Javier Creus: "La Renta Básica no es una utopía, pronto será necesaria"

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Fundó Ideas for Change, es coautor de No somos hormigas y defensor de la renta básica universal como algo posible y necesario.

Ha asesorado al Forum Impulsa 2014 (“Abiertos y Colaborativos”), que se celebra en Girona y al que asistirá Jimmy Wales, fundador de Wikipedia.

Librepensador, consultor, innovador y, ante todo, optimista. Javi Creus, fundador de Ideas for Change, coautor de No somos hormigas, le planta cara al pesimismo con un viaje a ese futuro “revolucionante” en el que estamos viviendo ya. Todo cambia, empezando por el trabajo y por el dinero, y por “utopías” que pronto dejarán de serlo (como la renta básica), y por maneras de crecer, conectar y compartir en una economía y en una sociedad necesariamente distintas, y en un momento de trepidante aceleración tecnológica. Coincidimos con Javi Creus en el OuiShare Fest de París, donde presentó por cierto su fórmula del Pentagrowth: 50 compañías que han crecido más del 50% al año en medio de la crisis. Su última contribución ha sido como asesor al Forum Impulsa 2014 (“Abiertos y Colaborativos”), que esta semana trae hasta Girona al fundador de Wikipedia Jimmy Wales.

Vivimos momentos de grandes cambios sociales, económicos y tecnológicos. Unos lo miran con inquietud y otros con vértigo. ¿Qué saldrá de todo esto?
Está claro que ha llegado el momento de respensarlo todo. Estamos efectivamente en medio de un torbellino de cambios, acelerados por la tecnología, que van a afectar a los tres pilares del sistema: el capital, los recursos humanos y los recursos materiales. Vamos a tener que revisar los aspectos más fundamentales: desde el trabajo al sistema impositivo, pasando por las prestaciones sociales… Ha llegado el momento de pensar seriamente en una renta básica universal para todos.

Pero muchos ven aún la idea de la renta básica (una paga pata todos, por el mero hecho de ser ciudadanos) como una utopía…
También parecía una utopía las vacaciones pagadas, la sanidad pública, la educación universal o la erradicación de la polio. Todas las ideas que tienen un potencial transformador son consideradas utopías en un primer momento. Pero si se consigue crear nuevos escenarios, entonces se hacen un hueco y finalmente se decide. La decisión es política y social, no económica.

La renta básica ha sido uno de los puntos más controvertidos del programa de Podemos. ¿Es un avance ya que al menos figure en la agenda de un partido?
Desde luego es un avance que al menos un partido lo abandere. Lo importante ahora es meterlo en la agenda política de todos, como ha pasado con la celebración de elecciones primarias. Hace tan sólo unos meses era algo entre lo imposible y lo discutible. Hoy por hoy es indispensable.

Sobre si la renta básica es una utopía, también lo parecían las vacaciones pagadas, la sanidad pública, la educación universal o la erradicación de la polio

¿Y qué dice a quienes sostienen que la renta básica es económicamente inviable?
La renta básica es una idea que lleva décadas circulando y se han propuesto varios modelos de financiación. Algunos de ellos han partido incluso de economistas liberales como Milton Friedman, que fue uno de sus precursores y a quien no se le puede acusar de querer descuadrar los balances del Estado para siempre.

¿Cuál cree que podría ser un escenario razonable y real para la renta básica?
En el libro colectivo Dentro de quince años, le dedico al tema un capítulo dentro de las “transformaciones sociales derivadas del cambio tecnológico”. Ahí aventuro una hipotética Iniciativa Legislativa Popular en el 2021, impulsada por un grupo de economistas independientes que reciben el apoyo masivo de la población después de un largo debate en las redes, que culmina con la aprobación en el Parlamento. Aunque quizás haya que esperar 25 años, el tiempo suficiente para que la generación que llegue al poder haya tenido una experiencia vital marcada por la falta de ingresos y de autonomía personal.

O sea, que los jóvenes lo van a tener crudo durante bastante tiempo…
No hay suficientes trabajos, y entre los que hay, muchos no dan para vivir o no garantizan la mínima seguridad o el sueldo suficiente para una vida digna. El trabajo es hoy por hoy la identidad, el proyecto vital, la medida del valor. En nuestro imaginario, el empleo y el ingreso van unidos. Y en este esquema, las rentas del capital y los subsidios son anomalías toleradas, en unos límites cada vez más difusos… Ahí es donde encaja la renta básica, en una economía que no genera suficientes empleos para ocupar a una parte razonable de la población a tiempo completo. Vamos a tener que abrir un espacio entre trabajo e ingresos que nos va a hacer repensar también nuestras prioridades como sociedad. Con unos ingresos mínimos garantizados, suficientes para cubrir las necesidades básicas, la gente tendría un abanico mayor de oportunidades vitales y podría combinar las actividades remuneradas con las no remuneradas.

