La exposición prenatal a una contaminación atmosférica elevada aumenta el riesgo de autismo

20.6.2013
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Según los resultados de un nuevo estudio, la exposición prenatal a la contaminación atmosférica alta puede hasta duplicar la probabilidad de que un niño desarrolle autismo.

Investigadores de Harvard han informado de la fuerte evidencia de conexión entre autismo y contaminación. Según los resultados de un nuevo estudio, la exposición prenatal a la contaminación atmosférica alta puede hasta duplicar la probabilidad de que un niño desarrolle autismo. Los resultados han sido publicados en la revista Environmental Health Perspectives.

Los investigadores extrajeron los datos del estudio Nurses' Health Study II, que ha seguido la salud de 116.430 enfermeras desde 1989. Dentro de este grupo, se estudió a 325 mujeres que tenían niños con autismo y también se siguió a otras 22.000 mujeres cuyos hijos no padecían esta grave enfermedad.

Utilizaron el seguimiento de la contaminación de la Environmental Protection Agency para estimar la exposición de cada madre durante el embarazo, y tuvieron en cuenta la influencia de factores como los ingresos, la educación y el tabaquismo durante el embarazo.

Los investigadores analizaron concretamente los contaminantes que se sabe que afectan al desarrollo y la función cerebral. Estas partículas, incluidas en el aire contaminado, son plomo, manganeso, mercurio y cloruro de metileno. El aumento del riesgo varió de 20 a 100 por ciento, dependiendo del contaminante.

Las mujeres que viven en lugares con los niveles más altos de esas partículas contaminantes tenían el doble de probabilidades de tener un niño con autismo con respecto a las que vivían en las áreas con los niveles más bajos. Las mujeres expuestas a los niveles más altos de otros contaminantes en el aire tenían el 50 por ciento más probabilidades de tener un hijo con autismo que aquellas que respiraban aire con concentraciones más bajas.

"Nuestros resultados sugieren que los nuevos estudios deberían comenzar el proceso de medición de los metales y otros contaminantes en la sangre de las mujeres embarazadas o los niños recién nacidos", declaró Marc Weisskopf, epidemiólogo ambiental y ocupacional de Harvard School of Public Health. "Una mejor comprensión puede ayudar a desarrollar intervenciones que reduzcan la exposición de las mujeres embarazadas a estos contaminantes."

Este estudio se suma a la creciente evidencia de que los factores ambientales pueden aumentar el riesgo de trastornos realcionados con el autismo, añadió Alycia Halladay, directora de Autism Speaks director senior de ciencias ambientales y clínicos. "Se necesitan más investigaciones para entender cómo ocurre esto. En particular, necesitamos entender mejor cómo la predisposición genética juega un papel en este sentido. Mientras tanto, no sólo deben proseguir los esfuerzos para mejorar la calidad del aire sino también aumentarlos".

Fuente: Autism Speaks

 

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