Escribe tu biografía y sigue el hilo rojo de tu vida

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Escribir tu biografía te ayuda a saber de dónde vienes y a determinar dónde quieres ir. 

La biografía de una personalidad te ayuda a comprenderla. Compruebas como, en su vida, unas cosas llevan a otras, y como existen "hilos", motivaciones, relaciones, temas, que parecen guiar los acontecimientos. Gracias a ello puedes llegar a comprender muy bien al personaje. ¿Te comprendes a ti mismo igual de bien? ¿Conoces cuáles son los patrones que guían tu comportamientos? ¿Cuáles son tus determinaciones íntimas?

Si estas preguntas te parecen interesantes, puedes empezar a escribir tu biografía. No tiene nada que ver con que te consideres una persona importante, con que esté bien escrita o con que vaya a ser publicada. Es para tu uso personal. Verás cómo te ayuda a sentirte mejor contigo mismo. 

¿Cómo escribo mi biografía?

Las instrucciones básicas para escribir tu propia biografía son las siguientes:

• Dale estructura a tu vida.

Dibuje la rueda de tu vida desde el nacimiento hasta el día de hoy. Intenta dividir espontáneamente los años pasados en grupos de siete, pero tampoco lo conviertas en un regla estricta. Una fase que consideres menos importante puede ocupar sólo un año mientras que otra puede ocupar nueve o doce. Dale a cada secuencia un título o una frase introductoria.

• Crea para cada capítulo una colección de materiales.

¿Se te ocurren palabras que describan los temas de las fases? Para facilitarte el recuerdo, imagina que realizas un viaje. Pon una música relajante, siéntate como estés más cómodo, cierra los ojos y procura estar completamente presente sin dejarte distraer. Recuerda lo que hiciste como si estuvieras viendo una película. A continuación escríbelo. Haz pausas cuando te sientas agotado o que las ideas empiezan a enmarañarse. 

• Alimenta tu vista atrás con investigaciones.

Saca álbumes de fotos que se correspondan con el período que estás trabajando. Vuelve a visitar lugares que tuvieron importancia para ti en un determinado momento. Abre puertas, reales o con la imaginación. Hazte preguntas a ti, a tus padres, hermanos, tíos…la información que te den puede completar imágenes y recuerdos y dejarlos en segundo plano o convertirlos en protagonistas.

• Formula para cada capítulo un pequeño texto.

Da igual que lo hagas en un cuaderno de notas, en un diario o en una libreta. La cantidad de páginas que escribas puede variar. Hay quien se alegra de poder escribir unas cuantas frases y otros se tienen que frenar. No se trata de plasmar en el papel frases aptas para pasar por la imprenta. Lo fundamental es dejar salir lo que se ha vivido sin juicios como: “¿Cómo suena esto?” o “ ¿qué significado profundo puede tener esto?” o, menos aún, afirmaciones como “de niño ya era tímido, no es de extrañar que ahora tenga problemas con mi autoestima”. No es lugar para las autocriticas o los reprochos. Sin embargo, puedes escribir cosas como: “me sentía pequeña cuando empecé el colegio” o “mi corazón se pusp a mil por hora cuando…” Explica con todo detalle las cosas que te emocionan.

Recuerda que ss importante que te quedes en el contexto del capítulo –la etapa concreta de tu vida a la que corresponde un tema– y no intentes analizarlo todo.

• Lee lo que has escrito con un poco de perspectiva.

¿Eres capaz de reconocer relaciones o imbricaciones? ¿Hay temas recurrentes? Muchas veces ver estas cosas supone una liberación, soltar un lastre para así poder continuar fresco.

También son muy útiles los rituales de despedida, si quieres puedes quemar lo que has escrito. Si crees que aún no estás preparado para analizarlo, puedes guardarlo en un cajón y volver a ello cuando te surja la necesidad. También es posible que quieras seguir escribiendo, eso también está bien. Hagas lo que hagas estará bien.

¿Te animas?