En Dentro de 15 años habla también de la naturaleza cambiante del dinero…
El dinero no es lo que era. La crisis financiera ha motivado una reflexión profunda sobre la naturaleza y la financiación del capital. La rentas del capital consumen una proporción cada vez mayor del PIB en detrimento de las rentas del trabajo, y este fenómeno exagera aún más la diferencia entre los que tienen más y los que tienen cada vez menos. En paralelo, los ciudadanos han organizado alternativas como el “crowdfunding” o financiación colectiva, que permite reunir el capital suficiente para empezar proyectos… Se está produciendo un giro mental al descubrir que, al fin y al cabo, nada material respalda al dinero en circulación. El valor depende al final de la confianza depositada en el emisor. Así están surgiendo monedas sociales y en el futuro se crearán más monedas basadas el algoritmos como Bitcoin, y otras que se crearán expresamente cuando alguien realiza un trabajo o un servicio para otro. En el futuro habrá muchas monedas diferentes que garantizarán la salud y la resiliencia del sistema financiero. Y habrá plataformas que faciliten la conversión ente ellas.

En los últimos meses hemos visto las fricciones entre la vieja economía y la economía colaborativa que se abre paso, simbolizada por Airbnb o Uber. ¿Nos espera acaso una gran disrupción?
Lo que estamos viendo con esta nueva economía son ensayos en todos los sectores. Algunos se resistieron a la web, otros lucharon contras las redes sociales y perdieron. El móvil inteligente ha puesto internet en la calle, en el bolsillo de cada uno y en el corazón de la mayoría de los negocios. Ahora que la red llega a los objetos (el internet de las cosas), no quedará donde esconderse del cambio. Para muchas cosas somos ya una sociedad en red, y empezamos a ver los beneficios de serlo.

El ciudadano colaborativo es aquel que sin pedir perdón ni permiso activa lo que tiene, lo que sabe o lo que sabe hacer

¿La idea del “ciudadano colaborativo” no pertenece también al terreno de las utopías?
El ciudadano colaborativo ya está aquí. Aquí, en el OuiShare Fest, estamos rodeados de ellos. El ciudadano colaborativo es aquel que sin pedir perdón ni permiso activa lo que tiene, lo que sabe o lo que sabe hacer. Y lo hace además en un círculo de confianza: a veces gratis, a veces en un banco de tiempo o por monedas virtuales, y a veces por dinero convencional. Esta generación que ahora ronda los veinte o los treinta es la que reclama su derecho a producir y a hacer las cosas de otra manera... Si pensamos que Wikipedia fue construida así, con el 1% del tiempo que dedican los americanos a ver la tele, es fácil darse cuenta de todo el potencial humano que podemos movilizar.

¿Y cómo encaja con todo esto la fórmula del "Pentagrowth” que presentó precisamente en el OuiShare Fest?
Se trata de un estudio de las curvas de crecimiento de 50 compañías que han crecido más del 50% al año entre el 2008 y el 2012. Entre ellas están Facebook o Twitter, y también la nueva generación de la economía colaborativa: Airbnb, BlaBlaCar, Taskrabbit o Lending Club (sin olvidarnos de Wikipedia o EBay). Los modos de producción basados en recursos compartidos funcionan con la idea de “hacer más con menos”: producen abundancia al tiempo que gestionan la escasez.

¿Y cuál es el secreto del crecimiento acelerado en época de vacas flacas?
Hay cinco palancas de crecimiento acelerado. La primera es la capacidad de conectar (Connect), en función de la generación tenológica que adoptemos. La segunda es es el modo de construir el inventario (Collect), con especial hincapié en el inventario distribuido, que aprovecha las cosas que ya existen. La tercera pata de la mesa es el empoderamiento de los usuarios (Empowerment), que dejan atrás el rol pasivo de los consumidores para convertirse al mismo tiempo en productores o asumir otros roles. La cuarta, y la más importante para generar volumen de ingresos, es la capacitación a otras empresas para que hagan negocios contigo (Enable). El quinto ingrediente es la capacidad para compatir (Share) y abrir el conocimiento. La combinación de estos cinco factores es la que determinará el alcance, la interacción y la resiliencia de una compañía. Cada empresa tendría que ser capaz de encontrar su propio “mix”, pero por desgracia nos seguimos moviendo en el viejo mundo de todo o nada.

¿Qué lecciones pueden extraer del “Pentagrowth” los dinosaurios de la vieja economía que están sintiendo en sus carnes el decrecimiento?
Las empresas tradicionales tienen, si quieren, un rol importante en este nuevo escenario. Disponen de muchos activos infrautilizados o de conocimiento innecesariamente protegido. También cuentan con las capacidades de muchos clientes que no están integrando o a los que no se invita a interactuar entre ellos. Hay compañías que podrían aprovechar también la posición privilegiada en sus ecosistemas de negocio para propiciar el crecimiento de otros y garantizar así de paso su propia supervivencia. Y vuelvo ahí a la importancia de la cuarta palanca (Enable). En la economía digital, o tienes socios de negocio o no llegarás muy lejos.