El señor de las higueras
Montserrat Pons, "Monty" para los amigos, ha cultivado el mayor "figueretum" del mundo.
En el campo de experimentación Son Mut Nou (Mallorca) hay 1.834 higueras plantadas, con casi 400 variedades diferentes, 251 de ellas autóctonas.
Del altiplano boliviano llegó a Mallorca una mujer con un envío muy especial. Se trataba de una higuera del pueblo conocido como La Higuera, donde murió fusilado Che Guevara. Solo le faltaba por superar el último control de aduanas en el aeropuerto de Palma, cuando la Guardia Civil le obligó a abrir la maleta y descubrió el ramaje sospechoso. "Antes que incautarme la higuera, tendrán ustedes que fusilarme", advirtió la mujer a la autoridad. "Es un encargo personal que me hizo Montserrat Pons". "¿El farmacéutico de Llucmajor?", preguntó el Guardia Civil. "¡Hombre, haberlo dicho antes!".
La higuera necesita pocos cuidados después de enraizar. Y aguanta con muy poca agua: cuanto menos bebe, más dulce el fruto
De modo que la higuera del Che llegó finalmente a su destino en Son Mut Nou: posiblemente el mayor "figueretum" del mundo, un paraíso de 15 hectáreas, con 1.834 higueras plantadas de 367 variedades, 251 de ellas autóctonas. Y todas ellas cuidadas, mimadas e idolatradas por Montserrat Pons i Boscana, "Monty" para los amigos, conocido en las Baleares como el "l'apotecari de les figueres".
A sus 60 años, invirtiendo todo el tiempo libre y los ahorros que le ha dejado la botica, Montserrat Pons ha dado vida al auténtico paraíso de las higueras, ese árbol de porte bajo que se originó en Asia Menor pero que encontró su hábitat más propicio en el Mediterráneo. "La higuera es un árbol sufrido como las mujeres", explica Monserrat. "Necesita pocos cuidados después de enraizar, ella sola se vale. Y aguanta con muy poca agua: cuanto menos bebe, más dulce el fruto".
Junto a los algarrobos y los almendros, las higueras forman parte de la trilogía sagrada del "agro" balear, según el amigo Montserrat, que habla de ellas como de sus "hijas". Las higueras simbolizan ante todo esa "oscilación entre la fertilidad y la pobreza de los suelos" que se palpa en la llanura mallorquina, con el beso siempre cercano del Mediterráneo y los picos de la Tramuntana a las espaldas. Monsterrat Pons ama este paisaje, el mismo que cautivó a Joan Miró, y tal vez así se explica su devoción por la higuera, que viene de largo... "Siempre me interesó muchísimo la botánica, por eso en parte me dediqué a la farmacia. Pero fue en 1995 cuando decicí consagrarme a las higueras y recuperar 64 variedades autóctonas aquí en Son Mut Nou, y así desde entonces".
Ha conseguido la variedad conocida como la "Virgen María", considerada por los coptos como sagrada
El "apotecario de las higueras" ha viajado hasta Egipto, Grecia y Turquía, ha seguido los pasos de Jesús por Galilea, ha conseguido la variedad conocida como la "Virgen María", considerada por los coptos como sagrada por haber dado techo y alimento a la sagrada familia cuando fueron expulsados de Judea... "La higuera es un árbol especialmente generoso, por lo poco que tarda en dar sus frutos y por lo vinculado que ha estado a nuestra cultura", recuerda Monserrat. "Ha sido siempre el alimento de subsistencia en las culturas mediterráneas, y aquí en las Baleares ya se sabe: hemos sido invadidos por todos, de los fenicios a los árabes, pasando por los romanos, y algo nos han dejado a cambio..."
"El higo es el alimento del pobre y el postre del rico", decimos en las islas. Y es curioso lo vinculada que la higuera ha estado siempre a la crianza del cerdo; hasta el punto de levantarles un muro de piedra alrededor de la higuera para que se queden dentro y engorden, como hacen en Menorca. En el fondo, esa es una de las claves de la gran variedad de higueras que tenemos... y uno de los secretos de nuestra apreciadísima sobrasada".
Las hileras de higueras se estiran casi hasta el horizonte en Son Mut Nou. El "centro de experimentación" se puede visitar hasta dos veces semana (martes y jueves) y atrae cada verano a cientos de "agroturistas", que cargan sus cestas de higos frescos recién recogidos o con los productos que comercializa el propio Montserrat, como el pan de higos, los higos secos, el vinagre y el vino.
Más de 500.000 kilos de higos dan los árboles de Montserrat, y es ahora cuando empieza a darle salida a la producción, gracias a la labor impagable del grupo local de Slow Food y a la labor de gente como Laura Buadas, al frente de Loveat, la tienda "on line" donde se distribuyen los productos de Montserrat junto con otros sabores autóctonos como el pebre bord (pimentón) de tap de cortí, el Peix Sec de Formentera o la flor de sal mediterránea.
El "centro de experimentación" se puede visitar hasta dos veces semana (martes y jueves) y atrae cada verano a cientos de "agroturistas"
La coll de dama blanca, la bordissot negra, la calderona, la hivernenca, la martinenca, la brocalet... A Montserrat se le hace la boca agua incluso en invierno, paladeando con la memoria todas las variedades imaginables, las primerizas, las de agosto o las tardías, incluidas por supuesto las valencianas, sugerentes como pocas por sus nombres: carne de doncella, pecho de reina... "Admiro la elegancia de las higueras con su porte estival, que se traduce en la densidad esplendorosa de su follaje y en la dulzura de su fruto y en su sensualidad", escribe Montserrat en un apasionante compendio ilustrado de 450 páginas, titulado "Las higueras en las islas Baleares". "Las admiro también en la desnudez invernal de su grisáceo ramaje, alargado y nudoso".
Montserrat Pons enumera la larga lista de poetas que escribieron bajo la sombra de una higuera (Miguel Hernández, García Lorca, Antonio Machado, Rosalía de Castro) y solo espera que muchos otros poetas en ciernes vengan en el futuro a Son Mut Nou, a dejarse inspirar por este paisaje labrado a golpe de corazón y de sudor... "Todo lo que ves es fruto de mucho esfuerzo y mucha pasión. Me ha ayudado mucho Juana, que es como mi brazo derecho, y Rafa, el payés que cuida de esto cuando no estoy yo. Me han apoyardo también Laura y decenas de voluntarios, pero todo ha salido adelante sin apoyo institucional. Yo creo que va siendo hora de que alguien reconozca esta labor y garantice que Son Mut Nou va seguir siendo eso, un "campo de experimentación" para las generaciones venideras".