. "Si sigue adelante, puede destruir 2.000 hogares, arrasar 108 bosques antiguos, 693 espacios de vida silvestre, 33 lugares de interés especial para los científicos y cinco espacios protegidos internacionalmente".

HS2 replica asegurando que compensará los estragos causados por las obras con la plantación de siete millones de árboles en las líneas planeadas entre Londres y Birmingham, Leeds y Manchester. El proyecto, demorado durante una larga década de controversias, fue rescatado por Boris Johnson como parte de su plan de recuperación del norte de Inglaterra. El presupuesto inicial de 33.000 millones de euros se ha multiplicado al menos por tres en medio de costantes resistencias locales.

La estación de Euston ha sido uno de los primeros puntos de actuación y la tala de árboles ha puesto en pie de guerra a decenas de vecinos que se han sumado a las vigilias y están apoyando a los activistas subterráneos... "Hasta aquí abajo nos llega el eco de nuestras acciones", advierte Maxey. "Hoy mismo hemos hablado con gente en Suecia y en Australia. Y desde aquí queremos animar a la gente en España a que pase a la acción, que no se quede de brazos cruzados ante la destrucción ecológica y la emergencia climática".

A su lado, a cinco metros bajo tierra, Scotty Breen, de 48 años y "activista a tiempo completo", recuerda como si fuera un sueño su paso por Barcelona en tiempos olímpicos... "Aquí nos cuesta dormir, nos echan tierra, nos están hostigando día y noche. Tenemos para una semana más, quién sabe, depende de cómo actúe la corporación. Pero si logran sacarnos de aquí tenemos otros túneles: hoy mismo han descubierto que hemos excavado también en Islington".

Blue Sanford, 18 años, se ha convertido en uno de los rostros más reconocibles de la acción subterránea, gracias los vídeos grabados con su hermano Lazer, que salió a la superficie el sábado. Lazer bloqueó la entrada al túnel para proteger a sus compañeros metiendo un brazo en una tubería parcialmente enterrada bajo el cemento, ante el acoso de los agentes de desalojo. Tuvo que ser atendido por los médicos en la superficie y Blue le echa ahora de menos: "Es increíble pensar que llevamos aquí dos semanas, lo rápido que pasa el tiempo. Pensamos aguantar todo lo que podamos porque sabemos lo que está juego, nos lo llevan advirtiendo los científicos desde hace décadas".

"Nos quedaremos hasta que reabran los pubs", bromea por último Dan Hooper, conocido popularmente como Swampy, pionero en esto de las protestas subterráneas en los años 90, cuando pasó una semana bajo tierra contra la expansión de la autopista A30 en Devon. Hooper, de 47 años, entró en el túnel acompañado de su hijo Rory, de 16, dispuesto a recoger el testigo y la pala del padre: "El ayudó a cavar porque es su futuro el que está juego y el de tanta gente joven como él... La vida en los túneles es aún más difícil de lo que era hace unas décadas, pero los dos sabemos que acciones como esta son las que pueden cambiar la marea".


Blue Sanford ha grabado vídeos para difundirlos desde el interior del túnel. 


Lazer Sanford, hermano de Blue, en el momento de bloquear la entrada al tunel. 


Scotty Breen, un activista de largo recorrido. 

Para la entrada, los activistas de #HS2Rebellion excavaron cinco metros y, luego, otros túneles horizontales.