El “efecto París”, cinco año después

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Los líderes mundiales pasan revista al acuerdo del cambio climático bajo los claroscuros causados por la pandemia

Para unos fue el gran hito ante el cambio climático, para otros fue tan solo un alto en el camino. Unos hablan ahora del “efecto París”, o cómo la transición hacia la economía baja en carbono se está produciendo más rápido de lo previsto gracias al apoyo del histórico acuerdo suscrito por 195 países hace cinco años. Otros recalcan cómo las emisiones han seguido disparándose y cómo volverán a hacerlo tras la pausa “involuntaria” causada por el Coronavirus.

Los líderes mundiales han vuelto a verse las caras, aunque solo sea virtualmente, para celebrar el quinto aniversario del Acuerdo de París. El presidente Emmanuel Macron le pasará el testigo al “premier” Boris Johnson, obligado a enterrar por un día las rencillas del Brexit y a anunciar el “sprint hacia Glasgow”, donde se celebrará el próximo año la COP26 (aplazada por la crisis del Covid).

El secretario general de la ONU, António Guterres, oficiará de maestro de ceremonias y se lanzará una de sus apremiantes proclamas, como la efectuada en los últimos días desde Nueva York: “La humanidad está en guerra con la naturaleza, y este es un camino suicida. La naturaleza golpea siempre de vuelta, y lo hace cada vez con más fueza y más furia”.

Y ahora las buenas noticias… Se espera que al menos 70 países aprovechen el cónclave de París para elevar sus compromisos en las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC). Al menos 120 naciones han fijado ya la meta de “emisiones cero” para el 2050. La Unión Europea acaba de anunciar la reducción de emisiones del 55% para el 2030 y el Reino Unido ha ido aún más allá con la promesa llegar al 68%. Se espera que el presidente electo Joe Biden anuncie en enero la esperada vuelta al Acuerdo de París y se sume al compromiso de neutralizar las emisiones de Estados Unidos a mediados de siglo. China se ha propuesto lograrlo “antes del 2060”.

“El mundo ha reconocido que este es el gran reto de nuestro tiempo y ha identificado la manera de seguir adelante”, afirma el economista británico, Nicholas Stern, autor del famoso informe sobre el impacto económico del cambio climático y al frente ahora de la consultora Systemiq. “La meta de emisiones cero fue fundamental, primero para las empresas y después para los países. Ha sido la manera de unir la innovación y las inversiones: el resultado es un abaratamiento de los costes de las energías limpias que ha superado las expectativas”.

El informe de Systemiq, a tiempo para la minicumbre de la ambición climática de París, estima que “las soluciones bajas en carbono” serán competitivas a lo largo de la próxima década en sectores que constituyen hoy por hoy el 70% de las emisiones. Pese al relativo parón de este año en la industria automovilística por la crisis del Covid, el informe estima que el 2024 puede ser el momento en que la compra de un coche eléctrico compense por el coste y por el alcance a la compra de un vehículo de gasolina o diésel.

El optimismo económico de Stern contrasta sin embargo con el estudio del Gobal Carbon Project, que vaticina que las emisiones volverán a subir inevitablemente en el 2021 tras la caída del 7% experimentada este año por las restricciones y los confinamientos del Covid. El informe advierte que el recorte de 2.400 millones de toneladas de emisiones en el 2020 se debe a “un cambio temporal de las conductas y no a reformas estructurales”.

“Tras la crisis financiera del 2008 y el 2009, las emisiones volvieron a subir por los planes recuperación económica de los Gobiernos”, advierte a The Guardian Corinne Le Quéré, profesora de cambio climático en la Univesidad de East Anglia y coautora del análisis. “Los Gobiernos tienen ahora la ocasión de revertir la tendencia con programas de recuperación verde. Pero los compromisos no son suficientes y falta acción”.

El liderazgo durante estos cinco años ha partido precisamente de las ciudades como París, Buenos Aires, México D, Nueva York o Barcelona. “Las ciudades no podíamos esperar una década y por eso creamos el programa Deadline 2020”, recuerdoa Anne Hidalgo la alcaldesa de París que ha estado al frente del grupo de liderazgo climático C40. “Nosotros hemos puesto en marcha nuestros propios planes para contribuir a que la temperatura global no aumente por encima de 1,5 grados”.

El grupo C40 (al que también pertenece Madrid) ha calculado que el conjunto de medidas tomadas en los últimos cinco años por las cuarenta áreas metropolitnas –de los cierres de las calles al tráfico a las plantaciones masivas de árboles- servirá para prevenir la emisión de 1.900 millones de toneladas de gases invernadero en la próxima década (el equivalente a cinco veces la emisiones anuales de un país como el Reino Unido).

En la minicumbre de París se hablará este fin de semana de cómo crear sinergias entre las ciudades, los gobiernos regionales y los Gobierno centrales, con la crisis climática como catalizador del cambio en los planes de recuperación económica tras el Covid.

A su manera, con un mensaje por vídeo, la activista Greta Thunberg ha recordado a los líderes cómo “los cinco años que han pasado desde el acuerdo de París han sido los cinco años calurosos en el planeta desde que empezaron las mediciones” y cómo el mundo ha emitido desde entonces “más de 200.000 toneladas de CO2 a la atmósfera”.

“Se están poniendo metas distantes e hipotéticas y se están dando discursos grandilocuentes”, advierte Thunberg. “Pero en lo que se refiere a la acción inmediata que necesitamos, seguimos en un estado de negación absoluta y estamos perdiendo el tiempo (…) Tenemos que dejar de poner el foco en objetivos para el 2030 o el 2050 y poner en marcha presupuestos anuales y vinculantes de carbono desde hoy mismo”.